Yo lo tengo dicho un montón de veces aquí y en otros lugares, domina la mafia y las malas historias. La mafia sanitaria que es como todas las mafias pero que no usa metralleta, pero que en cambio domina todos los aspectos que rodean al mundo sanitario. Los sindicatos médicos están domados y domesticados. El colegio médico es un nido de ellos (de víboras) y hasta hay casos en que el mismo médico está en las dos partes y hasta hay algún caso más, que se hace tripartito y extiende su tercer brazo en la gestión sanitaria (gerente, sindicalista y jefe de servicio).
De aquí... de confianza (reza un slogan publicitario de ésta isla) y como si el resto que no somos de aquí, no fuéramos gente de fiar. Bueno antes de nada, tengo que aclarar algo...yo no lo soy, no soy de fiar y me siento orgulloso de ello. Bueno, pues ese es el cuarto pilar que sustenta que puedas ser hasta un cargo vitalicio y sin importar al partido que pertenezcas. Pues eres de aquí, de confianza (aunque tengo que decirlo muy claro, no todos los de aquí son así y es más, hasta os puedo confirmar que esto pasa en todos los sitios). Claro que no todo se cumple siempre y a veces te aparece un forastero que es más trepa que nadie. Pero en definitiva sea de aquí o de otro sitio cualquiera, es una especie de oruga que antes fue larva y que nunca va a ser mariposa. En fin, va a ser un ser rastrero que se adapta al medio y para seguir medrando en un mundo sanitario lleno de envidias y de chivatos.
Al final, el buen médico se convierte en un don nadie ninguneado y el mal médico trepa y arribista se crece como un caballo desbocado en busca del poder desmesurado. Uno, seguirá ejerciendo de médico y el otro se dedicará a trepar entre las gestiones y títulos que le van regalando sus impresentables amigos y todo conseguido por un interminable intercambio de favores. Uno, seguirá de médico y se morirá siendo médico y el otro se convertirá en un cacique local con pretensiones de gestor y de político de poca o mucha monta. A algunos nos queda la conciencia (le llaman, tener la conciencia tranquila y limpia) y a otros les queda el enchufismo, el arribismo, el querer ser siempre más que nadie, el puto yate de mierda que ostenta y que le hace ser grande (según él y su mundo) y poco más podemos encontrar en el cerebro de ésta subespecie que para desgracia nuestra, no está en período de extinción. Siempre existieron...sólo pasa que funcionan por oleadas...y ahora mismo estamos en la cresta de la ola. Bueno, es una reflexión pero podía ser una verdad como un templo. ¿O no?