
Y lo peor de todo, es cuando has acabado el rompecabezas y en tú mano se quedó una pieza y ahora ¿qué hago?, desmonto todo y reconstruyo o la escondo, que después de insertar miles de piezas, no se va a notar que falta una. Ésto es lo peor para un quisquilloso, un don perfecto de la vida, porque éste elemento si que se pone a desmontar y a volver a empezar. Pero que se jodan los quisquillosos, por maniáticos y perfecionistas, pues un buen mueble de Ikea tiene que tener su pequeño fallo, sino, no es de Ikea, será de otra marca o sea en el pedigrí de Ikea va escrito en tinta china (porque los hacen en China), que siempre, que siempre faltará por ponerle un tornillo.
Aunque siguiendo a pie juntillas el prospecto o el manual de instrucciones, es raro que se quede por poner una pieza. Por eso a los cuadriculados, los muebles de Ikea les van de maravilla. Para los espontáneos de a pie y la os que les gusta poner su granito de arena, entre los que me incluyo, al querer poner un poco de imaginación, la has cagado del todo, la imaginación es incompatible con el manual de instrucciones de Ikea. Hay personas que se consideran expertos montadores de muebles Ikeanos y lo dicen con orgullo: yo tengo experiencia en montar muebles de Ikea y se quedan tan contentos. Ellos no saben que ser experto en ésta materia es equivalente a ser descerebrados y cuadriculados y por tanto determina una forma de ser o de estar, soy un descerebrado montador de muebles Ikea.
El montaje de estos muebles es ideal para que sufren un transtorno de atención, como yo lo sufro, pues es una buena terapia conductista, si no te gustan los rompecabezas pues te tomas dos tazas y al carajo. A mi que me dejó llevar por el vuelo de una mosca, me viene muy bien, ver como se inserta un tornillo y si son mil, pues tendré que fijarme igual o más y que la mosca se vaya a tomar por culo. O sea a los extraterrestres, como yo, que vivimos de espaldas a la realidad, los muebles de Ikea son supositorios surrealistas y al principio te duele un poco el culo, pero después le vas cogiendo gusto y al final, te los metes sin necesidad de vaselina. ¡Ponte un Ikea en la vida!.