

Me acuerdo de mi Cádiz cuando hablo de Jamón y como fui la primera vez a comprar Jamón del bueno a una tienda especializada en el tema y cuando vi los precios alucinaba y cuando me fijé en lo fino que lo cortaban (en mi tierra gallega y como el jamón es malo y no cura como se tiene que curar, pues pasa que se corta a tacos o a grandes trozos y porque sino no te enteras que estás comiendo jamón) y en lonchas finas y casi transparentes y a precio de oro, claro que todo ese invento se me vino abajo en cuanto probé ese Jamón de pata negra (que pasada de sabor, que melodía en la boca). Y desde ese día me enamoré del Jamón de pata negra. Bueno, el que hoy compré no es pata negra y ni siquiera se aproxima...pero espero obtener buenos sabores con él. Tiene una pinta muy buena y yo tengo unas ganas inmensas de hincarle el diente y ambas cosas suman y hasta se multiplican y en definitiva me voy a poner ciego de comer jamón.

Me acuerdo que en mi Cádiz del alma bendita se hacían comidas de empresa alrededor de un puto jamón. Entre todos se pagaba una buena paletilla del mejor jamón acompañada de un mejor vino y venía todo un señor cortador de jamón que se pasaba la tarde haciendo eso o sea cortando jamón. Y bueno, de la paletilla sólo quedaban los huesos. Hay que tener arte para saber cortar como toca un buen jamón y yo recién llegado a mi Cádiz no comprendía que ese fuera todo un oficio que debiera estar así de reconocido y que por lo tanto y lo que me quedó muy claro... es que no todos servimos para realizar ese oficio. Yo tengo claro, que no sirvo y además siempre se me va la mano y hago las lonchas del jamón más gordas de lo que toca (se me va la vena gallega), aparte de que soy un tío muy caótico cortando el jamón (y en otro millón de cosas) y me falta tener esa paciencia que tiene que tener el buen cortador de jamón.