PESADILLA

 No recuerdo muy bien los acontecimentos

ni si los hechos fueron antes

o si fueron después de que todo empezara.

No recuerdo su cara, ni su rostro,

ni si hablaba mi idioma

o si se entendía por gestos,

todo es muy borroso

el dolor te nubla la mente

y te oscurece el alma.

Meses más tarde comprendí

que todo lo que había pasado

era producto de una terrible pesadilla.





















No recuerdo muy bien los acontecimentos

ni si los hechos fueron antes

o si fueron después de que todo empezara.

No recuerdo su cara, ni su rostro,

ni si hablaba mi idioma

o si se entendía por gestos,

todo es muy borroso

el dolor te nubla la mente

y te oscurece el alma.

Meses más tarde comprendí

que todo lo que había pasado

era producto de una pesadilla.

NO ES QUE QUIERA DECIR LO QUE AHORA PIENSO

 No es que quiera decir lo que ahora pienso,
no, no es eso,
es otra cosa muy distinta,
es necesidad instintiva de contar,
es vomitar bilis y arráncarme las vísceras
y de una en una y sin morderme la lengua,
es darme la vuelta sobre mí mismo 
y al mismo tiempo, hacer el pino.
Necesito abrirme en canal
para que mis intestinos se doren al sol,
para que mi corazón suene como un tambor de sangre caliente,
y para que mis pulmones se encharquen de calor humano,
y yo mientras tanto,
examinaré el chasis que me sostiene en pie,
sacaré mis ojos de sus órbitas
y jugaré con ellos a las canicas.
Porque yo necesito un cambio,
un cambio de vida o un cambio de mundo,
o un cambio de disco duro,
necesito otra forma de ver y sentir las cosas,
estoy harto y cansado de ser yo mismo.






Nadie me dice nada

  Nadie me dice nada,
ni una palabra, ni un sentimiento,
ni una sonrisa, ni un trozo de viento,
¡nada!
Y quizá sería yo el que tendría que decir algo,
pero os juro,
que yo digo y hago lo que puedo,
me abro las venas cada mañana
me parto por mis cuatro puntos cardinales,
y en canal y a cielo abierto...
además, narro mi día a día,
digo lo que pienso y lo plasmo sin más,
digo lo que siento y lo suelto sin pensar,
soy como un libro abierto
lo que tengo...lo doy,
y lo que no tengo...también,
y si pudiera llegaría aún más lejos,
daría todo mi mundo 
y resolvería y de una puta vez, mi ecuación.




 

OLA DE CALOR

 Día 28 de Mayo del 2013. Aquí seguimos en mi nave espacial dándole un poco a todo...a la farlopa, al caballo desatado y al pastillamen, un "variadito" que así se llama. Ahora bien, sin gota de alcohol. Menuda primavera de mierda, menudo fiasco, ni calor, ni sol, ni hostias benditas. A veces amenaza con aparecer el sol, asoma timidamente su radiante cabeza, pero enseguida la agacha y las temperaturas siguen siendo otoñales. Y no es que quiera calor (porque en realidad, lo odio), pero si un poco de calorcito suavecito, de ese que templa el cuerpo  y tal y como lo consigue una taza de un buen caldo. Aparte en ésta Isla, el mar es su principal atractivo, es un mar bondadoso de aguas cristalinas y con una temperatura idónea, salvo cuando aprieta demasiado el sol, entonces el agua se recalienta y pierde su poder refrescante.

Me viene a la cabeza cuando aterricé en ésta Isla, fue en el verano de la famosa ola de calor. Bueno, más que aterrizar yo llegué con mis tres hijos en barco desde Valencia y no os puedo describir como aluciné cuando el barco empezó a entrar por la bocana del puerto de Mahón. Un día precioso de verano, en pleno mes de Julio, y las piedras y los barcos y el azul del mar y el sol brillante y todo como demasiado alucinante. Pero también saboreé el calor, el calor húmedo y sofocante, el calor de los trópicos, el calor de caldera encendida y que nadie se había acordado de apagar. Sudar y sudar y no dejar de sudar en todo el día. 

La noche aún resultaba peor, pues se juntaba el cansancio con las ganas de dormir y eso era completamente imposible. El primer piso alquilado, era un cuchitril en un 5º piso, el último y para que el sol lo recalentara todo el puñetero día. Nos acostábamos muertos de cansancio y el hecho de hacerlo era otro suplicio, sudor a espuestas, sudor pegajoso y el aire denso e irrespirable. Y te duchabas de nuevo, pero aquella era agua caliente y más sudor y otra ducha, hasta que al final y sobre las 5 de la mañana, justo cuando los huevos me reventaban, me iba al coche y encendía el aire acondicionado y por lo menos sobaba un rato. En la Isla se habían acabado los ventiladores  y los aparatos de aire acondicionado, como también hubo escasez de hielo.

En mi vida he pasado tanto calor como cuando llegué a ésta Isla y esto fué hace 9 o 10 años, no me acuerdo muy bien. Menos mal que a partir de ahí no hubo otro verano igual, en tal caso alguno y como mucho durante un mes se aproximó un poquito a aquél bochornoso verano, el verano de la ola de calor. Ese fue mi recibimiento en la Isla donde yo vivo, vamos, como si me estuviera diciendo: "Véte por donde viniste, cacho capullo". Y yo entonces, no lo comprendí, pero ahora que volvemos a estar en otra ola de calor (año 2.022), entiendo muy bien aquél mensaje: te vas o te corto los huevos...Pero aún así...aquí sigo.


 



PAULO COELHO


 

LA NIEBLA

 La niebla, la añorada niebla, mi vieja conocida y tan vieja como mi vieja existencia. Yo nací entre la niebla, es más fuí concebido en ella, en esa noche de verano en medio de una nebulosa de alcohol (otro tipo de niebla). Allí fuí concebido, por un mal polvo, por no sacar la polla a tiempo. Así es de dura la vida, estar vivo por un mal polvo o por un mal cálculo del método ojino (que fallaba más que una escopeta de feria). Después viví dentro de la barriga de mi madre durante 9 meses, 9 largos meses, en los que viví placidamente flotando entre líquido amniótico y sólo despertando por pequeñas sacudidas que mandaba mi madre. Eran como pequeñas convulsiones, como intentos de que la placenta se desprendiera del útero, con el fin que el embrión, que era yo, se quedara vacío o simplemente fuera expulsado. Vamos la historia de un embarazo no deseado, tampoco es tan raro no ser deseado, pero a lo que voy, que siendo yo un embrión o huevo, notaba el rechazo, las ondas negativas me llegaban por la sangre materna.

Nueve meses después, nací yo, en un triste día, triste para los demás no para mí, el día 5 de Febrero de 1956. Un día frío y lluvioso de invierno y lo primero que ví al asomar mi cabeza fué el mar, pues lo tenía de frente. Más que verlo lo intuí, pues sobre el mar de la ría de Vigo, la niebla extendía su guante blanco. De nueva la niebla, mi compañera y amiga. Mi infancia fue una lucha titánica entre los claroscuros: hubo días de luz brillante, así como hubo otros días oscuros y negros. A veces recuerdo éstas épocas, como cuando en verano uno estaba a la sombra de la parra de un viñedo y las hojas de la vid las movía el viento, eso creaba una lucha de claroscuros, el sol y la sombra, la sombra y el sol, haciendo un juego de luces alucinante y siempre brillante. Mi infancia transcurrió entre los dos polos y en su conjunto, recuerdo mi infancia con niebla o sea no salía el sol pero tampoco era la oscuridad absoluta. Las sombras, las sombras vivían en la niebla y de vez en cuando me daban miedo, pues se transformaban en monstruos oscuros, como negras sombras cambiantes y amenazantes.

En mi pubertad y hasta los 25 años me sacudí la niebla, me la quité de encima y no por un proceso de un profundo pensamiento, que va, era sólo que fuera y a mi alrededor, había demasiados estímulos para ser vividos, por lo que me dediqué a revolucionarlo  todo y a vivir a tope. Después de los 25 años y hasta hace un año, quitando algunos preciosos años en que disfruté como un jabato con mi mujer e hijos, la niebla volvió conmigo. Fueron años de duras luchas internas, de agobios de trabajo, de oposiciones, de más trabajo y  de engaños y desengaños. Ya digo que por el medio quedaron pequeños claros, que me sirvieron para cargarme las pilas, pero fuera de ésos períodos volvía la niebla, de nuevo la niebla y las sombras, las sombras que siempre me acompañaron, las que me mecieron dentro del seno materno, las que me amamantaron, las que me dieron la mano cuando fuí niño, las sombras de la dudas de mi pubertad, las sombras después de la Universidad, las sombras que había en algunos pacientes, las sombras que dejaron los muertos, las sombras de rastros inútiles búsquedas, las sombras de amores rotos, la sombra del olor a sangre, de un hueso aplastado y roto y su doloroso dolor, la sombra  de los espíritus mágicos y la sombra del viento.

Mis fantasmas a veces acuden de nuevo a mi y entonces me cuentan y me dicen los secretos olvidados. Ellos son los que me contaron mis vivencias en el útero materno, en mi infancia, y en el resto de mi recorrido y ahora a los fantasmas los veo en los cruces de las calles, en los semáforos, y hasta en los ojos de un niño y gritan y gritan como una sirena de ambulancia y allí vamos hacia otra posble muerte y a resucitar a un fantasma y masaje y reanimación, todo es pura adrenalina, la que se le pone al fantasma y la que nosotros segregamos y sangre y ojos abiertos y aspirar y hacerle respirar y cuidado no tires ese frasco y sigue dando el masaje y sudor y sudor hasta que el sudor te niebla la vista y de nuevo la niebla, la niebla de la adrenalina. Y el tío sale o no sale, pero tú te llevas a otro fantasma a casa y días y noches en que se aparece en cada esquina de tu vida,  fantasmas en manifestaciones, fantasmas  en la cama y fantasmas  que no te dejan dormir: insomnio, angustia, y  pesadillas. La trilogía que no te deja dormir, la trilogía maldita.


 



A VISTA DE PÁJARO

 Le doy vueltas a todo. Empiezo por la mañana temprano y  en cada segundo le doy una vuelta más y así al final queda un paño estrujado, arrugado, denso y espeso. A veces pienso en el efecto boomerang, o sea pienso y decido una cosa y después otra y al final esas dos cosas vienen acrecentadas y como olas gigantes, o sea, que me llegan con mucha más fuerza. Y de nuevo empieza la rueda, la traca, la noria y por último, se presenta el mareo de la noria. Es exagerado lo de marearse, pero es una forma de expresarse o sea que no me mareo, pero casi. El vértigo, me parece más acertado, el vértigo, el puto vértigo, el que te da cuando estás a los pies de un precipicio o de un veinteavo piso. Y hablando de eso, de alturas, lo más alto que viví fue en un piso 18, allí en una torre horrible que aún hay en A Coruña. El sitio era una pasada, pues daba a la playa de Riazor, la playa de la ciudad, pero lo que era en sí el edificio, era un cagarro de mierda sólo que demasiado alto.

Allí en A Coruña, el viento sopla que pela y éste cucurucho de edificio estaba construído frente al mar, dando la cara (océano Atlántico), y cada vez que el viento se cabreaba (que en otoño e invierno, eran muchas veces) había pequeñas oscilaciones en todo el edificio, no eran grandes movimientos pero sí pequeños vaivénes. Aparte que el viento se filtraba por los resquicios de las ventanas, que eran muchos y grandes, sobre todo por ser casa alquilada que no se repara con muchas ganas. Así que el silbido del viento era la música de fondo, que suena muy romántico pero cuando la tienes todo el día pegada a tu oreja, es para volverte loco. Ahora las vistas, las vistas eran perfectas, eran unas grandes vistas, y lo más curioso de todo, es que para mí la mejor vista no era el mar, la mejor vista para mi, era las vistas de la ciudad. Desde allí arriba, dominando la ciudad, las luces de neón, los semáforos de colores, los faros de los coches, las luces de las casas, era un paisaje completo, un paisaje de urbanita.

Yo no tengo que olvidar, que al mar, lo he visto por todos los lados y por todos los ángulos y desde todas las perspectivas, por tanto, verlo desde la cima, me gustó, claro que me gustó, pero no pasó de gustarme y en cambio, ver a la ciudad desde allí arriba fue una alucinación a colores, además que esa vista te ponía y como te ponía, te llenabas como un pavo real al ver al mundo rendido a tus pies, ¡que sensación de poderío!. La misma sensación o parecida, la tuve hace poco, cuando en Barcelona subí a la torre de telecomunicaciones o torre de Norman Foster, sí, el que se casó con aquella tía que por la tele nos daba lecciones sobre el sexo, que manda carallo, lecciones sobre sexo, pero bueno alguien tenía que darlas, además que su principal virtud es que era una comunicadora muy buena, lo del sexo sólo era el guión que le tocaba. Pues éste pirulí está en la parte más alta de Barcelona y se tienen  que subir doce plantas y entonces desde allí arriba te sientes el amo del mundo y del cotarro, ¡que sensación!, ¡que plenitud!, ¡que borrachera de los sentidos!. A éste pirulí se debe subir cantidad de veces el Artur Más, para ponerse y sentirse el amo de Cataluña, pues no sólo se ve Barcelona, también se ven las grandes ciudades de su alrededor, el que llaman el cinturón industrial de Barcelona..



 


Le doy vueltas a todo. Empiezo por la mañana temprano y  en cada segundo le doy una vuelta más y así al final queda un paño estrujado, arrugado, denso y espeso. A veces pienso en el efecto boomerang, o sea pienso y decido una cosa y después otra y al final esas dos cosas vienen acrecentadas y como olas gigantes, o sea, que me llegan con mucha más fuerza. Y de nuevo empieza la rueda, la traca, la noria y por último, se presenta el mareo de la noria. Es exagerado lo de marearse, pero es una forma de expresarse o sea que no me mareo, pero casi. El vértigo, me parece más acertado, el vértigo, el puto vértigo, el que te da cuando estás a los pies de un precipicio o de un veinteavo piso. Y hablando de eso, de alturas, lo más alto que viví fue en un piso 18, allí en una torre horrible que aún hay en A Coruña. El sitio era una pasada, pues daba a la playa de Riazor, la playa de la ciudad, pero lo que era en sí el edificio, era un cagarro de mierda sólo que demasiado alto.
Allí en A Coruña, el viento sopla que pela y éste cucurucho de edificio estaba construído frente al mar, dando la cara (océano Atlántico), y cada vez que el viento se cabreaba (que en otoño e invierno, eran muchas veces) había pequeñas oscilaciones en todo el edificio, no eran grandes movimientos pero sí pequeños vaivénes. Aparte que el viento se filtraba por los resquicios de las ventanas, que eran muchos y grandes, sobre todo por ser casa alquilada que no se repara con muchas ganas. Así que el silbido del viento era la música de fondo, que suena muy romántico pero cuando la tienes todo el día pegada a tu oreja, es para volverte loco. Ahora las vistas, las vistas eran perfectas, eran unas grandes vistas, y lo más curioso de todo, es que para mí la mejor vista no era el mar, la mejor vista para mi, era las vistas de la ciudad. Desde allí arriba, dominando la ciudad, las luces de neón, los semáforos de colores, los faros de los coches, las luces de las casas, era un paisaje completo, un paisaje de urbanita.
Yo no tengo que olvidar, que al mar, lo he visto por todos los lados y por todos los ángulos y desde todas las perspectivas, por tanto, verlo desde la cima, me gustó, claro que me gustó, pero no pasó de gustarme y en cambio, ver a la ciudad desde allí arriba fue una alucinación a colores, además que esa vista te ponía y como te ponía, te llenabas como un pavo real al ver al mundo rendido a tus pies, ¡que sensación de poderío!. La misma sensación o parecida, la tuve hace poco, cuando en Barcelona subí a la torre de telecomunicaciones o torre de Norman Foster, sí, el que se casó con aquella tía que por la tele nos daba lecciones sobre el sexo, que manda carallo, lecciones sobre sexo, pero bueno alguien tenía que darlas, además que su principal virtud es que era una comunicadora muy buena, lo del sexo sólo era el guión que le tocaba. Pues éste pirulí está en la parte más alta de Barcelona y se tienen  que subir doce plantas y entonces desde allí arriba te sientes el amo del mundo y del cotarro, ¡que sensación!, ¡que plenitud!, ¡que borrachera de los sentidos!. A éste pirulí se debe subir cantidad de veces el Artur Más, para ponerse y sentirse el amo de Cataluña, pues no sólo se ve Barcelona, también se ven las grandes ciudades de su alrededor, el que llaman el cinturón industrial de Barcelona..

 



UN PERRO VERDE

 Honestidad, ¡qué palabra tan rara!. Esa palabra ya no sé si está en el diccionario y por tanto mal uso y desuso. Ser honesto fue un valor en si mismo, pues antes se valoraba la honestidad en sí y se le daba el valor que realmente tiene. Ser honesto, ser sincero, ser creíble, ser buena persona, todo esos valores fueron aplastados por una apisonadora llamada sociedad. O acaso no nos acordamos cuando se valoraba como héroes a los yupis y a la ideología que representaban. O también cuando en épocas de vacas gordas mucha gente se hizo de oro vendiendo parcelas o pisos o apartamentos y después revendiéndolas a precio de oro y para comprarse unos baugas todoterreno que te cagas.

Pues toda éste mierda que yo digo, crea ideología. Y tanto que la creó, pues empezó a ganar puntos la apariencia y la ostentación de la riqueza del que ayer era un muerto de hambre. Y ser rico y sobre todo, ser rico y un buen explotador, era el sumun del ideal social de aquella, para mí, penosa época. De ahí vino una avalancha de todosterrenos a todo lujo, de chalets que parecían castillos mediavales y que demostraban el mal gusto que algunos tenían, motos de azlta cilindrada para los niños egocéntricos y mimados y desprecio para todo lo que significara cultura y ciencia. Le llamaron, la cultura del dinero y eso ya lo dice todo. Y claro en ese tipo de ideología no entraba para nada la palabra, honestidad. Eso era para los cuatro pringados que aún creían en películas ya pasadas de moda.

O sea que no solo estábamos en una crisis económica, sino y también, ante  una crisis social y cultural de altos vuelos que no tenía precedentes. Pero estas dos últimas vinieron antes de la crisis económica, pues llegaron en épocas de las vacas gordas o dicho de otro modo, vinieron con la cultura del dinero. Pero esto nadie lo dice, pues incluso los que presumen de llevar las riendas de la cultura, en esos tiempos estaban bañados de dinero y ahora solo se quejan de que están en crisis y porque no hay pasta por parte del Estado, pasta y que por supuesto, los subvencione y los unte convenientemente.

Si en éste país y en todos sus rincones, cuecen habas y hasta la SGAE, que es la que atesora la pasta de los impuestos de la música, se llenaron los bolsillos de dinero ajeno. Claro que si se junta el hambre con las ganas de comer, pues ya la hemos cagado del todo, porque si a una crisis económica como la que hubo, se le suma una política de Gobierno abominable hacia la cultura, pues el resultado está más que claro. Una mierda reseca. Y eso es en lo que se quedó nuestra política cultural. Hoy en día la palabra cultura casi carece de significado y dentro de poco, será tan rara como ver a un perro verde por la calle.




CONTADOR DE HISTORIAS

 A mí me gusta contar cosas, es más...me encanta y por esa razón tan simple disfruto escribiendo. De las razones en que puedo apoyarme para intentar demostrar que tuve algún tipo de antecedente procedente de mi historia anterior, no encuentro ninguno que se base en que estoy marcado desde mi tierna infancia, es decir, a mí nadie me leía nada o me contaba cuentos antes de dormir, ni me narraba bellas historias, ni mi madre, ni mi padre, ni el resto de la familia. Entonces deduzco, que me gusta contar historias pues precisamente porque nadie me las había contado. Es una carencia, parecida a la que dan los bancos, pero menos materialista. Y por eso al carecer de ello y quizá también debido a que yo no supe contárselas a mis hijos y por las razones que fueran y que ahora mismo no vienen al cuenta de ser narradas, pues por eso ahora me estoy despachando y me reafirmo y con todas sus letras, que soy un contador de historias.

Como más disfruto es cuando atrapo una pequeña idea o palabra y a través de ella hago un desarrollo, entonces me quedo atrapado en mi propia telaraña y me dejo mecer plácidamente en ella. Yo no puedo recurrir como otras personas hacen, a que el abuelo le leía o le contaba historias, más bien lo contrario, todo lo imaginativo, en mi casa estaba prohibido. Mi hermano en aquellos tiempos, era el más ensoñador de todos o por lo menos era el que podía expresarlo, digamos que era el ojito derecho de mis padres, y debido a sus juegos imaginativos, mis padres me decían, que era un buen chaval pero que vivía un poco en las nubes. ¿Si ellos supieran que nube tenía yo?, que poblada estaba y que juego me daba. Pero yo ni me atrevía a mentar al demonio... ya recibía de sobra sin tener que mentarlo.

Envidio a las personas que declaran que les contaban cosas en su infancia, lo envidio, pues creo que en la infancia es el momento ideal para que te cuenten hermosas historias, eres como más libre y tu imaginación no está sometida a tantos tabúes que con los años nos van limitando. Como véis yo me estoy resarciendo y abonando el terreno perdido, lo que demuestra que nunca es tarde si uno llega a saber sus carencias. Descubrirlas no es fácil, a mi me ha llevado muchos años, pero una vez que se descubren, aunque sea a los 56 años, no hay que perder más tiempo y toca arrimar el hombro. De verdad os digo, que todo parece mucho más sencillo cuando has descubierto tu propio vacío. Y ahora, que tengo 66 años, sigo escribiendo.




ME OLVIDO (2.013)

 Me olvido de tantas cosas, que hasta me olvido de lo que tengo que hacer y deshacer, me olvido de asuntos elementales y primordiales y vitales, me olvido que tengo que comer, que tengo que lavar ropa, que tengo recados y obligaciones por hacer, que tengo que surtir de alimentos mi nevera, me olvido de que existo y que necesito cuidarme y hasta me olvido de.......olvidarme que me olvido.

Olvidar, menuda quimera, ya quisiera yo olvidarme de verdad, olvidarme de quién soy y solamente dejarme llevar, dejarme deslizar por el mundo en silencio, viendo, observando y callando, sí, también callando, pues estoy harto de opinar, criticar y despellejar todo lo que veo y siento. El cuerpo me lo pide a gritos y no digamos mi cerebro, mi cerebro está desahuciado, agotado y exhausto. En resumen nada que no se cure con unas buenas vacaciones.

Serían unas vacaciones terapéticas, unas vacaciones necesarias después de un año convulso, demasiadas cosas han pasado por mi cabeza y no sólo por mi cabeza, han pasado situaciones externas extremas y en las que me he involucrado de ese manera en que yo sólo me involucro, al cien por cien, por no decir al doscientos por cien. Desde el mes de Noviembre que tenía planificado mi viaje por Asturias y que al final, por asuntos monetarios he tenido que suspender. Después por mi cabeza han pasado diversos proyectos que tal como salían se diluían, la realidad no me dejaba margen de maniobra y así han pasado los últimos meses, pensando que el siguiente mes iba a venir dios y me iba a echar una mano. Claro que he resuelto cantidad de cosas, claro que sí, pero yo soy un ser humano y necesito de vez en cuando desengancharme de la puta realidad de cada día y estoy llegando al momento, en que mis hechos me importan una mierda, empiezo a estar tan saturado que sólo valoro una posible salida: desconectar, olvidarme, descansar, soñar, dormir, pensar, reír, llorar, sentir, amar, y sobre todo sentir la paz con uno mismo, no la paz eterna si no la paz humana, aunque ya sabemos todos que es una paz limitada, pero señores y señoras, es la que hay.

El cuerpo me chirría y las articulaciones se me quejan a gritos, el cuerpo y ¿el alma?. El alma es el compendio del desespero, es un alma agónica y casi terminal. El alma necesita tener estímulos, pues de ellos se alimenta, necesita ver nuevos horizontes, ver tierras desconocidas, ciudades, grandes ciudades, ríos, montañas, valles, playas, y aguas de manantiales y para que el alma se purifique y se limpie de una puta vez por todas. Necesita nuevos nutrientes, vitaminas, parajes, estepas, mares y cordilleras. De alguna manera tengo que hacerlo, pues mi futuro inmediato no es precisamente una perita en dulce. Pero bueno, igual que se descubrieron nuevos mundos, yo puedo descubrir nuevas maneras de levantar mi propia economía. Todo se andará, el caso es no perder nunca el objetivo, que no es otro, que irme de vacaciones.



Entonces ¿qué hacemos?,

 

Entonces ¿qué hacemos?,

¿lo dejamos pasar?

¿nos olvidamos de ello?

o lo anotamos en nuestra libreta

y como un hecho que nadie nunca jamás podrá olvidar.

Un concejal del PP se echó un polvete

debajo de la imagen del cristo de su pueblo,

que para mí, no pasa nada

y porque para follar me vale cualquier sitio,

pero para este santo capillitas, no pasa lo mismo.

Para él, es un puto pecado mortal,

para él y para toda su familia

es un hecho que contraviene todos sus principios religiosos

y por tanto,

acaba de fulminar su carguito político

y a partir de ahora se hablará

de un exconcejal del PP

que fue pillado echando un polvete

bajo la imagen de Jesucristo.


















CARENCIAS

 Carencias. ¿Tengo yo carencias?. Pues claro que tengo, como tenemos todos. Carencia es carecer de algo, por tanto todos carecemos de algo, unos más que otros, pero así es la vida, no vamos a ser iguales en todo. Lo primero de lo que yo carezco, es de pelas, pues sencillamente estoy a dos velas. El dinero, el asqueroso dinero, ese vicio materialista que todo lo pudre, pero en la sociedad en la que vivimos es fundamental y casi no se puede vivir sin él. Antes cuando estaba empufado, no quería pensar en como y porqué lo estaba y me salía por peteneras, con frases como "dios proveerá" o "ya vendrán tiempos mejores", pero para mí desgracia ni se cumplió ni lo uno ni lo otro, al revés siempre se cumplió el dicho: "A perro flaco todos son pulgas" o sea, que se iban incrementando los pufos y lo que pasaba era que en mi situación la caja B era la de los pufos, no era precisamente la caja B del Bárcenas.

Ahora soy más consciente de mi falta de pasta y es más no lo aplazo, lo estudio y me enfrento y por último planifico, me siento ahora tan perfecto en éste aspecto, que hasta me gusto yo mismo y sin darme cuenta me empiezo a comer a besos y no me doy por culo, porque no llego. Y aún así, el tema de la pasta no es fácil de resolver, pues por mucha planificación si uno sufre una bajada del 20% del sueldo y añadimos los pufos arrastrados, al final el tema se complica y la solución no es tan fácil. Pero bueno, estoy en el camino correcto y de momento eso me consuela.

Me pregunto si carezco de sentimientos. La verdad es que creo que no, que tener los tengo, que puedan ser mejores o peores se podía discutir, pero habelos hainos. Claro que si te repasas un poco más, hay sentimientos encontrados, hay sentimientos contradictorios, pero la contradición es pura lógica vital, es el motor que mueve la historia. Y me digo, ¿yo carezco de pensamientos y sensaciones?, pues la verdad es que no, de eso voy sobrado, no me da ni tiempo a escribir sobre ellos, pues tengo tal acúmulo de ambos, que me cuesta discernir por cual de ellos debo seguir. ¿Carezco acaso de ilusiones?, tampoco me veo en ello, creo que tengo más ilusión que los ciegos de la once, y eso sí que es tener ilusión, ilusión ciega, que es el no va más de todas las ilusiones. Entonces, ¿carezco de cariño?, aquí tocamos un punto muy sensible. Yo dar lo doy y dar me lo dan, lo que pasa con este punto... es que somos seres humanos y como humanos siempre pedimos y queremos más. Yo lo tengo todos los días y lo tengo a mi alrededor, pero siempre hay algún momento del día en que uno quiere más, es algo vital, es instinto de necesidad.

Por último, ¿Carezco de felicidad?. Hombre en plan absoluto, seguro que carezco, pero eso creo que hasta dios carece de ello. Entonces si relativizo, yo creo que ni fu ni fa, hay destellos de felicidad y hay una línea de base o de funcionamiento, que es más bien positiva, es decir con sus más y sus menos, pero que la suma de todo, resulta una línea por encima de la media y la media es la que marca la frontera que hay entre los dos polos, el polo positivo y el negativo. Y sumando todo, sumando las factores que expuse ¿cuál es mi idea de como me encuentro?. Pues a pesar de estar arruinado (relativamente, hablo), y de tener unas carencias relativas en los terrenos de los sentimientos, y digamos de la felicidad, pues se ven compensadas con el exceso de pensamientos y sensaciones y el balance definitivo, es tirando y mucho, hacia el lado positivo. Aunque haya días o momentos o instantes, en que piense todo lo contrario o sea puedo tirar hacia la felicidad, pero gilipollas no soy, no soy un plasta positivista, de esos que le das una hostia y ponen la otra mejilla, de eso nada, chaval. Yo la devolvería con todas mis ganas.


 



¿Qué hace la vida conmigo?

 

¿Qué hace la vida conmigo?

Me ha hecho nacer, crecer,

ser, dejar de ser,

vapulearme,

amordazarme,

liberarme

y hacerme pensar

que soy más útil que inútil,

que sirvo para algo,

que lo vivido ha merecido

que el presente no está ausente

que el futuro es cosa del azar

y que no merece la pena dejar de ser.
















¿Qué hace la vida conmigo?

Me ha hecho nacer, crecer,

ser, dejar de ser,

vapulearme,

amordazarme,

liberarme

y hacerme pensar

que soy más útil que inútil,

que sirvo para algo,

que lo vivido ha merecido

que el presente no está ausente

que el futuro es cosa del azar

y que no merece la pena dejar de ser.

JUBILACIÓN

 Me va quedando menos para ponerme a leer las esquelas del periódico local y tal y como hacía mi padre, mis tíos, y supongo que mi abuelo, también lo hacía. De aquellas se espichaba antes, sobre los 65 años e iban cayendo amigos o familiares, como caen las moscas al final de septiembre. Y es que llegaban a un punto, donde ya no leían nada del periódico, sólo las putas esquelas de los cojones. Y pongo como ejemplo a mi padre, porque además cuando se jubiló, se jubiló del todo. Se jubiló de hacer vino, que le encantaba todo el proceso y el vino, también. Se jubiló de quedar con sus amigos los domingos, para darse una vuelta o garbeo. Se jubiló hasta de ir a veranear a su querida (y mía) casa de la playa. O sea, jubilación total, pero total, total.

Yo cuando me jubile, que aún me queda (eso decía en el 2013 y después aclaro...), no sé muy bien lo que hacer. Bueno lo sé pero no sé como andaré de pelas, aunque mis planes no son de mucha guita, pero yo tengo unos mínimos que cubrir (como todos). Y partiendo de si llego hasta ella (hasta la jubilación), a ver si no la espicho por el camino. En mis preferencias de jubilación pondría los topicazos: me gustaría viajar mucho, leer, divertirme y entretenerme y follar, si aún me dejan y puedo y sobre todo, encontrarme tan bien como me encuentro ahora. Vamos, diciendo las mismas tonterías de siempre.

¿Que voy a decir?, que me gustaría estar sufriendo, que prefiero estar aburrido y deprimido y que además, que no pudiera viajar y tampoco follar y bla, bla, blá. Pues quién sabe como acabará el asunto, ahora si me pregunto lo que yo prefiero, desde luego que me quedo con las primeras opciones. Por lo demás, lo de plantar un árbol, ya he plantado muchos en mi vida. Lo de tener un hijo, también está más que cumplido, pues ya tuve tres, tres preciosos retoños que ahora dejaron de ser retoños. Y lo de escribir un libro, pues más de lo mismo, con lo que llevo escrito no sé si daría para dos o para tres libros. De todas formas tengo en mente publicar un libro como toca o sea en papel y tinta. Ésta si que es la ilusión de mi vida de hoy en día y ese día en que lo publique arderá Troya y nos iremos todos juntos a celebrarlo a las calderas del Infierno. Como debe ser.

P.D.: Ahora estamos en el 2.022 y hace medio año que me pude jubilar. Pero no lo hice y porque no quise o mejor dicho, no me quedó otro remedio...las pelas, las putas hipotecas y el dejar lo mejor que puedo la herencia y sobre todo, dejarla lo mejor posible para mi hijo pequeño. Véis, uno hace planes y después viene la puta realidad y te jode todos los planes habidos y por haber.

P.D. (1): Ahora estoy en el 2.024 y sigo sin jubilarme a mis 68 años y he pedido seguir hasta los 69 y no porque me guste seguir trabajando y no tenga otra cosa que hacer, porque no es verdad, tengo un millón de otras cosas por hacer, pero la hipoteca sigue mandando por encima de todo.



 


 

ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...

  Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...