PARA LA LIBERTAD (Miguel Hernández)
EL SAMAÍN (el final del verano)
¿Por qué se celebra cada 31 de octubre el Samaín?
La Tierra atraviesa este sábado un punto destacado en el calendario astronómico

La electricidad lleva iluminando los hogares y las ciudades del mundo más de un siglo. Pero este es un tiempo insignificante en la historia completa de la humanidad. Durante miles de años, los seres humanos vivieron en sintonía con el Sol. La vida cotidiana se organizaba en función de la luz solar. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el día y la noche crecen y disminuyen a lo largo del año y lo hacen a un ritmo desigual. Las primeras civilizaciones que fueron capaces de descifrar el patrón del calendario astronómico tenían señaladas fechas específicas en las que entendían que algo le ocurría al astro rey. No es casualidad, por ejemplo, que San Juan se celebre coincidiendo con el momento justo en el que el crecimiento de la horas de luz alcanza el pico máximo. A partir del 21 de junio se invierte la tendencia y los días empiezan a decrecer poco a poco. Los antiguos encendían hogueras para proporcionar fuerzas a la estrella.
Además de los equinoccios y solsticios, que fijan los cambios de estaciones, existen puntos intermedios que son conocidos como cruce de cuartos. La Tierra alcanza hoy el ecuador entre el otoño y el invierno. Es además el período del año en el que crecimiento de la oscuridad se produce con más intensidad. Hoy el día dura 10 horas 19 minutos. En el próximo mes y medio, la oscuridad habrá ganado otra 1 hora y 20 minutos, hasta el solsticio de invierno, cuando tiene lugar la noche más larga del año y llega otra época importante: la Navidad.
Este sábado 31 de octubre tiene lugar otra célebre festividad: el Samaín, un fiesta que se remonta a la civilización celta. Los celtas, conscientes de que la energía del sol parecía menguar, decidieron dar un protagonismo especial a este día en su calendario. Samaín significa en la lengua celta el final del verano. Consideraban que entre el 31 de octubre y el 1 noviembre la oscuridad se adueñaba de sus vidas. Así que a partir de esta fecha contaban los años.
El uno de noviembre marcaba el inicio de un año nuevo celta. Y durante esa noche de transición entre el año viejo y nuevo que señalaba además el final de la cosecha, los celtas creían que los muertos descendían al reino de los vivos. Entre otros rituales, encendían hogueras para espantarlos, dejaban comida en las puertas de las casas e incluso se disfrazaban para pasar desapercibidos. Una costumbre que ha heredado una famosa fiesta americana que ocurre en la víspera del día de difuntos. Halloween significa la adoración de todos los santos. Es un evento que guarda la esencia de la tradición celta. El tirón que tenía esa celebración pagana celta fue aprovechada por el cristianismo. En el siglo VIII se decidió que el 1 de noviembre se mantuviese la antigua costumbre de recordar a los seres queridos ausentes.
COMO OLVIDARTE (Manuel López Azorín)
CÓMO OLVIDARTE
TE QUIERO (Mario Benedetti)
LOS PEQUEÑOS JUSTOS (Paul Eluard)
2 POEMAS DE DANIEL ZAZO
(La jaula invisible)
No he venido hasta aquí para elevar una queja.
No haré apología de las sombras.
Tampoco gritaré a los cuatro vientos
las bondades del cirio o del farol.
Pero sí daría lo que fuera por cambiar
los breves destellos de luz de este confinamiento
por el brillo de la luciérnaga que, en libertad
y desde el crepúsculo hasta el alba,
no duda en iluminar el frágil ecosistema de la charca.
(Haiku del confinamiento)
Duelen los labios
heridos de silencio,
áspera vaina.
Daniel Zazo (inéditos)
GUERRA Y PAZ
Hay días de tormenta en que domina la calma
como hay otros días en que gana la guerra
y cuando ibas presumiendo de tu paz infinita
pero entonces te acabas diciendo...
¡que se joda la vida!
tanta calma ¿para qué?,
para aparentar que estás en calma
y cuando por dentro estás en plena guerra entre el tú y el yo,
entre lo que debes ser
y entre lo que nunca vas a ser
o entre lo que eres
y lo que pudiste ser...
PUES SÍ, COMEMOS MIERDA
PUES SÍ, COMEMOS MIERDA
2 POEMAS DE AUTOBÚS DE FERMOSELLE (Maribel Andrés Llamero)
Far West
Esta planicie sigue siendo el oeste
y en mi siempre cupo el espanto
de los grandes desiertos,
de la soledad de la encina de Castilla.
Jamás laberinto más terrible
que aquel que no conoce muros.
La noche se cierne aquí sobre nosotros
de una sola vez y por entero
y cuando el sol te inunda
nadie se puede guardar.
Abandonados somos a la llanura.
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Castilla Road
Hay pájaros danzando con precisión
para nosotros.
He visto esta escena en las películas
pero eran distintas las coordenadas,
se gozaba en otras lenguas
en las áreas de servicio.
Vibra rotunda la claridad de este mar,
son arena del océano las nubes,
bailan las llamas.
Tierra amarilla y cielo azul
son tus líneas geometría,
—cuadro de Klee, campos sembrados
origen de la abstracción— límites,
como los de este amor,
que no se cumplen.
Castilla, nada en ti se cierra, horizonte,
tú abres el mundo a la trashumancia,
epicentro de los puntos cardinales,
fuga de todas las rutas.
Solo en Castilla se rozan los cielos.
Maribel Andrés Llamero
Autobús de Fermoselle
MI ISLA DEL AIRE
MI ISLA DEL AIRE
ESE VIEJO (Juan Leyva)
ESE VIEJO Ese viejo que ves en el sillón, es mi padre. Duerme sin tener sueño, le sobra la mitad del día. Su religión son las horas de la comida, le reza a una caja con pastillas. Mira la tele como si la viera por primera vez. Quiere que le cuente cosas que no duren más de cinco minutos, responde siempre lo mismo, como un médico de cabecera. Antes de salir por la puerta se da la vuelta un par de veces, palpándose los bolsillos, se registra como si quisiera encontrarse. Le preocupa el tiempo que hará mañana, desayuna de pie, dos galletas de fibra, se limpia las manchas humedeciendo un pañuelo con saliva. Ese viejo que ves ahí, es mi padre tan parecido a otros, incluso para mí. Cuatro veces por semana recorre a los especialistas, rellena boletos de lotería, trafica con partidos de fútbol. Cada vez que le veo me rebelo contra la oxidación, contra las proteínas. Ese viejo que ves ahí, sin venir a cuento le da un beso a mi madre en la cocina y a mí me guiña un ojo como si la acabara de conquistar. |
Yo, si viviera en otra tribu
Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...
