Pink Floyd - Dark Side Of The Moon

U2 - Beautiful Day (U2 At The BBC)

OLVIDAR

 

Olvidar, no


ni de coña.


Olvidar es luchar contra la memoria de lo que pudo ser

y además, no fue...

Olvidar es olvidar que te conocí y que te borré del mapa de mi memoria.

Olvidar lo que fue y que al final, no pudo ser...

Olvidar lo que no es y lo que me imaginé que pudo ser 

y ahí está 

y ahí todo se debe quedar entre el fue y el no es.


Y olvidar ¿qué?

que fui olvidado en una cuneta cualquiera


o que por venganza

me olvidé de que te había olvidado

(ojalá hubiera sido así),

olvidar, es quedarse vacío del todo y de la nada

olvidar es renunciar a lo aprendido

y es renegar de lo vivido

y menos mal,

que aún nos queda el poder de olvidar

y porque sino

me hubiera suicidado

o puede que no.

YO ME LLAMO BRUNO



Yo me llamo Bruno,

pero lo mismo me podía llamar Pepe

y porque además no me llamo Bruno 

y me llamo Javier,

mejor dicho me llamo

Francisco Javier 

y tal como suena y tal como se escribe.


Pero me gusta que me llamen Bruno,

suena más entero,

más fácil,

más sencillo,

menos bucólico pero más rudo de rural cortador de leña

y os juro que no hay nada más,

no hay otro argumento de peso o sin peso.


Yo me llamo Bruno y nada más.


Perdón, por ponerme de esa manera

que parece más de lo que es,

pero me gusta sacar pecho y aunque esté acojonado

y es más,

cuanto más acojonado estoy... más pecho saco,

soy como decirlo, así de gilipollas

y tenía que decir algo más...

me gusta la fruta verde, dura y sin gusano,

los gusanos nunca me gustaron

y los imbéciles, menos

además os tengo que contar

que el calzado me tiene que resultar un guante suave y cariñoso,

soy delicado de pies,

(otros son de otras cosas)

y mi talón de aquiles,

son mis pies 

y esos atardeceres donde dominan las luces 

y donde se asoman las sombras de la noche.


SIN TÍTULO



Sin título

éste poema se va a quedar sin título,

no merece la pena ni ponerle nombre,

pues el que lo escribo se siente clandestino

y anda escondido por las esquinas

y camuflado de ciervo con muchos cuernos,

le florecen los cuernos

y le fallan las personas...


Y es verdad, 

que el que no llora no mama,

yo ya lo dije en su día

si quieres algo tendrás que sudarlo.


Pero yo no ando para ponerme medallas,

ni para que me las pongan,

porque en el fondo de las medallas, paso

y de la puta ostentación, también paso

y no paso de todo,

porque mi conciencia es una piraña.


Tengo ese sexto sentido

que me hace estar alerta y ojo avizor,

por si acaso me vienen mal dadas,

por si me aparece otra serpiente de cascabel,

quién sabe si ésta vez,

podré poner los pies en polvorosa

o si volveré a caer en el mismo agujero negro.

OCTUBRE

 









Octubre...


Salgo a buscar aires que me renueven por dentro

aires sin antenas espías,

ni ronroneos de motores,

ni estrellas encarceladas,

ni cadenas encadenadas,

ni tú ni yo

ni nadie

solo el aire que me rodea

y la ausencia que trepa por mi cadera.

The Rolling Stones & Eddie Vedder - Wild Horses - Live OFFICIAL

UN UNIVERSO EN EL OMBLIGO (Pedro M. Martínez)

 

Un universo en el ombligo



Somos tantos los humanos que es difícil ser/hacer algo diferente a lo que otros hacen/han hecho. Ser original, novedoso, inventar, sorprender, incluso el esfuerzo de recordar todo lo que se ha olvidado está al alcance de pocos. Aún así ahí vamos, dentro de una ciudad que está en un país, en un continente, en un planeta, en una constelación que a su vez está dentro/cerca/lejísimos de otras constelaciones, el universo, amigo, y tu/mi ombligo es en sí mismo un universo, ya ves. 

TRISTES, TRISTES (Miguel Hernández)

 


Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.

Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.

Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.

(Miguel Hernández)

7 POEMAS DE VIKINGA (Isabel Tejada Balsas)

 

SIETE POEMAS DE VIKINGA DE ISABEL TEJADA BALSAS

 

 

 

 

Se hacen preguntas

que no sirven para nada,

que no le llevan a ninguna parte,

como quien escribe poemas en un papel

y luego les prende fuego.

 

 

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Confundiome el amor

con uno de sus soles.

Llevábalo yo al muslo,

a modo de cilicio,

con el orgullo de los tontos.

 

 

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Escucharle

es cubrirse la cabeza con una toalla.

Inclinarla sobre su boca

como si fuera un barreño con vapores de eucalipto.

Inspirar repetida y profundamente.

Descongestionarse.

 

 

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Había en sus palabras

toda clase de aves migratorias.

Mi corazón bajaba crecido

a causa del deshielo.

 

 

—————————————————

 

 

Arrastrada soy por el desagüe de sus ojos,

diseñados específicamente

para drenar el agua de las tormentas

hacia la corriente.

Hacia la corriente de qué

carece en absoluto de importancia.

 

 

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Ojalá estuvieras aquí.

No haríamos nada

más que hacernos compañía.

Tenías razón.

Hacerse compañía es un acto heroico.

Ojalá estuvieras aquí.

 

 

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La historia se ha contado.

Los poemas, dispuestos

como flechas incendiarias

sobre la vela y la cubierta.

Es hora

de que este libro se adentre

en la niebla

como un barco funerario.

 

 

 

Isabel Tejada Balsas

Vikinga

EL OTRO DÍA TE VI POR LA CALLE




El otro día te vi por la calle. 

Llevabas el pelo suelto

y esas gafas de sol que alguien te debió vender

como las mejores gafas del mundo,

cosa que no discuto,

pero el gusto...amiga mía...

también tiene su importancia y su aquél.


Y ahí lo dejo.


Ibas vestida como casi siempre,

un pañuelo de seda en tu afilado cuello,

un fino jersey de no sé qué,

pero que te sentaba muy bien,

pantalón vaquero

y cara de nunca haber roto un plato.


Caminar seguro,

mirabas a lo lejos

como si buscaras lo que nunca has encontrado,

botines marrones bien cuidados,

y de nuevo me fijé en tu pelo suelto.


Pasaste delante de mi,

pero a mucha distancia,

ibas pensando en algo

y los dos sabemos que cuando piensas en algo,

el mundo de tu alrededor se cubre de niebla densa

y por eso no me viste

y porque tampoco te llamé

porque sigo pensando (yo también pienso)

que es mejor dejar pasar el aire denso y viciado

que ahora nos envuelve,

y así poder seguir respirando a una prudente distancia el uno del otro...


Total, que pasaste

a unos cien metros

te metiste en tu coche...

y yo suspiré con alivio, 

pues pude verte a lo lejos,

pude seguirte la pista (más o menos)

y hasta pude decirte adiós sin decirte nada.


En fin, te vi pasar

y no me dio un vuelco el corazón,

ni hubo un dolor de alma angustiado,

ni siquiera apareció la ira

ni la rabia, ni el temible resentimiento.


Entonces me di cuenta,

que ya estabas enterrada

y enterrada con el hacha de guerra.

EN FIN, NO SERÁ UN PAÍS PARA VIEJOS

 

La suerte está echada.


En los próximos años no habrá más suerte,

sólo habrá maldiciones y desolación.


De la calle desaparecerán los viejos

y todos serán jóvenes pensando que llegarán a viejos,

pero no llegarán...

la maldición está echada

y no habrá vuelta atrás.


Aquí no valen milagros

ni trucos de magia,

ni juegos tridimensionales llenos de luces...

será un país lleno de jóvenes

que odiarán la belleza de la vejez,

todo un ejército de estirados jóvenes,

todo un batallón dándole al vino y al botellón.


En fin, no será un país para viejos.


CON VISTAS AL INTERIOR (Ernesto Pérez Vallejo)







CON VISTAS AL INTERIOR




No soy el mejor hombre que has conocido,
ni la mitad de bueno de los que te quedarían por explorar,
ni siquiera tengo estudios y mi voz
se quiebra ante cualquiera que me mire a los ojos.
Mi tristeza se acentúa los domingos
pero en realidad es mi estado más corriente.
A veces sufro ansiedad,
también ira,
tengo veinte segundos complicados en los que puedo
desde matar a un hombre a dormir sin ella.
No diría que estoy loco pero soy un cuerdo anormal.

En serio, soy un desastre,
ni siquiera soy fiel,
si escucho tacones bailo canciones perversas,
si veo un escote busco el mar en otros puertos,
mejor no hablar si al poniente
le da por levantar una falda en mi presencia.
La última vez que pedí perdón
tenía diecinueve años
y el ya no podía escucharme.

Hace tiempo que no confío en nadie,
la esperanza me resulta un acto masoquista,
la fe un mal truco de magia,
el destino un folio en blanco
que escribo con faltas de ortografía
para que el tampoco sepa guiarme.

Quizás si te vas ahora,
alguien podrá darte el placer
que no concibo sin dolor.
Alguien, cualquiera,
podrá hacerte promesas preciosas de esas
que jamás se cumplen
y tu puedas sonreír dignamente,
atando tus sueños a un futuro que no existe.

Creo cuando miro tu boca,
que hay mujeres que deberían poner más cuidado
en esconder la sonrisa que las bragas.
Pero esto casi solo me ocurre contigo.

Supongo que tu boca es capaz de hacer esclavo a un hombre.
Y seguramente a estas alturas de mi vida
lo fácil sería no rebelarse.
Y dejarme llevar o caer,
porque cuando la abres así como quién bosteza sin más
yo veo un precipicio donde caer es levantarse
y huir de ella es conseguir que el vértigo
te persiga hasta que te tumbe.
Y tumbados ya sabes que el amor
a mí siempre me ha sabido a coño.

Pero es cierto,
que deberías marcharte,
a que el amor te sorprenda por la espalda
y dejar en la puerta un te quiero
por si un día al salir no se quien soy.

Porque si te quedas,
no sabrás que pienso cuando pienso tanto,
ni oirás un yo también después de un te amo,
porque jamás supe forzar una palabra
y ya es tarde para contradecir mi abecedario.
Y no sabré decir nunca que te quedes,
ni aunque sea mi deseo primordial
porque si yo pudiera irme de mi mismo,
también lo haría.

Ni siquiera si decides quedarte
podré escribir algún verso decente en tu nombre
porque sería demasiado feliz
para ser poeta..

Quizás no entiendas que hay gente,
que necesita echar de menos
para no echarse de más.
Que hay gente a la que sonreír en estos tiempos
le parece un insulto,
que respirar una osadía,
que vivir un arrebato,
que perder una rutina.

Quizás no entiendas que soy de ese tipo de gente.
Alguien incapaz de volar sin resaca,
un tipo que se juega a la carta más alta
su próximo desequilibrio.
Un algo que no es alguien
si no suena su nombre
desde la garganta más profunda
de un bar de carretera.

Deberías irte,
recoger tus caricias de mi espalda,
atravesar mi corazón hacía fuera,
que pueda verse en el agujero de mi pecho
los escombros que has dejado tras tu marcha.
Ignorar aquello que ves en mis ojos,
lo que te gritan mis párpados cuando te observo
porque en realidad solamente la ignorancia
puede hacer feliz a las personas.

Y bajar las escaleras con tus tacones negros,
los mismos que te quitaba con la boca,
cada noche que el deseo
nos ponía de rodillas.
Y perderte calle abajo,
como se pierden los autobuses y los coches
y las putas de la calle Magdalena
y las madres de los niños de colegio.
Como si pierden las nubes que no mojan
o el sol que no calienta.
Sin un adiós, sin hasta nunca,
solo silencio.

Deberías irte ahora mismo,
porque es el único modo que tenemos de saber
si de verdad te necesito.


Ernesto Pérez Vallejo

[Los lunes que te debo]

YO ME LLAMO ERNESTO (Ernesto Pérez Vallejo)







Me llamo Ernesto.
Nadie me llama Ernesto.
Nadie me llama.

Nadie no es una persona.
Nadie es nada.
Cero.
Folio en blanco. 
Teléfono sin agenda.
Amor sin wifi.

He amado a casi todas las mujeres
que se han cruzado conmigo. 
Ellas no lo saben.
En su ignorancia salvo el ridículo.

Soy de los que se caen 
y hacen como que están buscando una moneda.
Prefiero que me tachen de pobre
que de vértigo.

Prefiero que me tachen.

Que nadie me llame.
Nadie de ella.

Ojalá fueras nadie.

Tú, que te crees Alma,
que te llamo Alma,
que te gritan rubia en los pasos de peatones,
que te silban a Vivaldi en la boca del metro.

Ojala yo fuera la boca de un metro.
Que tu boca estuviera a un metro de mi boca. 
Que entraras y salieras cada mañana
sin reconocer que mi lengua
te lame los lunes más pesados de la nuca.

Ojalá fuera lunes.
Y no me llamara Ernesto.
Y no amara a todas las mujeres
que se cruzan por mi vida.

Que hubiera una moneda tras la caída.
Que saliera cara. 
Tu cara.
Que pensaran todos que he tenido suerte
y no vértigo.

Y quedarme en el suelo
hasta que nadie me levante
y me llame por mi nombre.
Una vez.

Pero nadie de todo.
Del total y de rubia.
Y de Vivaldi
Y de boca de metro.
Y de Alma.
Sobre todo de Alma.

Ernesto Pérez Vallejo

EN FIN...



En fin...

el verso, la vida,

el sistema, las penas.


Y yo mientras tanto

recogiendo cristales del ayer.


Es mi obligación como poeta,

desinfectar las palabras relacionadas contigo

ni tu nombre quedará en pie,

ni aquellas 3 o 4 tardes,

ni siquiera aquél hermoso faro,

ni las rocas, ni el mar,

ni las olas,

ni la ternura de aquél atardecer...


Con todo haré una pira

que será quemada

cuando llegue la noche...

por lo menos que me den calor tus recuerdos...



TERNURA (Efraín Huerta)






TERNURA



Lo que más breve sea:
la paloma, la flor,
la luna en las pupilas;
lo que tenga la nota más suave:
el ala con la rosa,
los ojos de la estrella;
lo tierno, lo sencillo,
lo que al mirarse tiembla,
lo que se toca y salva
como salvan los ángeles,
como salva el verano
a las almas impuras;
lo que nos da ventura e igualdad
y hace que nuestra vida
tenga el mismo sabor
del cielo y la montaña.
Eso que si se besa purifica.
Eso, amiga: tus manos.


Efraín Huerta

QUEJA (Alfonsina Storni)

 Alfonsina Storni (Queixa)





QUEJA



Señor, mi queja es ésta,
Tú me comprenderás;
De amor me estoy muriendo,
Pero no puedo amar.

Persigo lo perfecto
En mí y en los demás,
Persigo lo perfecto
Para poder amar.

Me consumo en mi fuego,
¡Señor, piedad, piedad!
De amor me estoy muriendo,
¡Pero no puedo amar!


Alfonsina Storni

CASAS ENFILADAS (Alfonsina Storni)

 

8.8.16

Alfonsina Storni (Casas enfiladas)





CASAS ENFILADAS



Casas enfiladas,
casas enfiladas,
casas enfiladas.
Cuadrados, cuadrados,
cuadrados.
Casas enfiladas.

La gente ya tiene el alma cuadrada
ideas en fila
y ángulo en la espalda.
Yo mismo he vertido ayer una lágrima
Díos mío... cuadrada.


Alfonsina Storni

LA CARENCIA (Alejandra Pizarnik)






LA CARENCIA



Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.

Esta lila se deshoja.
Desde sí misma cae
y oculta su antigua sombra.
He de morir de cosas así.


Alejandra Pizarnik

DICE QUE NO SABE (Alejandra Pizarnik)






DICE QUE NO SABE



dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe


Alejandra Pizarnik

LIBRE TE QUIERO (Agustín García Calvo)



LIBRE TE QUIERO




Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.

Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.

Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.

Alta te quiero,
como chopo que al cielo
se despereza.
Pero no mía.

Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.

Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.


Agustin García Calvo

PAÍS NÓMADA (Jessica Bruder)


 

 

Siempre ha habido poblaciones itinerantes, trabajadores ambulantes, vagabundos, espíritus inquietos, pero ahora, en el segundo milenio, está surgiendo un nuevo tipo de tribu nómada. Personas que jamás imaginaron que podrían llevar una vida itinerante se han lanzado a la carretera. Han renunciado a vivir en casas y apartamentos tradicionales para instalarse en lo que algunos llaman “viviendas sobre ruedas” –camionetas, autocaravanas de segunda mano, autobuses escolares, furgonetas adaptadas, remolques o simplemente viejas berlinas–, huyendo de las disyuntivas imposibles a las que debe hacer frente la antigua clase media. Tales como verse en la tesitura de tener que decidir entre:
¿Comer o un tratamiento odontológico? ¿Pagar la hipoteca o la factura de la luz? ¿Pagar los plazos del coche o comprar medicinas? ¿Pagar el alquiler o el crédito suscrito para sufragar los estudios? ¿Comprar ropa de abrigo o pagar la gasolina para desplazarse hasta el lugar de trabajo?
Mucha gente optó por lo que de entrada parecía una solución radical:
Ya que no podían subirse el sueldo, tal vez podrían suprimir el gasto más importante y renunciar a una vivienda de ladrillo para vivir sobre ruedas.

**

Conocí a Linda mientras recopilaba información para un artículo sobre una subcultura en expansión en Estados Unidos formada por ciudadanos nómadas de ambos sexos que viven de manera permanente sobre ruedas. Como Linda, muchos de esos espíritus errantes intentaban escapar de las garras de una paradoja económica: la colisión entre unos alquileres en alza y unos salarios estancados, el choque de una fuerza irrefrenable contra un objeto inmóvil. Se sentían acorralados, sin salida, al ver que apenas ganaban lo suficiente para cubrir el coste del alquiler o los plazos de una hipoteca después de trabajar jornadas agotadoras en empleos sin aliciente que consumían todo su tiempo, sin ninguna perspectiva de mejora a largo plazo ni la esperanza de poder llegar a jubilarse algún día.

**

Yo la escuchaba atentamente, procurando retener la mayor cantidad de información posible. Esperaba que su relato me ayudara a encontrar respuesta para algunos interrogantes que me aguijoneaban: ¿cómo se explica que una mujer de sesenta y cuatro años que ha trabajado duro acabe sin casa u otro lugar de residencia permanente y tenga que recurrir a empleos precarios con salarios bajos para sobrevivir?, ¿obligada a vivir en un bosque alpino a casi 1.500 metros de altitud, en compañía de nevadas intermitentes y tal vez algún puma, en una minúscula caravana, limpiando retretes a merced de los caprichos de una empresa que puede reducir su jornada laboral o incluso despedirla a discreción? ¿Cuáles eran las perspectivas de futuro para una persona como ella?

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Expulsadas de la clase media, esas personas intentaban encontrar la manera de sobrevivir. Una búsqueda a partir de expresiones como “vivir con un presupuesto limitado” o “vivir en un vehículo o en una furgoneta” les conducía hasta el sitio de Bob. Y en una cultura que culpa en gran parte a las víctimas de sus desventuras, él les ofrecía palabras de aliento en vez de oprobio. “Hubo un tiempo –decía a sus lectores– en que teníamos un contrato social que establecía que, si una persona cumplía las normas (estudiaba, conseguía un empleo y trabajaba duro), todo iría bien. Ya no es así. Uno puede hacerlo todo bien, cumplir exactamente con lo que espera la sociedad y, aun así, acabar arruinado, solo y sin casa”. Y sugería que instalarse en una caravana u otro tipo de vehículo era una forma de objeción de conciencia contra el sistema que les había fallado. Podían renacer para llevar una nueva vida libre y aventurera.

**

Las facturas sin pagar se acumulan en las mesas de la cocina de muchos hogares de todo el país. Las luces permanecen encendidas hasta entrada la noche. Se repiten y se repasan una y otra vez los cálculos, hasta el agotamiento y, a veces, las lágrimas. Los sueldos menos el coste de los alimentos. Menos los honorarios médicos. Menos la deuda acumulada en la tarjeta de crédito. Menos el consumo de agua, gas y electricidad. Menos los plazos del crédito suscrito para pagar los estudios y los plazos del coche. Menos el gasto más importante de todos: el alquiler.

ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...

  Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...