
Es una puta palabra servil (como las que más), pero que al final desborda a los que se creen los reyes del mambo. Pero yo la uso en el doble sentido, porque también es verdad que la uso en plan cariñoso y con gente o con personas que las quiero a nivel personal o profesional. De alguna manera intento reconocer su importancia, sus dotes, sus manejos, su arte, su historia, su película y es otra forma de decir, que me quito el sombrero ante ellos y en señal de reconocimiento les llamo, Jefes.
Pues pasa que años después de trabajar en un puto sitio, hay alguna gente, la legal y buena, que me sigue llamando: ¡Jefe!. Supongo que en señal de reconocimiento por todo lo que les he dado, porque dejé mi impronta o porque dejé mi huella y también y supongo, que en aquél momento determinado por llamarles Jefes, se sintieron agradecidos y reconocidos y de alguna manera me devuelven ese favor, el favor de que en algún momento de la vida, uno se siente importante y de esa forma me devuelven la pelota y me siguen llamando, ¡Jefe!..