POBRE DE MÍ

 

Me quedaría bajo la sombra de tu mano

agachado por debajo de tu cintura

buscando y rebuscando lo que nos perdimos

corriendo por tus piernas

dibujando un interrogante sobre tus dedos

obligándome a sentir lo que sentía

derramando miedos en la basura

escondiéndome en el subsuelo

y para decirme a mi mismo

¡no tengo miedo!.

Pobre de mí

pobre es el pobre que se compadece de si mismo

y yo me compadezco

y reniego y no me fío de mí

y si algo tienen mis ojos claros

es que no mienten al verte

y lloraría como un bebé recién nacido

y todo por conservarte

y todo por volverte a tener entre mis dedos.













Raymond Carver


 Tan temprano que casi está oscuro todavía.

Me acerco a la ventana con una taza de café

y el atasco de siempre a estas horas de la mañana

en la cabeza.

Veo entonces al chico y a su amigo

calle arriba repartiendo el periódico.

Llevan gorras y sudaderas,

uno de ellos con una bolsa al hombro.

Son tan felices que no se dicen nada, estos chicos.

Creo que si pudieran, se cogerían del brazo.

Es temprano por la mañana

y están haciendo esto juntos.

Se acercan, despacio.

El cielo empieza a cubrirse de luz,

aunque todavía cuelga pálida la luna sobre el agua.

Tanta belleza que, durante un instante,

la muerte o la ambición, incluso el amor,

no tienen cabida aquí.

Felicidad. Llega de forma inesperada.

Y sigue su camino, realmente.

Cualquier madrugada te lo dice.













AHORA ENTIENDO


 Y ahora que poco a poco

voy contando mi historia 

y voy dejando como testigo a todos mis pensamientos e ideas,

siento que poco a poco me estoy desnudando

que tiro mi ropa por el sofá y el suelo

que me acaricio mi piel y me entran escalofríos

que me saco los zapatos

que me tiro en la cama

y me agarro a mi almohada

y entonces y de repente, entiendo...

entiendo todo lo que me he perdido

aquellas largas tardes otoñales

las noches pegado a tu espalda

las mañanas de risas bajo las sábanas,

las cosquillas que me producían tus dedos

la montaña rusa que era nuestra vida

el vértigo que me daba perderte

y como no

la sonrisa con la que siempre me saludabas.















 

PESADILLA


Ésta noche me desperté sudando en medio de una pesadilla maldita y ahora Y como pasa muchas veces, ya no me acuerdo de ella, no sé desgranarla porque no puedo acordarme de nada. Es verdad que a veces uno encuentra un pequeño hilo deshilachado, que si tiras de él llegas a saber por lo menos de que iba la pesadilla. Pero en otras, como es el caso, ni hilo deshilachado ni hostias benditas, en blanco nuclear me he quedado. Al final, lo único que te queda es ese sabor de boca extraño, ese deje amargo que ha dejado la pesadilla. Y cada vez que te llega ese sabor, vuelves a intentar descifrar cual fue tu pesadilla. Sin darte cuenta, el día ya lo tienes marcado por esa pesadilla: el sabor amargo, las vueltas que le das para intentar acordarte y lo incómodo que te hace sentir ya sea todo lo cotidiano, ya sean quehaceres o tareas pendientes que siempre hay por hacer, se ven interrumpidas por esos pensamientos raros.
Me he lavado la boca dos veces por lo menos y nada el sabor vuelve y regurgita, por lo que deduzco que es más profundo de lo que yo pienso. A lo mejor la pesadilla no ha quedado guardada en la memoria, y por eso no me acuerdo de ella, pero sí que ha quedado en alguna parte desconocida, pues la sensación es que la tengo dentro de mí y estar está, pues de vez en cuando me manda mensajes a través de ese sabor raro o a través de esos pensamientos espesos y nublados. A veces he intentado intentar comunicarme con ella y ya que conscientemente veo que no puedo, y así me sumerjo en su terreno, y me dejo llevar a un plano subconsciente o sea al terreno de los sueños. Cierro los ojos y hasta me acuesto completamente a oscuras, a ver si éstas condiciones favorecen la comunicación. Si alcanzo ese estado de semiinconsciencia el que hay entre el sueño y el estar despierto, pues debería funcionar el sistema comunicativo y nada de nada, no logro alcanzar a mi pesadilla, en tal caso me monto otros semisueños nuevos que en ese momento me importan un carajo. Y si me quedo en estado letárgico o sea dormido, pues los sueños que voy teniendo no tienen nada que ver con mi auténtica pesadilla.
Entonces concluyo: mi pesadilla debe ser autista, pues no encuentro la forma de comunicarme con ella. Al final se mantiene ese sabor de boca metálico y esos destellos de luz y sombras que emite la pesadilla y así va pasando el día. Vamos como un día más, pero con el peso de haber tenido una maldita pesadilla.


















CUANDO...


Bajo el poder de una lupa estamos todos. Nos ven, nos miran y nos hacen pruebas y observan como reaccionamos a ellas. Algunos reaccionan bien, otros hacemos lo que podemos y por fin están los que han pactado con la maldad más primaria y a estos no tienes por donde pillarles y porque hace tiempo que han dejado de ser personas humanas y simplemente su máximo placer es joder a los demás. Dicen que cuanto más sufrimos más argumentos tenemos para hacer daño a los demás. Bueno esto que acabo de decir, lo dicen algunos que no todos (yo me incluyo en estos últimos). Si fuéramos auténticas personas, nunca dejaríamos que haya una  peña de este tipo  y tal y como estos señores y señoras que se han juntado y  fundaron un partido de extrema derecha. La cosa no de que como a mí me están jodiendo, pues yo jodo a los demás y esa rueda ya nadie la puede parar. El mundo gira y nosotros giramos con él, pero el que giremos no nos da derecho a masacrar a nadie, ni justifica que nos matemos en una guerra injustificable. Todas las guerras son injustificables y no puede ni debe haber argumentos que la justifiquen. Salvo para ellos, porque ellos se consideran dignos sucesores de los señores de la guerra y cuando en realidad, son una manada de pijos mal criados que se las dan de valientes. Ellos fomentan toda su historia en el odio racial, machista y homófobo y la culpa de todo, la tienen los inmigrantes que vienen y nos invaden y para quitarnos en puesto de trabajo y recibir una paguita que del Estado que debía ser para nosotros (o sea, para ellos).

Esta gente que nunca dio un palo al agua y que de esa manera tan burda y primaria fomentan el odio hacia (dicen ellos) todo lo que viene de fuera. No son valientes y son cobardes. Claro que tienen su base y su fuerza principal dentro de las fuerzas armadas, entre la policía de todo tipo, en el pobre desgraciado que piensa que siendo un verdadero hijo de puta, puede llegar muy lejos. La historia de siempre es la que nunca nos han contado y todo se cuece bajo las armas y uniformes que tanto les enaltece, pero que ellos (la extrema derecha), nunca se pone delante y dando la cara y porque para eso están toda esa tropa militar o policial que será carne de cañón de su política malvada impregnada de odio y venganza. Es la prepotencia elitista del que se siente por encima de ti y de todos los que no son como él y además, es un retroceso histórico que de seguir así, nos llevará a la edad media. Y el mundo y para nuestra gran desgracia se está llenando de ellos y como Trump como su principal estandarte ideológico y su inmenso apoyo económico, avanzan a pasos agigantados.

Yo pensaba que cuando me muriera dejarían de existir tanto malnacido y tengo que reconocer que me he equivocado y por eso hay que defender la democracia como un bien infinito (y eso que tiene sus grandes fallos), pero es lo que hay y habrá que mejorarla y no permitir que ese ejército de malvados nos llevan al desastre universal. Y es ahora o nunca, cuando hay que empezar y no esperar a como decía aquel autor y que algunos decían que era Bertolt Brecht y no lo era y era un tal  Niemöller.

«Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,

guardé silencio,

ya que no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,

guardé silencio,

ya que no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,

no protesté,

ya que no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,

no protesté,

ya que no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,

no había nadie más que pudo protestar».












 

NO HAY JUSTIFICACIÓN

 

Yo era de los que pensaba que pase lo que pase nunca me alcanzaría la maldad. Pero creo que me equivoqué y he tenido épocas y he tenido malas historias al por mayor y he tenido hasta celos de alguien que de verdad, me quería, pero dada mi inseguridad de aquél momento, pues solo actué en consecuencia al estado en que me encontraba. Y ahora que han pasado los años me doy cuenta de ello y no sabéis la vergüenza que me entra. Yo celoso y como un perro rabioso y cada mal pensamiento que tenía lo iba guardado en un bolsa llamada, resentimiento. Y claro, llegado un determinado momento esa bolsa petaba y entonces entraba en una fase de desfase y desconfianza. Llamarme inseguro era poco, más bien me convertía en un cabrón resentido y amargado. Pocas veces me ha pasado, pero me ha pasado y no puedo ni quiero negarlo. Hay que ser fuerte en las buenas como en las malas y debes asumir tu propia mierda y tal como asumiste todas tus cosas buenas. Tengo que reconocer que no hay cosa más primaria y visceral que los celos y porque te convierten en un ser tóxico que no es capaz de ver su propio mundo desde la lejanía. Te obsesionas y te envileces y hasta que esa misma historia te quita el sueño y entras en puto círculo vicioso del que no eres capaz de salir. Yo, que normalmente no soy nada celoso y porque parto de una idea muy básica, yo no soy propietario de nadie y si esa es la idea inicial, lo demás como que sobra y porque carezco de cualquier argumento. No hay posibles argumentos para la miseria que tiene uno de si mismo.

No hay razones para tener celos y si los tienes, te jodes. ¿Y si es verdad que te están engañando?. pues actúa en consecuencia y te olvidas de esa persona que dice que te quería y si aún así, quieres seguir con ella pues atente a las consecuencias y te vas a comer los celos como un plato de lentejas...que ya sabéis lo que dice el refrán, que las comes o las dejas. Sufrir está muy bien para el que le gusta el sufrimiento, pero al que no le gusta, como es el caso, mejor es dar un paso hacia delante y mandar todo al carajo pero sin agresividad ni alevosía. Dulcemente se puede mandar todo a la mierda y con cariño te lo digo y con cariño también me despido.  No hay posibles justificaciones para los celos y porque estos te llevarán por el camino de la violencia verbal y espero que te controles y que no te lleven a la violencia física. No sé cual es peor, si la violencia verbal o física, pero una te puede llevar a la otra y si te dejas llevar un poco más por los celos, hasta puede ser que las dos se junten y entonces si que no hay justificación posible y solo la cárcel puede resolver el tema. Pero seamos justos, no hay justificación para ninguna de las dos.













Que todo lo que siento


 Que todo lo que siento

ojalá se deslizara en modo despacio y calmado

tal y como a veces lo fui 

suave, amable y dándolo todo

y nadie me había enseñado

lo había aprendido solo

a base de hostias y de meter la pata

a base de pedir perdón y de levantarme del suelo

y venga ponte de pie

que hay que salir de este bucle infame. 

Y así anduve durante un tiempo

luchando pero sobre todo, viviendo

luchar y vivir nunca fueron incompatibles

y con una mano das amor

y con la otra levantas el puño

y gritas, chillas y reivindicas

y al mismo tiempo

haces el amor encima de una mesa

o de pie en la ducha

o en el frío suelo de la cocina

o en el incómodo asiento del coche

y mientras afuera, llueve

al mismo tiempo por dentro

tienes un aguacero de sentimientos.












Al principio de empezar a escribir este blog


 Al principio de empezar a escribir este blog, escribía por escribir, porque lo necesitaba, porque tenía que soltarlo y vomitarlo todo y porque me servía de terapia. Ahora, que han pasado como 12 años, hago balance y me digo: he escrito hasta la extenuación, casi no fallé ningún día a mi cita con la escritura. Está claro, que lo pude hacer mucho mejor y porque tenía margen de mejora y creo que en parte lo he hecho, pero aún así y todo, no me conformo. Quiero más y más y es que estoy dotado de una ambición ciega. Si me llega a ver mi madre me diría: Javier lo has intentado y te los ha currado como un jabato pero ¿dónde está la pasta por tanto trabajo?. Mi madre medía la ambición por la pasta y a más pasta más ambición y a más ambición más ascenso social y bueno y me supongo, que ella al final, se vería como la reina de la fiesta de la buena y pulcra sociedad de élite. Por tanto para ella, yo soy un puto fracasado que no tengo donde caerme muerto. Pero yo tengo que decirle que la pasta gansa es lo que me falta pero por lo demás, me considero una persona completa y no sé si mucho o poco, pero para pegar el pego puedo servir y valer. Pues si madre y ahora me dirijo a ella, soy muy ambicioso y lo puedo ser más y eso procuro cada día que va pasando y la verdad, es que no sé si me dará tiempo a darle un final digno y honrado a mi propia película que he hecho a lo largo de mi vida. Tengo mis dudas y porque cada año que pasa es subir un escalón más hacia el averno. 

Al cielo ya sé que no iré y tampoco me pasa nada por ello. Nací en el pecado y moriré ahogándome entre pecados. El tema del ahogamiento no me gusta un carajo y porque considero que después de la muerte oncológica, el sufrimiento que tiene que pasar el que se ahoga o se asfixia, debe ser terrible (he visto bastantes casos para hablar con plena propiedad). Prefiero morir de un infarto fulminante o por un accidente de tráfico y que en un segundo me lleve la muerte definitivamente. Tampoco me entusiasman los Ictus donde te quedas medio vivo y medio muerto y con una dependencia atroz hacia los más cercanos. Te limpiaran el culo, te cambiarán los pañales, te pasearán en la silla de ruedas y te darán de comer y de cenar y mientras esa baba grimosa te saldrá por la comisura de tu boca y para que te caiga directamente en el babero o en el mismo suelo.

Yo me describo como una buena persona e iba a decir, que no deseo el mal a nadie, pero esto no es verdad, yo tengo apuntada una buena ristra de gente y para que le pase lo peor. Gente, que no personas humanas y porque yo amo lo humano y su filosofía humanista. Todo lo humano lo respeto, pero a esas amebas que se disfrazan de humanos y para ello usan dos piernas y dos brazos, pero que en realidad son unos verdaderos hijos de puta, no las respeto ni las respetaré nunca. Yo, ante todo muestro mi dignidad humana y la enseño sin cortarme un pelo. No quiero besos de judas, ni abrazos que sean producto de la compasión.










"MI DÍA FAVORITO"

 


Fragmento de la escritora santafecina Liliana Bodoc (1958-2018) en "La literatura en los tiempos del oprobio"


  La palabra poética es una palabra que dice lo que no dice, que dice mucho más allá, mucho más adentro. Es la palabra que derriba muros y que llega hasta el final del sentido. Y, sin embargo, como extrañamente a veces está en el cajón de los repasadores, ¿no?, en el patio de atrás, no parece tan seria. El pensamiento poético no parece tan serio como el pensamiento racional. Cosa de tías solteronas, cosa de locos, cosas de enamorados, cosas de adolescentes. Y, sin embargo -digo yo y creo yo fervientemente-, el pensamiento poético y la palabra poética nos sirven para conocer de una manera absolutamente insustituible. Lo que conoce el pensamiento poético no lo puede conocer ninguna otra cosa más. Y no estoy estableciendo categorías ni estableciendo competencia; me parece que la verdad está repartida entre todas las formas de pensamiento. Entonces, qué bueno que los científicos nos expliquen el mundo, que los biólogos, que los físicos, que los químicos lleguen y nos expliquen este lugar que habitamos. Pero qué bueno que también los poetas lo hagan. Porque mi sensación es que cuando salimos a la calle salimos mucho más al mundo poético que al mundo racional, salimos a pelear contra fantasmas, contra gigantes, contra nosotros mismos, salimos a amar, salimos a llorar. Y para eso sí que nos sirve el pensamiento poético.


Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...