Y hoy y ayer y anteayer y mañana y pasado y todos los día fútbol. Sobredosis de fútbol y eso ya lo sé, pero el partido de hoy lo tengo que ver. Sé que estoy enganchado y lo reconozco, pero igualmente que nadie me quite mi partido. Mañana diré lo mismo y pasado y así hasta que acabe el Mundial. Quizá no tanto, pues se va a acabar la Champions y la Liga a éstas alturas ya casi carece de alicientes. Lo importante de verdad, es que hoy he jugado a Padel y que he ganado y en cuatro sets y casi me muero.
Me he quedado como nuevo, cansado pero ligero y con esa sabor a victoria que solo dan las endorfinas positivas o sea las que segregas siempre pero con el ingrediente extra, de haber vencido. Si vas ganando corres mucho más y te esfuerzas y te agachas y te doblas y te desdoblas y eres capaz de jugar hasta haciendo el pino.
Y esto que digo es innegable, pues cuando todo va rodando todo te sale. O sea que eso que da igual ganar o perder y que lo importante es participar, pues es mentira mentirosa. Bueno puede ser así, si el que va a jugar ya va vencido, pero si vas con ganas de ganar, lo que quieres es ganar y si puede ser, ganar dos o cuatro veces. Y si gano me siento menos cansado y más animado. Es un pequeño chute de endorfina que te metes por el hecho de haber ganado. Cuando alguien va a correr o a nadar o andar en bici, se pone el límite que le da la gana y si alcanza o no ese límite, pues el tío no se queda igual. El sabor de la victoria eleva la moral y te ayuda a alucinar, bueno esto último si tú le das una ayudita (un porro o algo parecido).

Y esto que digo es innegable, pues cuando todo va rodando todo te sale. O sea que eso que da igual ganar o perder y que lo importante es participar, pues es mentira mentirosa. Bueno puede ser así, si el que va a jugar ya va vencido, pero si vas con ganas de ganar, lo que quieres es ganar y si puede ser, ganar dos o cuatro veces. Y si gano me siento menos cansado y más animado. Es un pequeño chute de endorfina que te metes por el hecho de haber ganado. Cuando alguien va a correr o a nadar o andar en bici, se pone el límite que le da la gana y si alcanza o no ese límite, pues el tío no se queda igual. El sabor de la victoria eleva la moral y te ayuda a alucinar, bueno esto último si tú le das una ayudita (un porro o algo parecido).