Yo soy tu deseo,
tú eres el mío
y aunque el deseo esté en nuestra forma de ser,
nos hace falta una chispa que nos encienda
o un poema que sirva de mecha
o un beso a ciegas en la noche más oscura,
total...
la luna tiene cintura
y tú tienes...
la misma candencia que la luna
y yo soy el que te ve
y desde la cara oculta de la luna
y por eso,
no puedo dejarte de querer.
Quiero un amor bonito,
quiero un amor que se deje querer
y sin celos ni tierra por medio,
quiero un amor que se guste de ver,
que sea sincero y que le guste querer,
quiero un amor de verdad y de calidad,
quiero un amor verdadero
y aunque no sea real... ¡LO QUIERO!.
Me encanta celebrar la vida,
la que he vivido,
la que vivo
y la que me falta por vivir
y de vez en cuando,
celebrar la muerte,
la muerte celta
esa que dice que hay vida en la muerte
y que nos reencarnaremos en un cuervo,
o en un gallo o en pez...
en algo humano, creo que no...
y tampoco lo quiero saber,
a mi me llega con saber que puedo ser
una hormiga atómica
o un rinoceronte buscándose la vida
o un escorpión que afila su mortífero sable
o mismo una puta mosca que celebra su cumpleaños
comiéndose una tarta rellena de mierda
y como hoy es mi cumpleaños,
pues que alguien ponga las velas en la tarta,
tengo que soplar las velas
y al mismo tiempo pedir un deseo
y quiero ser más alto y más apuesto
y más simpático pero no más empático,
odio al ser que lo comprende todo
y que además, se pone en el sitio del otro
y que por último, le come la polla a besos
y hoy... que es mi cumpleaños,
no me apetece comer carne en rollo,
hoy prefiero respirar libremente,
cantar en pelotas la canción del pirata
y darme un paseo por la ribera del Duero,
los raros somos así
y si además estamos de cumpleaños
entonces es el acabóse
y no hay nada más que hablar
pero tampoco hay nada más que decir.