Cualquier sitio es bueno, cualquier sitio es bueno para decir cosas sentidas y sinceras. Se pueden decir en una preciosa tarde de verano, igual que en un día de invierno y de intenso frío y como si tienes que hacerlo debajo de agua.
Porque las cosas sentidas, si deben decirse y decirlas claramente y sin miedo, pues nunca puede pasar nada por expresar tus sentimientos. Si se van guardando,
los sentimientos se retuercen por el óxido y se hacen más débiles y más complicados. Aparte que nada va a cambiar, pues si te mandan a la mierda, te mandan igual ahora que con la Puesta de sol. Y sino, pues simplemente, has triunfado.
Y eso que nos pasamos la vida buscando el lugar o sitio idóneo para que el alma se exprese de la mejor forma. A veces pasa, que piensas,
¡que ahora se lo voy a decir!, le voy a decir por ejemplo, que te quiero o que eres mi mejor amigo y a continuación, te viene el
ángel del aplazamiento y te dice, díselo mejor más tarde y cuando se acueste el sol. Claro que esa imagen es tentadora, decir algo bonito y entrañable en una
Puesta de Sol, ¡qué romántico!, más romántico imposible y ya estás tentado, pues simplemente decides esperar (
aplazamiento).

Después el día es muy largo y por el camino pasan muchas cosas y entre ellas que te encuentras con otros amigos que se dirigen a ver la
Puesta de Sol y al mismo sitio que vas tú con la otra persona. Y todo se va al carajo, pues ya no estás solo con la persona diana y todo se vuelve confuso.
La Puesta de Sol pierde todo su encanto y solo estás atento a buscar un momento en que los demás estén descuidados o distraídos. Pero es imposible decir en 20 segundos o en 1 minuto, pues mira resulta que te quiero y te quiero desde hace tiempo y... y ..y entre los silencios que se cuelan por el medio, pues ha pasado el tiempo.
Y después viene los
arrepentimientos, si se lo hubiera dicho cuando yo pensaba y
¿ahora que hago?. Pues muy sencillo, dado que estás con los estúpidos y gilipollas de tus amigos, pues nada que empiezan a circular los canutos y las birras y más canutos y birras y tú como estás aún
saboreando tú derrota, le das dos caladas en vez de una y te bebes dos birras al mismo tiempo. Al final,
acabas borracho como una cuba y ahí se acabaron las vergüenzas. De repente y sin rubor ninguno, le espetas a la cara a la persona diana, "Miraaaa ressssulta que te..., que te..., que te quierooo", así
arrastrando las letras, pero no por miedo, sino por la borrachera que llevas.
Lo romántico se quedó en la puesta de sol y bueno que puedo decir, pues puedo decir que ahora:
"Sí que la has cagado".