Es curioso que en estos tiempos en que vivimos, tenga aún tanto valor la imagen y se hace más cierto que nunca el refrán de que, "una imagen vale más que mil palabras". Parece mentira pero así sea. Los Presidentes de Gobierno siguen la estela de los actores y se dedican a ser fotografiados y así van vendiendo la imagen que ellos quieren tener. Hoy vi a Putin disfrazado de jugador de hockey hielo y vendiendo esa imagen de deportista duro. Ya otras veces vendió papeles parecidos y salió cazando y supongo que caza mayor o esquiando y demostrando esa fortaleza que según él, ahora necesita la madre Rusia.
También el Obama vendió su propio papel y durante un tiempo salió como padre de una linda familia de negros, que para eso se aloja en el Casa Blanca, para mantener en estos tiempos de falta de valores, la moralidad americana en alto. Y pensar que en éste pelele depositamos alguna esperanza de que el mundo avanzara algo y solo dobló su espinazo y se la acabó viendo el plumero, mucho palabrerío y totalmente vacío. Y su gran problema es que ahora no lo quieren ni los de su bando, ni por supuesto, los del otro. Él se lo ganado a pulso. ¡Menudo payaso!.
El Rajoy de aquí, menos mal que no lo ha intentado y supongo que éste será el único punto positivo que tiene, el que físicamente sabe reconocerse. Y un día se miró en su lindo espejito y al ver su cara de berberecho con pelos, decidió no salir a la palestra de las revistas, y digo yo, que se daría cuenta que con esa cara solo podía vender empanadas. No era como el Aznar, que le encantaba salir vestidito de pijo vallisoletano y con sus perritos cocker spaniels y siempre vestido como un pincel. A éste le interesaba vender que era un tío sano y echado palante o sea quería dar imagen de pequeño (por lo que es) pero matón (porque le gustaría serlo y para compensar lo anterior) y que estaba dispuesto a gobernar el mundo y por eso intentó ser amigo de Bush y éste le puso de florero en la foto de las Azores.

El Rajoy de aquí, menos mal que no lo ha intentado y supongo que éste será el único punto positivo que tiene, el que físicamente sabe reconocerse. Y un día se miró en su lindo espejito y al ver su cara de berberecho con pelos, decidió no salir a la palestra de las revistas, y digo yo, que se daría cuenta que con esa cara solo podía vender empanadas. No era como el Aznar, que le encantaba salir vestidito de pijo vallisoletano y con sus perritos cocker spaniels y siempre vestido como un pincel. A éste le interesaba vender que era un tío sano y echado palante o sea quería dar imagen de pequeño (por lo que es) pero matón (porque le gustaría serlo y para compensar lo anterior) y que estaba dispuesto a gobernar el mundo y por eso intentó ser amigo de Bush y éste le puso de florero en la foto de las Azores.