LOS OJOS (Pensamiento)

Acabo de ver mis ojos en el espejo y noto su agradecimiento, se iluminan nada más verme. Los ojos lo dicen todo, los ojos hablan, ríen, dudan, lloran, piensan, los ojos son los que mejor muestran la vida. Me acuerdo de aquella canción que decía: "No mires a los ojos de la gente, hacen daño y siempre mienten..." y yo pienso que hasta creí en esa letra, mejor dicho en su mensaje descarado, que no te fíes de nadie. En cambio ahora pienso lo contrario, los ojos no mienten, los ojos no saben mentir y lo que realmente mienten son los gestos y sobre todo mienten las palabras.

                 Si alguien te está mintiendo con sus palabras, lo mejor es mirarle directamente a los ojos y así sabrás si realmente te miente. Cuantas veces hemos visto que en situaciones de duda se le pide al interlocutor que le mire a sus ojos, y lo hace para descifrar lo inexcruptable y lo inexcruptable está escrito en los ojos, en sus pupilas, en el movimiento de los párpados o parpadeo, en la mirada huidiza y si uno llegará o pudiera llegar, al fondo de los ojos del otro, vería que lo que piensa está escrito y grabado en la Retina.

                 Mirar fijamente pone nervioso al contrario, hombre y a veces es lógico, pues si lo haces demasiado fijamente, el otro tiene la sensación de taladro o sea que tús ojos están llegando hasta el fondo de su cogote. Pero no hace falta llegar tan lejos y se puede mirar fijamente sin taladrar y para ello hay que fijarse suavemente en los detalles antes mencionados: sus pupilas, su parpadeo y con eso suele llegar, sin tener que penetrarle su cerebro. Y eso se consigue mirando fijamente a ratos o sea concediendo descansos, para que el otro se alivie y también intercalando miradas dulces con miradas penetrantes y así cuando el otro, tiene sus ojos relajados ¡zas! le metes tú mirada penetrante y después le pones otra vez la mirada dulce y así poco a poco vas leyendo su pensamiento.

                Los ojos lo dicen todo, pero lo que no se puede arreglar es que la gente mienta. Mentían, mienten y seguirán mintiendo, aunque no todos, por suerte. Yo aquí sólo recalco el poder que tienen nuestros ojos, el poder mirar más allá de las palabras, de los gestos, de las expresiones mimetizadas y de las miradas huidizas y ese poder inmenso lo podemos utilizar cada vez que tenemos otros ojos delante.

PRIORIDADES (Pensamiento)

Prioridades, todos tenemos prioridades y cada uno tiene la suya. Yo puedo tener una prioridad y como es mía y solo me implica a mí, pues no pasa nada, la realizo y tan contento me quedo. Pero si esa prioridad toca e implica a otras personas, entonces la prioridad ya es otra cosa, sólo puede realizarse si los demás implicados están de acuerdo y quieren participar en ella. El gobierno, éste y otros parecidos a éste, marcan las prioridades y a lo mejor resulta que esas prioridades que ellos marcan no coinciden con las nuestras. Y no es díficil no coincidir, que va al revés, es más bien fácil y mientras ellos representen a los intereses de los más ricos, la brecha se abre y se abre y se abre cada vez más.

                 Pero volvamos a un terreno más cercano, al nuestro, al pan nuestro de cada día. Es realmente difícil establecer prioridades que no impliquen a más personas. Si yo decido que mi prioridad es por ejemplo, cambiar de sexo y a continuación lo hago, implico a  un montón de personas y no las implico porque ellas me vayan a operar, sino que con el cambio de sexo, por ejemplo, le cambio su escala de valores. Si yo me pongo un par de buenas tetas y los demás cuando me vean, seguro que no sabrán como reacionar. No sabrán decirte que menudo par de tetas te has puesto o que bonitas tetas o que bien o que mal te sientan, no señor no dirán nada, mirarán a las tetas y no le quitarán el ojo, pero harán mutis por el forro. En definitiva, no dirán nada porque les abré roto sus esquemas, su esquema mental, en donde me representan como a un tío y aunque por dentro se resquebrajen no se atreverán a decir nada.

                En el fondo el ejemplo que puse ya me gustaría realizarlo y sólo por ver las caras que pone la gente. Me las figuro y todo por romper su esquema con un par de tetas y ya me figuro sus caras en la playa, yo con un escueto bikini y claro, no marcando paquete, entonces que se van a imaginar, que dentro el paquete está vacío y lo que queda está metido entre las piernas, pero metido y bien metido hacia dentro, justo hasta las anginas. De todas formas, para mí lo ideal sería dejarme mi pene y ponerme una linda vagina, así me haría hermafrodita. Y que más quiere un ser humano que hacérselo sólo y no tener que depender de nadie. Yo, si éste tipo de operación existe, yo me apunto el primero de la lista.¡¡ Yo quiero ser Hermafrodita!!

DEBERÍA, PODRÍA, TENDRÍA QUE...(Pensamiento confuso)

DEBERÍA deciros que sí, que sí que me arrepiento y no es verdad, no me arrepiento de nada. Y ahora lo repito con más fuerza, no me arrepiento de nada. La rabia me puede a veces y me hace reivindicativo y ahora me estoy reivindicando, de como soy y de como era. TENDRÍA que deciros que he metido la pata y es verdad que muchas veces la he metido, pero eso no me lleva a decir que tendría que arrepentirme. PODRÍA deciros que me arrepiento de no arrepentirme, podría, pero no lo voy a decir, porque en el fondo no me arrepiento de nada.

              DEBERÍA, TENDRÍA, PODRÍA  hacer tantas cosas y tantas otras no hacerlas, que al final todo se confunde, el podría con el debería, y el debería con el tendría y al final ¿para que?, si el final siempre es igual y acaba siendo un lamento, el lamento de arrepentimiento.

              Me arrepiento de qué y para qué, si me arrepiento es porque ya tengo claro lo que hacer, si no de que sirve arrepentirse. Es como cuando se dice yo tuve la culpa y eso a que nos lleva, si ese sentimiento de culpa no se acompaña de dar una salida. O sea yo tuve la culpa y voy a hacer esto para solucionarlo, si no la culpa o el arrepentimiento no sirven de nada, bueno sí, sirven para hacer una falsa disculpa o como se decía antes, un paripé.

              Ahora debería darme una vuelta y creo que lo voy hacer, empiezo a estar cansado y saturado. O sea me voy a dar una vuelta, primero porque me dá la real gana y segundo porque PUEDO, DEBO y TENGO que dármela. Aquí expreso un deseo y al mismo tiempo doy una solución a mi deseo y es más, hasta explico los porqués de tengo, quiero, y debo darme una vuelta. ¡¡Menudo lío me he montado!!. Otra razón más, para darme una vuelta.

DETALLES (Pensamiento)

Hoy es martes o eso creo y día 14 y esto lo sé y mes de Mayo y mira que lo venía venir, veía que el mes de Mayo estaba lejano y ahora estamos a mediados del mes y cuando llegue el Verano ya estamos en el Otoño y esa rueda se marea. Y los años, que decir de los años, hace nada estábamos en 1980 y ahora estamos en 2.013. Esto lo digo yo y me apoyan todos los viejos del mundo, así que tengo mis apoyos, mis expertos apoyos, mi comité de expertos. A mí, esa sucesión de días y noches y de noches y de días me vuelve loco, y no tanto por su velocidad, si no porque en esa sucesión tan rápida, no me da tiempo a retener la sustancia de cada día. Porque cada día tiene su punto, esa pizca de sal que le da el sabor adecuado y hace que cada día sea distinto.

              Y eso es lo que más duele, el no poder retener los detalles, cuando los detalles son la sal de la vida. A veces repasamos viejas fotografías y nos sorprendemos que en ellas siempre encontramos algo nuevo, un detalle que se te había escapado, ese vestido, esa corbata, esa rama del árbol y que era de un ciruelo japonés y era el árbol que siempre trepabas, y además estaba al lado del pozo y cuando las ciruelas se pasaban de maduras se llenaba de avispas. Todos esos recuerdos se agolpan, y van saliendo poco a poco, en cada visual a la misma foto.

              Los detalles lo hacen todo, por pequeños detalles queremos a una persona, por un detalle te haces amigo, por un detalle dejas de serlo, por no tener detalles, ya ni le hablas. Por un detalle, un recuerdo te viene y por un detalle de ese recuerdo, te viene otro recuerdo y así, tirando del hilo es como desenrollas la madeja de los recuerdos. "Si miras hacia atrás son recuerdos, si miras hacia delante, son sueños" y tanto los recuerdos como los sueños, se componen de pequeños detalles y cada detalle es un día que pasa y por eso en el fondo me da tanta rabia que pasen los días.

LA DUDA (Reflexión)

Cuantas veces dije que no, que no volvería a hacerlo, pues no recuerdo cuantas. Y cuantas otras debería haber dicho que no y no lo hice, pues otras cuantas.  El no, el debería, el podría, el tendría que, todas suenan a arrepentimiento. Y lo mismo pasa con el sí, con el sí debería, tendría, podría haber dicho que sí y no dije nada o el si pero no o el no pero sí, suenan a duda y huelen a inseguridad. De todas formas formas no somos máquinas infalibles y por tanto no estamos programados a responder siempre certeramente y de inmediato.

              La duda en sí no es buena ni mala, la duda puede beneficiarnos si la resolvemos y aunque sea a posteriori, la duda nos ayuda a adptarnso al nuevo medio.Sin duda no hay creatividad, pues la creatividad se basa en darle vuelta a todo, pero también se basa en decidirse. O sea se duda pero se dan alternativas. Lo malo de la duda es instalarte en ella, usarla de refugio y de subterfugio y esconderse para no tener que pronunciarse.

              Cuantas personas usan la duda para ocultarse en ella, hasta yo la uso a veces. Y la uso cuando me conviene y la utilizo cuando sé que mi respuesta va a hacer daño. Algunas veces me da igual hacer daño, todo depende de la persona que tengas enfrente y según el aprecio que le tengas, dirás una mentira piadosa o dirás lo que realmente estás pensando. Por tanto dirás que dudas y además quedas como dios, si tienes el arte de saber adornarla, le das una capa de flexibilidad y dices que dudas porque eres flexible y que nada es cara A y cara B, que hay puntos intermedios. Y esto es cierto relativamente y es relativo porque si no nunca te vas a pronunciar ante nada. Yo pienso que hay que tomar postura y después matizarla y son importantes las dos cosas, pronunciarte y matizar. Las dos son imprescindibles. Pero cuidado con la duda constante, puede ser como el árbol que no te deja ver el bosque. Aunque a mí, la duda que más me gusta resolver y por tanto no dudo, es esa que reza: "Ante la duda la más tetuda", yo aquí si que no dudo.

ELLA (Relato)

  El destino les separó y desde hacía unos meses vivían alejados el uno del otro y ésta era una
situación nueva y no exenta de riesgos. Se habían conocido en la Facultad, mejor dicho, él se había fijado en ella y ella se había dejado fijar. Eran miradas furtivas que a veces se cruzaban en la Cafeteria o en los pasillos o en las Asambleas. Pasaron meses hasta el día en que él se decidió a cambiar la situación, iba siendo hora de saber si debajo de las miradas furtivas había algo más. Él había averiguado donde vivía ella y ese día se presentó en su casa. Llamó al timbre y salió ella, hubo un silencio tenso, pero él ya tenía sus palabras ensayadas y la emplazó a tener una pequeña conversación. Él temblaba por dentro, por fuera no sabía si se notaba.

                Sin más preámbulos, pasaron a la habitación de ella y él dijo lo que tenía que decir, lo que había ensayado mil veces: me gustas y me gustaría conocerte. Ella no quedó sorprendida y del tema no dijo nada. pero el tema quedó suspendido en el aire, como si ella aceptara el envite, pero sin decir que lo aceptaba. Se intercambiaron palabras, y mientras las miradas profundizaban en los ojos del otro, tanteándose cada vez más a fondo. Pasarían 2 horas y ella decidió dar el siguiente paso: si quieres quédate a dormir, le dijo. Y él ya no contestó, simplemente se desvistió y se metió en su cama.

                Así pasaron meses y meses, se veían un par de veces por semana y hacían el amor sobre cualquier sitio e intercambiaban risas y palabras hasta la madrugada. Se llegaron a querer hasta la extenuación, hablaban del presente y del futuro inmediato, más allá de ésta barrera, había como un acuerdo implícito de que no se debía hablar de ello. Ella iba dos cursos por delante que él y le quedaba un año para acabar la carrera y asi sin tocar el tema eran felices, ¿para qué tocarlo?, si ellos se podían querer igual o eso es que pensaban en aquél momento..

               Hasta que llegó el día de su despedida. Ella, había acabado los estudios y le  ofrecieron trabajar en un sitio lejano, lejano para aquellas, porque en realidad el sitio estaba a menos de 60 kilómetros, pero el problema estaba en la falta de medios de transporte y con la dificultad añadida de que era un lugar recóndito. Siguieron viéndose los fines de semana, como dos al mes e intercambiaban los viajes. Unas veces era él que se desplazaba y en otras era ella.

               Pero la lejanía no se medía sólo por las distancias, la lejanía se medía y sobre todo se medía, por vivir en dos mundos distintos, en dos mundos antagónicos. Él seguía inmerso en ambiente estudiantil y con su revolución pendiente y ella sobrevivía en medio de un pueblo perdido. El destino ya se sabía cual era, sólo había que esperar el día en que se cumpliera. Las visitas de ella, eran un esfuerzo por su parte, pues salía de ambiente hostil, hostil para ella, no para sus habitantes y se metía de lleno en el irreal ambiente  estudiantil, ¡menuda esquizofrenia!. Él, cuando iba al pueblo, no dejaba de sentirse extraño y sólo se encontraba cómodo cuando se quedaban a sólas y si esto no le llegaba, pensaba en que sólo eran dos días y que después ya volvería a su refugio estudiantil.

               Esas pequeñas incomodidades se fueron agrandando en el tiempo y aunque ellos hacían esfuerzos para ocultarlas, ellas estaban ahí y cada vez ocupaban más espacio. Y eso que no paraban de reirse, de hablarse y de quererse y de disfrutar de cada instante. Él la agasajaba con sus encantos, que él siempre pensó que eran físicos y dia tras día se lo buscaba enfrente del espejo y no se enteraba que su encanto residía en lo que él irradiaba, su halo de cariño, su halo de ternura, su halo de querer vivirlo todo y a ella le encantaba y se dejaba querer y también quería y acababa desplegando sus plumas, sus plumas de princesa.

             Él intentaba mantener la atención de ella y multiplicaba sus números de payaso: un día hacía un striptis, que por cierto lo hacía fatal, pero ahí estaba la gracia y siempre acababa con el número del cactus y dejaba caer su pene sobre un cactus con todas sus púas erizadas y a continuación le quitaba la maceta y el cactus quedaba suspendido como una ladilla de su pobre pene. O el número del cuchillo, que empezó siendo con los dedos y con un cuchillo y acabó sustiyendo los dedos por el pene y el tema consistía en poner el pene sobre una mesa y ir clavando el cuchillo a ambos lados, pero a ritmo frenético y a cada vez más cerca del pene. Él tenía una gran variedad de números y en cada uno los dos se morían de risa, se volvían dos chiquillos. El encanto de ella, estaba más en su forma de ser, aunque también en su físico: pues también irradiaba y como irradiaba, su risa, sus ocurrencias, su mala leche, su ternura, su cariño, su boca, sus labios, su cuerpo, sus senos, sus ojos marrones y pequeños, su pelo ondulado, su mirada que derretía voluntades. Y claro, a los ojos de él, era la persona más bella que había bajo las estrellas.

             Pasaron meses y cada uno siguió viviendo en su esquina, se seguían viendo los fines de semana, pero cada vez se alargaban más los espacios, por trabajo, por exámenes,etc. Y llegó el día, el día en que se cernieron las tinieblas sobre ellos. El llegó al pueblo y como siempre se fueron a dar una vuelta, para reconocerse y tantearse un poco y él empezço a notar algo extraño, nada en concreto, eran pequeños detalles sin importancia, pero sumados decían algo. Lo notaba por la forma de dar besos, por las abrazos menos tiernos, por las caricias más huidizas, pero se cayó y no dijo nada, simplemente esperó a que esas malditas palabras salieran de su boca.

            Y así fué llegada la noche, ella no pudo aguantar más y le dijo, que se había enrollado con otro y es más, que le había planteado dudas sobre ellos. Él tenía que entender que ella estaba sóla en aquél pueblo perdido y bla, bla, bla...y que en definitiva se iba con él a la ciudad donde él vivía. Él se quedó pasmado e incrédulo y eso que se lo esperaba, pero no de esa manera, en que ella se fuera a una ciudad lejana y a vivr con él otro. Él no podría luchar por recuperarla, estaba totalmente vendido y un precipicio cubrió su cabeza. Él estaba tan desbordado que lo primero que se le ocurrío fué decir que bajaba al bar a por una botella de champán, necesitaba estar un rato a sólas.

             Mientra bajaba ya empezó a notar las primeras naúseas del llanto, pero supo o quiso contenerse. Subió de nuevo y al llegar descorchó la botella  e hizo un brindis por los dos y por todo lo que se querían y habían vivido juntos, no fueron capaces de beberse el champán, a ambos se les hizo un nudo y estallaron en un mar de lágrimas. La noche transcurrió entre viejos recuerdos, entre caricias entrecortadas, y entre promesas de que ya nos veremos. El día se mostró por la ventana y aún seguían llorando y cada vez sus abrazos eran más dubitativos. Se despidieron con el primer barco que salía del puerto, el día era de verano pero llovía y eso aún aumentaba la sensación de tristeza. Él se subió en el barco y con la promesa de no darse la vuelta, pero le fué imposible y por última vez se dió la vuelta y vió aquellos ojos llenos de lágrimas y con las heridas del agotamiento y de nuevo a medida que se alejaban se dejaron inundar por las lágrimas.

              Pasaron meses, quizás un año y no supuieron nada el uno del otro. Los dos vivían con la apariencia de sentirse bien, aunque el dolor a veces era insoportable. Y ella se presentó un día en la casa de él y pasaron juntos esa noche. Hablaron y hablaron pero sin entrar en los sentimientos, los dos tenían miedo a entrar en ese terreno, pues los dos sabían que él no se podía ir con ella y ella que no se podía quedar con él. Aún ahora él se pregunta el porqué, pero había como algo preestablecido o quizá fuera porque la fuerza de su amor era precisamente esa, que si le querían dar forma se derrumbaría. Ella volvió otra vez, y juntos disfrutaron de sus cuerpos hasta el amanecer. La tercera vez que ella lo visitó, lo hizo en plan sorpresa y ella de buena mañana entró en su habitación y se quedo paralizada viendo que él no estaba sólo, que estaba con alguien. Ella empezó a darse la vuelta y él sólo le dió tiempo de pronunciar su nombre, y ella ya cerraba la puerta. Él se vistió como pudo y salió corriendo hacia la calle y llamándola a gritos y ella ya no estaba, simplemente había desaparecido.

             En años no se volvieron a ver y él seguía echándola de menos. Hasat que un día el se fué a Madrid a coger una plaza de opositor. Y en medio de aquél tumulto de opositores, a lo lejos vió un rostro que le resultaba conocido, no se lo podía creer, era ella. A él le pasaron ráfagas de recuerdos, al tiempo que la veía andar, y los recuerdos y las dudas y los pensamientos y todo se enmarañó y él se quedó petrificado. Él no hizo nada, bajó sus ojos hacia el suelo y no se atrevió a volver a mirar, estaba muerto de pánico. Pensó que él no era el de antes, aquél tio que irradiaba y expandía seguridad y ternura y que ahora era todo lo contrario: inseguro e incapaz de transmitir nada y después de éste negativismo, escogió la senda de la cobardía y cuando alzó su vista, ella ya no estaba y él se quedó conforme, pero no tranquilo. Y esto lo hizo sin saber que sería la última vez que la vería.

            Paso el tiempo y como dije no se volvieron a ver, bueno ella le hacía visitas esporádicas y a veces se cuela entre los sueños de él y él supone, que ella en sus sueños también le recibe. De todas formas, él llegó a pensar que mejor así, que esa relación fué lo que fué y se hizo tan grande porque siempre flotó en una nube de algodón y los intentos de bajar de la nube, siempre determinarían su fracaso. Así que ha quedado ahí, ahí guardada entre recuerdos de lo que una vez fué y de lo que pudo ser, entre los sueños que nunca realizan. Los mejores sueños son esos, los sueños que nunca se pueden realizar, sino perderían el halo mágico que les envuelve.

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...