busco su semilla,
lo veo crecer abrazando fuertemente a la tierra
siento como extiende sus brazos, manos y dedos en la densidad del
aire,
y como nos cobija bajo su humilde sombra añeja,
yo me debo a los árboles,
son mis pequeños dioses de color verde
y tronco castaño,
son mis debilidades más ancestrales
y veo llorar a un tronco,
y os juro, que dejo de tragar saliva.