
todo de negro y de negro impoluto
y de camisa blanca de cuello y corbata,
zapatos negros de suela,
y calcetines de condolencia,
finos y tostados por el carmín de mis sueños rotos,
quizá vaya al cementerio
y visite la tumba de mis padres
y puede que salte tumbas vacías,
y me encarame a los mausoleos,
tal y como soñaba de pequeño
o que me duerma al lado de la tumba más bella,
la que aún tiene flores
y que aún conserve los perfumes del incienso,
la que en otoño se cubra de hongos de colores,
y la que en invierno se marchite como las flores,
ojalá que allí pase algo,
ojalá que las mariposas se posen
y tiñan mi cuerpo, de colores.