EN EL PAIS DE LOS ESCORPIONES MALOS (Anuncio)

Qué alegría me he llevado, resulta que ya sé que quiero ser de mayor, quiero ser como el tío del anuncio de los seguros Axa, quiero ser médico de Axa. Y acudir a la llamada de la selva, mejor dicho, a la llamada de una paciente a 6.000 km. de distancia. Y narra el tío la historia y se ve en las imágenes, que a una tía en un mercado exótica va y le pica un escorpión mientras sobetea la fruta, un escorpión de los malos, de los venenosos mortíferos. Y resulta que la tía del anuncio estaba embarazada de unos 6 meses o eso creo, pero por ahí anda la cosa. Y el médico en su corazón nota que la paciente le reclama y coge su avión supersónico y sin más, se presenta en el pais de los escorpiones malos.

                         Y dice su voz engolada, que primero, evaluó y después decidió, y lo hizo junto al médico local y esto si que no me lo creo, bueno no me creo nada, pero esto menos, que juntos los dos médicos tomaron esa decisión. Más bien la tomó el supermédico de Axa y el médico local que le dieran por el culo. Al final llegan al superhospital que Axa tiene concertado y dice el muy imbécil: el niño está bien y su madre también y se ve a él todo guaperas dejando a la paciente en las urgencias del hospital de marras. Y dice algo así, como lindo epitafio, mi verdadera vocación es salvar vidas. No te jode con el tío, no va a ser quitarlas. Pues eso mismo, yo quiero ser, como éste médico de Axa, que se recorre el mundo de una sóla tacada y ser tan guaperas como él y por cierto, ¿eso donde se estudia?, ¿donde se estudia para ser especialista de  médico de Axa?. Si alguien lo sabe que se ponga de inmediato en contacto conmigo. Muchas gracias por adelantado. Y por favor no copiarme la idea, pues seguro que hay plazas limitadas.

LA NOSTALGIA (Poema)

La nostalgia peor, es la de no sentir nada,
y yo siento, os juro que yo siento,
si yo por dentro soy todo sentimientos,
y ellos, son mi alimento y mi aliento,
son mi desayuno, comida, y cena,
e incluso en mi cama les reservo un hueco,
el mismo hueco que hice a mi primer diente,
y en el devenir de la noche,
conmigo se quedan dormidos.

Recuerdos,
recuerdos de aquellos tiempos,
de tiempos pasados por el agua,
 lluvias, tormentas y maremotos,
han pasado desde aquella,
pero lo vivido jamás se olvida,
no se olvidan tús risas nerviosas,
ni tú mirada de gata,
ni tú pelo de color miel,
ni tú piel de terciopelo,
todo esto sigue aquí,
y sigue tan vivo como al principio,
y tú me visitas en cada noche,
y me hablas y me cuentas,
y me dices que te pasa,
y yo mientras tanto,
te acaricio el cuello,
y después sigo por la espalda,
y te cuento mis cuitas,
y mis preocupaciones,
y de nuevo te hablo de mis sentimientos,
y te digo que te quiero,
y tú me correspondes dándome besos,
y me abrazas y me deseas,
y los dos nos envolvemos como una caracola,
y hacemos el amor entre abrazos,
te quieros y susurros placenteros,
y así la noche transcurre,
y nosotros no nos enteramos,
hasta que los primeros rayos,
 nos saludan a la misma cara,
y ahí, en ese instante,
es cuando yo me despierto de mi sueño,
de mi sueño placentero.

EL LOQUERO (La entrada)

Y sigo dándole vueltas a la libreta recién aparecida y es que es acojonante, pues ví mi primer escrito, que por cierto es infumable, pero tiene el mérito de ser el primero y además hecho dentro de la trena. De aquellas y hablo de hace 15 meses yo no sabía que me gustaba escribir, que s,i que me gustaba pero hacía más de 30 años que no lo hacía, salvo algún amago por el medio. Y cuando descorché la botella en el mes de Junio pasado, han salido escritos como churros. Alguien me dirá que lo llevaba dentro y es verdad lo llevaría, pero como tardara´un poco más, ya me veía escribiendo desde el otro lado del abismo, desde el infierno más profundo. Volviendo al loquero, el loquero era una pasada, allí metido en el medio de un pinar y en la parte alta de Barcelona, todo un lujo de loquero, pero loquero, al fin y al cabo.

                          La llegada era bestial, pues con mucha educación te pedían que sacaras todo de los bolsillos y una vez revisado, que te pusieras en pelota picada y que te dieras la vuelta, vamos que no te metían el dedo por el culo por milagro. yo a mi edad y con los cuatro pelos que tengo, y enseñando mi lirondo culo, ¡Qué pasada!. Después te revisaban la ropa exhaustivamente, tocando las costuras y dándole la vuelta a la ropa y que no llevara ni un cordón, no vaya a ser que tuvieras la tentación de colgarte. T e requisaban el neceser, por eso de la prevención de cortarte las venas o la yugular o la garganta y aguita, y primera sobredosis de medicamentos. Al cabo de una hora andabas dando tumbos como una pelota, de pared en pared y tiro porque me toca.  Del bombazo que te metían te quedabas sobado hasta de pie y así arrastrándote como un gusano, aterrizabas o te hacían aterrizar, en el comedor comunitario y allí te presentaban en sociedad. Del zumbe que llevabas no te enterabas de nada, ni de como se llamaban los compis, ni que cara tenían. ya habría tiempo de conocerse mejor.

                               En ese primer día observé a otro zombi, a uno que iba más traspuesto que yo y ni fuimos capaces de mirarnos a la cara y por supuesto no probamos nada del magnífico menú con que nos obsequiaban (sic), simplemente nos quedamos sopas encima de la mesa. Despues siguió la cura de sueño y durante dos días sólo sobabas y te levantabas sólo para hacer que comías. Y así durante dos o tres días, dependía de la megadosis de fármacos y al cabo de ellos venía un médico a hacerte una exploración física minuciosa. Lo peor que se llevaba era la exploración de la marcha y la del equilibrio, pues si te era difícil mantenerte de pie, pues sólo hay que figurarse los equilibrios que podías hacer, si parecías un pato mareado.

                             El médico susodicho, tenía un buen método para despertarte y era su puta halitosis, ese olor a pescado podrido que salía por su boca, te daba de pleno en la pituitaria y sólo deseabas que se acabara de una vez la exploración. Pensé varias veces en decírselo, que bebiera lejía o un vaso de aguafuerte, pero no estaba yo para dar recomendaciones o sea que cogí la vía más rápida, que era la de acabar lo antes posible.

                            Ese olor a pozo negro aún hoy soy capaz de recordarlo, ese olor ancestral, ese olor a cloaca de los infiernos, y era eso, era una tortura china, era peor que el mes que pasé en el loquero. Y el tío como si nada y acercaba su asquerosa boca a mi cara y aquella bocanada de mierda resesa, y...y... y mejor no sigo con éste tema, pues aún me produce arcadas.Ahora ya pasado el tiempo, pienso en que a lo mejor escogieron a ese médico a propósito, pues superada la prueba de su halitosis, ya sólo querías mejorar y salir de allí y no volver nunca jamás de los jamases y claro su estadística de altas era para enmarcar. Era imposible que alguien en su sano juicio y sin estarlo también, quisiera pasar de nuevo por la prueba halitósica. Asi y de momento concluyo, me mejoría inicial, fué gracias a éste método tan asqueroso.

EL BALNEARIO DE LAS ALMAS (Recuerdo)

"No hay nostalgia peor, que no sentir nada"


Son la dos de la tarde y voy a respirar un poco. Menuda idea la mía, la de levantar la casa de arriba a abajo y entrar a fondo en todo, sin dejar ni un resquicio. Y ete aquí que me acabo de encontrar una libreta, que para mi tiene mucho significado, pues es una libreta dedicada por mis excompañeros de presidio, bueno más o menos, porque en realidad eran mis excompañeros locos. Sí hace poco más de un año salí del psiquiátrico, pues tuve que pasar la ITV de la mente, estaba desquiciado y tenía varios tornillos flojos, aparte del carburador que estaba atascado y que las bujías las tenía fundidas.

                           El caso es que el último día dejé sobre la mesa del desayuno una libreta y pidiendo que me escribieran algo, un brindis o una dedicatoria o lo que quisieran poner mis queridos locos. Y hoy releí las dedicatorias y me meaba de la risa, pues si eran sinceras pero todas versaban sobre el mismo tema, que soy un tío cojonudo y un buen compañero y que al salir a la jungla tuviera mucho cuidado. Me advertían que tuviera cautela con los "normales", esos sujetos insensibles y egoistas que pululan por las calles. Algunos mencionaban que era un tío muy humano y que era una buena persona. ¡Hombre! en un dedicatoria de un tío que se va a la calle, no van a poner que soy un cabrón y que si recaigo, pues que me joda. Alguno había que en el fondo pensaba esto. Claro que allí haces pandi, sólo faltaría si en común teníamos que estábamos tocados y bien tocados, como para estar como mínimo un mes entre las rejas de un maniconio.

                               Después se decía lo de siempre, te deseo lo mejor y si necesitas algo, aquí me tienes. Y digo que se dice lo de siempre, porque mientras estás encerrado, tú vida se resume a esa pandi de locos y es verdad que en ese momento darías el alma por cualquiera de ellos o casi por cualquiera, pero una vez que sales, ya cambia la cosa. Ha pasado un año y no he sabido de ninguno, bueno de uno y para ello porque yo insistí en que nos viéramos, del resto ni flowers. Menos mal que no he necesitado a nadie, porque sino ya veis el resultado.

                               He vuelto varias veces por Barcelona, pero a consultas externas o sea la hora que me tocaba la consulta y alguno de ellos ví, pero me quedó más que claro que faltaba la conexión que habíamos tenido anterirmente. Las conversaciones eran más superficiales y giraban sobre las terapias y que fué de fulanito y de menganito, pero nada más nos unía. Estoy seguro que si entraba de nuevo en el loquero, la cosa cambiaría de rumbo y volveríamos a los viejos tiempos, a ser los locos de siempre. Normal teniendo en cuenta que eran las 24 horas viéndonos los caretos y todo el día hablando de lo mismo y con unas normas tipo internado y con tal cantidad de pastillamen que ibas rozando las esquinas. Pero ese respecto nunca se perdió, igual ayudabas al zombie recién metido en la jaula, como que nos apoyábamos todo lo que podíamos. Son recuerdos que me iluminan y que me enternecen y son distintos y diferentes a todo lo que conocemos, allí te desnudabas en cuerpo y alma y eso une y como une. Son recuerdos que siempre llevaré conmigo y que seguro darán para muchos escritos. De hecho hoy rompí el hielo con éste tema, era un tema secreto, pues todo requiere su tiempo para poder contarlo. Allí ibas a adecentar tú alma enferma y es como si fuera el balneario de las almas, todos con el alma de fuera y la primera fase era soltar toda tú mierda y eso ¿como no va a unir?.







LOS SONIDOS DE UN PUEBLO (Música de fondo)

Es curioso lo de los ruidos, pues uno está tan habituado a ellos, que cuando te faltan te sientes extraño. Uno necesita el ruido urbano, el ruido de motores de coches, de voces de personas, de campanas que tocan y te haces con ellos y observas que en cada sitio son diferentes. Aunque sigo prefiriendo el ruido de la naturaleza, del mar o del viento o el ladrido de un perro. Somos tan urbanitas que después de venir de ambientes tan ruidosos como hay en las ciudades, va  y aterrizamos en medio del campo y nos incordia y molesta y hasta nos desvela el canto de un gallo y esto no lo digo porque sí, es que me ha pasado, no a mí, y no por nada, es porque estoy más acostumbrado al ambiente del campo. Yo nací en barrio urbano con campo o mejor dicho con muchos descampados y allí se mezclaba todo, los cantos de gallos, con el de los pájaros, con los ruidos de motores y bocinas o sea ruido de ambiente fronterizo.

                             Los veranos ya era diferente y el ruido predominante era el mar, pues veraneábamos cerca de la playa y allí en la ventana de mi habitación o lo que era mi palco preferido, escuchaba con avidez los grandes conciertos que me brindaba el mar amigo, claro que para oirlos tenía que esperar la llegada de la noche. Del día predominaban los mugidos de vacas, los pajarillos y los ladridos de los perros y la voz aguda de mi madre llamándome a filas.

                             Después me trasladé a Santiago de Compostela y ya me tocó vivir en jaulas-pisos y allí me volví sordo a los ruidos exteriores y así hasta que me fuí a vivir a la plaza de las Bárbaras en A Coruña y posterirmente a Corcubión, donde me empecé a reconciliar conmigo mismo y de nuevo volvieron a mis oídos los antiguos sonidos, el ruido de las olas, el silbido del viento y el canto de los gallos. Y a partir de ahí la jodí, pues una vez probado de nuevo un pastel tan dulce, ya no hay quien te haga probar otro. Ahora en Menorca vivo y por otras razones que no viene a cuento contar, en un pueblo pequeño, que me recuerdan sus ruidos a mis primeros años, cuando vivía en el barrio. Escucho a los pájaros, a las campanas de la iglesia, el ruido de unos cuantos motores y por supuesto el canto de los gallos y duermo tan placidamente como un  recién nacido. Ahora mismo escucho un camión con su voz grave, el murmullo de los coches, unas cuantas voces callejeras y al fondo se oyen el repicar de las campanas, ah! y bueno el sonido de como se rasca mi perro. Todo un completo y un buen surtidillo de sonidos en pleno día.

LA CALLE (Observación)

Hoy es viernes y creo que va a ser todo el día. He buscado un hueco en medio del curre para escribir algo, ahora me doy cuenta que me he colgado y que necesito escribir todos los días, hombre no todos, pero casi todos. O sea otra dependencia más en mi azorosa vida, pero éste por lo menos tiene su lado bueno, me ayuda a sentirme bien y a desarrollar mi creatividad. Y esto de la creatividad tiene su aquél, pues también está de moda y alfinal todo el mundo es creativo o pretende serlo y ves cada engendro que pa qué hablar de ello.

                          En éstas noches en que en éste pueblo pone música in vivo en la calle y insatalan chiringuitos de bisutería, me fuí fijando en los productos que ofrecen y visto lo visto, la creatividad es escasa, podíamos decir 1 de 20 y eso siendo espléndido. Y eso que en éste tipo de puestos callejeros, se presume de originalidad y se usa como reclamo, y en que lo ofertado son creaciones propias y producto de su imaginario. Son los mismos cachibaches que en todos lados, las pulseras, los collares, los pendientes y un largo etcétera. Los vendedores si conservan el aire medio hipy y me refiero a su vestimenta, pero nada más, falta la chispa, falta la inspiración, faltan las ganas. De todas formas en esas noches a la fresca, da gusto pasearte por la calle, música en directo y de mediana calidad y el ambiente que se crea alrededor de la música y de los chiringuitos.

                         Y es que en éste pueblo o mejor dicho en toda Menorca, la calle no es su fuerte y en días normales el ambiente callejero es más bien tirando a pobre. Esto no es Cádiz, con sus gentes y su bullicio y cuando en realidad Cádiz está más empobrecido que Menorca, y entonces la cosa va del carácter de cada pueblo y no de tener más o menos pasta. Algo influye desde luego, pues en épocas de vacas gordas, éste pueblo tenía más ambiente, pero tampoco era para echar cohetes. Hoy me parece que ponen cine a la fresca o sea al aire libre y tengo que ver que película nos brindan, porque por muy fresco que se esté si la película es un bodrio es mejor plegar y quedarse en casa o darse una vuelta por el muelle. Pero antes de eso tengo que seguir con mis obligaciones y a eso voy ahora y directo a la olla.

MEDICINA Y ASERTIVIDAD (Aniquilación)

Mi relación con la medicina es como en cualquier relación, es de amor y odio, hay momentos buenos y otros no tan buenos y otros fatales, pero en el fondo la tipa, me atrae. Es como una atración fatal, me atrae y voy detrás de ella y cuando me estoy relamiendo del gusto, zas me pega el gran palo. De todas formas, hay que matizar lo del palo, pues no es la medicina en sí, el que me lo pega, es su entorno y me refiero a los médicos y en concreto a los médicos con carguito. Pululan por los pasillos de sus jefes supremos y van en fila india y como corderitos y esa sumisión después la pagan con sus subalternos. Pero lo me encrespa y en eso los diferencia de otros jefecitos de otros ramos profesionales, es su verborrea pseudocientífica y no basada en la evidencia, bueno en su evidencia, sí y bajo esa máscara médica, debajo tiene su verdadera cara, la cara de que en realidad le importan una mierda los pacientes y la medicina y sus compañeros, a ellos sólo les preocupa quedar bien delante de sus jefes. Elos van con su halo beatífico dando bendiciones o dando hostias, según en el bando en que te encuentres. Y ahora me vais a decir que estos payasos los hay en todos los curros y yo os digo que sí, que en todos lados cuecen habas, la única diferencia que se dá entre ellos es el tipo de verborrea que usan.

                            Y claro yo podía hacer la política del avestruz y meter mi cabeza debajo del ala, pero yo no nací para eso, no nací para callar y ser pisado y sé que pasar de ellos, es la solución más práctica y por eso no la critico, pero yo no soy así y no sé callarme. Eso que ultimamente tengo el silencio en mi boca y ya no protesto tan descaradamente. Ahora, si me preguntan, cuidado porque me salen sapos y culebras por la boca. No sé tendré que ir a un curso de asertividad, de esos que te enseñan, a que cuando te dan una bofetada tendrás que poner la otra mejilla. Hay que joderse con la asertividad de mierda, y es que estoy hasta los cojones de ella, en algunos cursos, en master y hasta muchos psicólogos y psiquiatras cren en ella, no todos, por suerte.

                            Me acuerdo del último ejemplo que me pusieron y voy al grano: resulta que vas a comprar unos zapatos y te llevas los más que te gustan, sólo faltaría y al llegar a casa ves y observas, que uno de ellos tiene la suelas totalmente despegada y cuando vas a reclamar al que te vendió los putos zapatos, va y te dice que no, que allí en la zapatería estaban enteros y que los pegue en casa con pegamento. Bueno hasta aquí la historia y ahora viene lo bueno, según la asertividad, debes decirle de buenas formas y con mucha educación que no, que los zapatos ya estaban así, despegados y si el tío insiste en que no, pues debes armarte de más paciencia y seguir explicándole el tema y sin perder en ningún momento el control de la situación.

                      Pues mi postura era distinta, yo cogería los zapatos y se los metería directamente por el culo. Vamos a ver, un tío así te está chuleando y ante un chulo hay que darle una respuesta que esté a su nivel y no es otra que hacerle comer los zapatos. Por un lado te está diciendo que tú eres un tramposo, pues te dice indirectamente, para mí más directo imposible, que tú los despegaste en casa y por otro te está llamando gilipollas a la cara, pues te viene a decir que te vayas a tomar por culo y no hay más. Si fuéramos asertivos, seríamos gilipollas integrales y el hazme reir de los cabrones, que los hay a patadas. Que es eso de ser tan baboso y dejar que los cabrones se salgan con la suya, menudas soluciones aporta la asertividad, y es más, si yo fuera el vendedor aún me estaría riendo y contándoselo a mis amiguetes: y resulta que el muy gilipollas se llevó el zapato despegado para casa para pegarlo, ja, ja, ja,... hay que ser gilipollas.

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...