ES TARDE (Poema)

Se hace tarde para todo,
para recordar, hablar y soñar,
para enternecerse con otra persona,
para acariciarse mutuamente,
y hasta, para guarecerse de la lluvia.

 Es demasiado tarde,
para necesitar  a alguien,
estás tan hecho y moldeado,
que tú piel es una coraza de tortuga,
y tú cerebro está petrificado.

Es tarde para alguien,
lo es para mí y ello me obsesiona,
estoy atado de pies y manos,
y soy un testigo mudo de la vida,
soy sordo y soy ciego,
soy asexuado y no siento ni padezco,
soy un muñeco de trapo,
un espantapájaros,
un jilguero que no canta,
y un perdido sin remedio.

Es tarde para comenzar el día,
pues el día no tiene un punto de salida,
es tarde para que la noche me abrace,
pues la noche repudia los ruegos y los rezos,
la noche te oye y te entiende,
si tú, a cambio, le ofreces tú vida.


¡BUENOS DÍAS! (Salutación)

Hoy son las 7 de la mañana de un sábado sabadete y una camisa nueva y un polvete. Antes que el polvete tengo que decir unas cuantas cosas, pues lo material, y un polvo es algo carnal, puede esperar y además ojalá tuviera ese problema, el tener que elegir entre pensar y echarme un polvete. Como queda más que claro, sólo me queda pensar, lo del polvete de momento lo aplazo, ¡qué remedio!.

                  Pues nada el día es de verano total, va a ser de esos días en que sol castiga sin compasión y de momento sólo tengo la música de fondo del canto de los pájaros. Entonces, buenos días a todos desde Menorca y vamos a comenzar de nuevo. Ahora uno o varios cafés y despues os sigo dando el coñazo.

                  Me he metido en mi sótano a currarlo, pues lo estoy adecentando y menudo curre me espera. Como se acumula a lo largo de la vida y mira que yo soy de no guardar nada o casi nada, pero con tres hijos, ¡hostia! como se acumula. Es lo único bueno de alquilar mi casa, bueno y la pasta gansa, claro, pero es verdad que si tienes que alquilarla te pones a fondo a pintarla, a limpiarla, en fin a dejarla como los chorros del loro. El otro día hablaba que las fotos son una potente arma de que afloren los recuerdos, pero también son los trastos. La piragua hinchable, que la última vez íbamos mis tres hijos y yo, por una especie de laguna que hay en una playa de Menorca y me acuerdo de los patos salvajes y la curiosidad de los niños por ellos. La colchoneta de la playa, que momentos más relajantes, flotando y mirando el azul cielo. Las pelotas de jugar al fútbol, al baloncesto, al padel, al pinpong. Todo esto fuí sacando hoy de mi sótano, todos éstos recuerdos inolvidables.

                  Después hay la otra cara, la cara perversa, en la que vas comprobando como se estropea todo, escalextric oxidado, coches escarallados, pelotas pinchadas, botes de pintura echos puré,.. Bueno un cúmulo de malos rollos, pero que también tienen su parte amable, pues de tan escarallados que están, te obligan a tirarlo todo. Soy un maniroto con tirar las cosas y después pasa lo que pasa, que echo cosas de menos, esas cosas que te invaden de recuerdos. pero si aún así, se acumla un huevo, figuraros si se me diera por guardarlo todo, entonces tendría que vivir fuera de casa. No hay nada mejor, que tirar de la exageración.

LA IDEA (Poema)

La idea es...
la idea es conocerte de nuevo,
es mirarte, es observarte,
es oirte y escucharte,
esa es la idea,
y por esa idea,
vendería mi alma al diablo.

La idea en sí, es buena,
como la es, cogerte entre mis brazos,
y besarte la nuca, la espalda,
y en cada rincón de tú esqueleto,
y la idea no es vana, ni es complicada,
pues en sí, la idea es sencilla,
y sólo hay que ponerse a ello,
eso sí, con sentimiento y mucho cuidado.

Y llegara el momento,
ese momento tan esperado,
en que por fín,
pueda saber lo que los dos sentimos,
y si después de reconocerte de nuevo,
tú sigues siendo la causante,
de que mis pupilas se dilaten.

IDENTIDAD (Repaso histórico)

Nos pasamos la vida buscando nuestra identidad, algo que nos defina como personas y que a la vez nos diferencie de los demás. Y yo no soy la excepción de la regla, soy uno más, soy un buscador de mi identidad. Es como ese buscador de tesoros que se pasa la vida removiéndolo todo y para ello se adentra en todo tipo de parajes y situaciones. Somos así los seres humanos, y somos por tanto predecibles: nacemos, vivimos y morimos y siempre perseguimos lo mismo, saber quienes somos. Yo no sé cuando comenzó esa necesidad, supongo que empezaría en la adolescencia, que es cuando uno persigue, el saber quién es y ahi, es cuando te forjas tú primera identidad.

                             Después al pasar a la Universidad, te vas librando de las capas más molestas y pesadas y te vas aligerando un poco. Pero salen nuevas contradiciones que alimentan nuevas preguntas y entonces y sin darte cuenta, tú te vas transformando y llega un momento en que ya no te encuentras. ¡todo ha cambiado tanto!, que te encuentras perdido y sólo y sólo ante el inmenso mundo y perdido entre un mar de dudas.

                            Más adelante, vas resolviendo alguna dudas, pero son tantas y además como se presentan dudas nuevas, y a consecuencia de integrarte en el engranaje laboral. Sí, el trabajo te inunda de dudas y éstas son más descarnadas y realistas y por tanto hacen más daño. Y tiras como puedes, pues tú mochila está cada vez más cargada y te vas cansando y aplazas y aplazas y te vuelves espeso y poco resolutivo y te embadurnas en alcohol y en todo tipo de drogas, para anestesiar a ese mar de dudas.

                            En mi caso éste proceso, fué más largo de lo aconsejable y me arrastré por caminos siniestros y lo que antes pensaba y quería ser, querer ser una persona noble y sincera, se transformó en un monstruo lleno de mentiras. De tanto mentir ya no sabía lo que era cierto y lo que no era, mentía en todos los lados, en el curre, fuera del curre, en casa y hasta me mentía yo mismo (me autoengañaba). Durante esos años la mentira fué mi compañera de viaje, nunca me abandonó y ni yo a ella.

                           Al final y al cabo de muchos años, hice mi primer intento de saber que me pasaba, mi primer intento serio y llegué a escarvar un poco, pero no lo suficiente o sea que lo avanzado sufrió otro retroceso. Por tanto, al cabo de unos años más, me tuve que poner el traje de faena y ésta vez sí, si creo que llegué hasta el núcleo de mi identidad y ahora, en éste momento aún estoy tirando del hilo y sé que éste proceso ya no se va acabar nunca. Pero ahora sé que tengo una identidad que me identifica como persona y por tanto sé lo que yo quiero, sólo me queda caminar hacia ello o sea ir limando mis aristas con sumo cuidado, pero el núcleo de mi identidad, ahora ya está conmigo. ¡Ahí es ná!.

JULIO CORTÁZAR