No me queda otra
que reconocer que el tiempo pasa
y el lento paso de los días y a éstas alturas de mi vida,
no existe.
Todo va tan rápido como el viento huracanado
ese huracán que trae consigo,
viejos recuerdos y algunos olvidos
y por eso no me acuerdo siempre de lo que he dicho
y de la secuencia verdadera de algunos hechos ya lejanos.
Mi memoria es débil y quebradiza,
y hay que saber tratarla con delicadeza y mucho cuidado
y un dato mal dado
puede interferir una secuencia de datos
y lo que estaba antes de aquello
puede pasar a ser mi último argumento
y donde trato de demostrar
que en ésta vida hay millones de argumentos
y todos nos llevan a una misma conclusión
no hay vida si ya estás muerto.