Si hoy, es Sábado sabadete y si me dijeran antes que iba hacer el día que hace, me hubiera levantado a las 5 de la mañana y simplemente para ver como se gestaba la madrugada. Si, primero hay que calentar el sol, primero hay que darle de comer carbón del cielo y después, después hay que prenderle la llama, la llama Olímpica y en el puto pebetero del cielo. Y es que un día como el de hoy, hay muy pocos y porque hoy los jilgueros cantan y porque las monjas se desnudan al sol, hoy se rompen los hábitos y lo que haga falta y sí, mi querida monja, hoy estoy subido al carro de la vida y el mar y el cielo y los sapos, se cubren de esa vital belleza interminable.
Hoy el sol irradia, pero yo también irradio y porque estoy envuelto en un halo mágico. Hoy fui a visitar el mar, el lindo mar Mediterráneo y la verdad es que estaba en plan tranqui y como esperando mi llegada. Pues si señor, lo saludé primero y después, lo acaricié suavemente y él también me mandó un saludo o un fuerte, largo y cariñoso abrazo. El mar cuando te abraza te rodea con su espuma y después te deposita tranquilamente en la orilla. Bueno, como se ve, no estoy en mis cabales y porque no quiero estarlo y porque así, me encuentro muy a gusto.
Y mientras iba en mi buga hacia el bonito mar, se me puso delante un coche de alta gama, un Porche Cayenne de entre 40.000 a 50.000 euros y el tío no pasó de 50 kilómetros por hora. Yo pensé, 50.000 euros gastados para no pasar de 50 y ese pensamiento fue debido a que yo soy demasiado impaciente cuando me monto en el coche y porque para pasear no está el coche y porque para eso tenemos dos patas y nos ponemos zapatos y eso que ahora, estoy más calmado que antes, antes apretaba el acelerador del coche y hasta el fondo y a mano derecha.
Hoy en día, voy más sosegado y porque pienso que la vida se debe tomar a pequeños tragos, pero aún así, si me encuentro una tortuga de coche, me pongo carioco y me desquicio. O sea, mi karma es sumamente emocional y absorbe las emociones diarias de tal manera, que al final mi karma se descontrola y acaba siendo un karma agresivo. Dicen que hay pastillas para esto o que hay infusiones o cápsulas de putas hierbas, pero hoy a mi me llegó, con ver y palpar el mar y así, pude comprobar que el mar tiene pulso, que respira con el diafragma y que es vegano, pues el cabrón solo come algas.