LA ISLA DEL AIRE (añada 2.014)
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Al fondo, la Isla del Aire |
Hay un pequeña Isla en Menorca o sea es una Isla más pequeñita que la propia Isla de Menorca y que parece una ladillita y por pequeñita y parásita, que me trae loco y loco del ala. Y me lo trae por su forma y su enclave, pero sobre todo por su nombre, "la Isla del Aire". Pero no os equivoquéis y penséis que ese nombre tan poético fue puesto por los menorquines por algo especial y mágico. No señor, ese nombre es un nombre utilitario o pragmático y solo lo tiene, porque allí, en ese trozo de roca y con un precioso Faro, sopla mucho el aire o viento. Y al Faro lo vistieron con un precioso pijama de rayas y con lo cual aumenta más su encantamiento.
Allí subsisten las famosas Lagartijas menorquinas, pues éstas son autóctonas y de pura cepa. Y hacen como todas las lagartijas, buscarse un sitio para calentarse al sol, en eso no se diferencian de las demás lagartijas y hay que ser un afamado y reconocido estudioso del tema, para saber cuales son sus diferencias. Pero así son las cosas, nadie sabe en que se diferencian las lagartijas, pero todo dios sabe que son de aquí y eso debe ser la hostia. Bueno pues la Isla ya no tiene más, o sea tiene rocas como son aquí, o sea cortantes y afiladas y después está lleno de matojos y supongo que de conejos (pero conejos de los de verdad y no de los otros).
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Isla del Aire y con su Faro y su pijama de rayas, |
LOS CURITAS (añada 2.014)
Podía contaros un cuento, pero ya tengo bastante con el mío. Porque hoy si tuve problemas, pero no problemas estructurales o de fondo, sino que fueron problemas organizativos. Tengo que hacer un cursillo de organización y como se deben apuntar las cosas y verlas y acordarte de que las has visto y así organizarme en el día a día. Parece fácil y quizá lo sea, pero a mi me resulta muy dificultoso y puede ser que sea un déficit con el que he nacido o una tara que adquirí en el Colegio de los Maristas. Pues yo estudié de pequeñito con esos entrañables curas, pues eran tan entrañables porque todo a su alrededor era cariño y quizá la culpa fue mía y por no saber percibir lo cariñosos que eran.
Y lo eran tanto que hasta te daban caricias con sus manos y con sus puños y en forma de bofetadas y de puñetazos, pero eso sí, con mucho afecto y cariño. También usaban el pito con que silbaban y para llamar al orden y una regla para que con mucho cariño,darte en plena cabeza o en la punta de los dedos. Iba a decir en la punta de otra cosa, pero a esa colita algunos curas intentaban llegar con su mano cariñosa y a través de los pantalones. ¡Menuda panda de frikis vestidos de curitas!. ¡Y cuanto aprendí con ellos!, pues aprendí a no fiarme de nada, aprendí a cogerle odio a lo que llevara sotana, aprendí a mentir y para salvar mi cuello o mi cara o mi vida. Y aprendí a que hay mucho desgraciado vestido de cuervo.
Todo lo que aprendí con los curitas, al año se borró ipsofacto, bueno al año, ¡al mes!. Hasta me olvidé de recitar el rosario, ese que cada mañana y después de comer nos tocaba recitar como papagayos. Y Dios te salve María... y es verdad, es mejor que Dios te salve de caer en sus garras y no hace falta que te llames María. Ni Dios puso un cura en la tierra, Dios solo puso unos principios generales y después vinieron los Curitas terrenales y a decirnos lo que está bien y lo que está mal y mientras ellos, follando, bebiendo y hasta
metiendo mano a los niños y por supuesto, riéndose del resto de los mortales. ¡Joder, qué bonitos recuerdos tengo!.
AQUÉL HERMOSO FARO

Aquél hermoso faro
(que sigue siendo hermoso)
se ha convertido en un faro testigo de nuestro desencuentro,
ahora es espía y de la cia,
ahora emite señales de luces incandescentes
no visibles a nuestra vista cansada,
pero dicen que cuentan y desarrollan
nuestra patética historia...
un rayo de luz
y mil bocas negras diciendo adiós.
QUEDA LA MÚSICA (Luis Eduardo Aute)
Miro el instante que ha fijado
La fotografía,
Ríes con la tímidez de quien
Le avergüenza la risa.
Quince años que sujeto entre mis brazos
Al compás del último disco robado.
Nada queda en ese trozo papel
Todo es alquimia;
Veo que es la prueba más veraz
De que todo es mentira.
Esos rostros ya no llevan nuestros nombres,
Son dos máscaras perdidas en la noche,
Pero, queda la música...
La fotografía,
Ríes con la tímidez de quien
Le avergüenza la risa.
Quince años que sujeto entre mis brazos
Al compás del último disco robado.
Nada queda en ese trozo papel
Todo es alquimia;
Veo que es la prueba más veraz
De que todo es mentira.
Esos rostros ya no llevan nuestros nombres,
Son dos máscaras perdidas en la noche,
Pero, queda la música...
Siento que ese tiempo que se fue
No ha sido nunca nuestro,
Como cuando te miro y no logro
Recordar tu cuerpo;
No eras tú aquella insolencia de latidos
Que encendía mis deseos más prohibidos.
Creo que tú y yo no somos más
Que dos desconocidos,
Otros, dos extraños que en el tiempo
Se han hecho asesinos
Que, abrazados, van bailando por la vida,
Pero, queda la música...
No ha sido nunca nuestro,
Como cuando te miro y no logro
Recordar tu cuerpo;
No eras tú aquella insolencia de latidos
Que encendía mis deseos más prohibidos.
Creo que tú y yo no somos más
Que dos desconocidos,
Otros, dos extraños que en el tiempo
Se han hecho asesinos
Que, abrazados, van bailando por la vida,
Pero, queda la música...
Luis Eduardo Aute.
ANIMALES QUE SE ARRASTRAN (Sofía de la Vega)
Animales que se arrastran
En una habitación del quinto piso del hotel apago todo
y los focos comienzan a hacer ruidos metálicos.
En casa siempre algún chasquido o mínimo susurro
se escucha. Una sola vez sentimos
el silencio. Fue en medio de dos montañas
de piedra roja. Era todo azul cuando cerramos los ojos.
Nosotros en medio, como comadrejas
o esos animales que se arrastran para enfriarse.
Siempre quise tomarte la mano ese día. Es igual
a cuando está corriendo en la clase
de gimnasia del colegio y te olvidás
de que tus 30 compañeros corren con vos.
Desde chica estar rodeada por grupos
me da miedo. Cuando es de noche, en la cama
no dejamos que ningún pie esté fuera de ella.
En realidad yo rezo o pienso que las sombras
extrañas son Dios. Estamos todos tristes
porque no se puede escapar. El aturdimiento
de la multitud de subte fue captada por un fotógrafo
norteamericano en Japón. La gente salía
en poses incómodas. Brazos y piernas
de contorsionistas. Lo raro era la cara
de los japoneses no mostraba sufrimiento.
La incomodidad del amontonamiento
se hace parte de su vida.
Como cada día que estaba sola con vos
pero al final nunca te diste cuenta.
Sofía de la Vega
La idea es vivir cerca pero no encima
FRÍO

Junto a mí
no pasarás calor,
hablemos del frío,
del frío árido de la estepa
del gélido frío y helado de la nieve,
y si partimos de ahí,
quizá nos lleguemos a entender...
Yo busco que mi pasos se queden marcados en la nieve,
que mis dudas terrenales sean lanzaderas hacia el infinito,
que mi peso se convirtiera en oro líquido,
que mis ansias fueran vampiros gigantes,
que mis plantas bebieran vino conmigo,
que los atardeceres fueran de frescura tierna y apacible,
que juntos, nos daríamos calor,
y que al llegar el verano,
no hay mejor idea
que la separación de bienes... y de cuerpos.
UN 25 DE JULIO
Quién me iba decir a mí,


que un 25 de julio caluroso y pegajoso,
iba de echar de menos el puto ruido,
sonidos de fiesta:
voces gangosas medio borrachas,
el tío vivo dando vueltas sin parar,
el de la tómbola diciendo
a éste caballero le ha tocado una muñeca,
y de vez en cuando se escucha la bocina
que anuncia los coches de choque,
y todo entremezclado con las canciones del verano
y con el volumen descontrolado,
pues todo eso suena a fiesta de pueblo...
en cambio ahora,
que son las las 3 y media de la tarde,
el silencio es el que domina,
parece un domingo vestido de tarde,
de tarde calurosa de verano
y en donde una buena siesta
sería lo ideal...
(Pero yo no soy de siestas).
"SÓLO LA MUERTE" (Pablo Neruda)
"Sólo la muerte", de Pablo Neruda (Chile, 1904-1973)
Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel al alma.
Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido sin perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado, como un árbol.
Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos,
la muerte está en la escoba,
es la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.
Pablo Neruda en Residencia en la tierra II (1935), incluido en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea 1914-1970 (Alianza Editorial, Madrid, 1971, selec. de José Olivio Jiménez).
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel al alma.
Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido sin perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado, como un árbol.
Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos,
la muerte está en la escoba,
es la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.
Pablo Neruda en Residencia en la tierra II (1935), incluido en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea 1914-1970 (Alianza Editorial, Madrid, 1971, selec. de José Olivio Jiménez).
PLAGA (Pedro M. Martínez)
Plaga
Ahí viene la plaga me gusta bailar y cuando estoy rockanroleando eres la reina del lugar, que cantaba/gritaba corriendo por la ribera, contando con cuidado los kilómetros, tratando de engañar mi edad, el tiempo. Iba a la mío pero las vi, esferas de colores, un tamaño entre pompa de jabón y pelota de golf, verdes, amarillas, azules, a veces una roja, pocas, saltaban de aquí para allá. Un fenómeno sorprendente, curioso, qué cosas tiene la Naturaleza, el cambio climático, no sé dónde vamos a parar (pensé).
Al llegar a casa lo comenté. Eso es cosas de los chinos, el aleteo de las alas de una mariposa pueden provocar un Tsunami al otro lado del mundo – dijo mi mujer. Ya, no tienen los chinos otra cosa que hacer, con lo lejos que está China, ¿cuántos chinos habrá en el mundo? – dije yo. Me asomé al balcón, ahí estaban, las esferas saltarinas, por el aire, cuando una roja chocaba con una de otro color, esta se volvía roja. Qué curioso.
Al día siguiente salió en el periódico: ¡Plaga de esferas!, hay muchas pero no se preocupen el Presidente hablará a la nación. Y habló. ¿Ustedes recuerdan los Diez Mandamientos?, la película digo, allí Charlton (Heston) mataba un cabrito y con su sangre pintaba el marco de la puerta de su casa, así no entró la plaga verde, la marea de muerte por las calles egipcias. Pues bien, ¡compren cabritos!
Me compré dos cabritos, a buen precio. Aunque había perdido esa habilidad, los maté a cuchillo, un estropicio, las paredes de la cocina salpicadas con vísceras, mi cuñada desmayada, mis hijos llorando, una pésima recomendación. Con un hisopo embadurné con la sangre el marco de la puerta de mi casa. No pasarían.
Dos días después, desde la ventana, entre los visillos, vi que había más esferas rojas, daba miedo, oiga. La televisión: ¡Sigue la plaga!, el Presidente se dirigirá a la nación, hoy. Y se dirigió. Seguro que ustedes recuerdan aquella película de Charlton (Heston) que se casa con Eleanor (Parker) por poder o para poder o algo, que tenía una plantación de no sé qué en América (del Sur) y sufre un ataque de millones de hormigas, la marabunta, una plaga. Bueno, pues para evitarlo da fuego a la plantación y se salva. ¡Prendan fuego a todo!
Soy un buen ciudadano, di fuego a mi casa, purifiqué los muebles, la televisión, mi coche, qué les voy a contar. Aquí estamos, todos los vecinos, en mitad de la calle, con lo puesto. Alrededor miles de esferas rojas van y vienen como bolas de pinball. Hemos comprobado que cuando rozan a alguna persona, la piel se le pone roja y estornuda, tose, le sube la temperatura corporal. Un problema.
Han pasado una semana, las esferas han engordado, todas son de color rojo, es lo único que veo desde aquí, gordas esferas rojas, estornudo sin parar, mi familia creo que está por ahí debajo, el Presidente no dice nada. En fin, paciencia, sigo cantando eso de ahí viene la plaga me gusta bailar.
¿Y QUÉ?

Hoy 25 de julio
estaríamos de fiesta,
(suspendidas por Covid)
hoy es la fiesta de mi pueblo,
aunque debo reconocer,
que conmigo no van las fiestas,
y al final de mi vida
se va a confirmar lo que decía mi madre
hijo eres muy huraño y muy raro,
no pareces hijo mío...
y ahora igual que en aquellos lejanos tiempos,
diría y digo
¿y qué?
4 POEMAS de Carlos de la Cruz
Jugar en las eras
entre los montones de alubias
escarbar hasta el corazón
todavía húmedo
hacerte bolita y cerrar la puerta
para calentar el nido
desde dentro.
CARREQUEMADA
los nervios tensos de los tubos de aluminio
apilados contra la pared
esperan que caliente
para empezar a desplegarse entre los surcos
y soplar desde el aspersor
la caricia turbia del agua.
hace frío en la cocina,
sólo calienta junto a la llama;
abuela saca del saco de fertilizante una gallina
yo intento que cuadren las sumas,
de espaldas en el fregadero el ruido mojado de las alas.
entra el pequeño de mis tíos
ungido de barro reseco hasta las rodillas
tiene el pelo travieso como de tomillo seco;
mi abuela le ha guardado en un plato de aluminio
la primera sangre
y sin terminar de cuajar
bebe directo del cáliz.
Y a mí no me salen las cuentas
tengo mala letra.
voy a la escuela del Cementerio Viejo
la que tiene los cipreses exhaustos
en una siesta eterna contra el muro de piedra
y puedes jugar pelota o a los cinco exploradores
entre las tumbas abiertas de los niños.
el padre de mi abuela Laura anda por ahí
en un hueco con barandas de ladrillo encaladas
me llevó un par de veces a cambiar el agua de las flores
y dar una mano de blanco antes del día de difuntos.
la muerte era un juego
luego se murió la madre de mi amigo josefélix
y recuerdo que dolía
como el silencio contra el cristal de una ventana.
Cuando se murió mi abuela Laura
dolió como si dios hubiera dejado abierta la puerta.
entre los montones de alubias
escarbar hasta el corazón
todavía húmedo
hacerte bolita y cerrar la puerta
para calentar el nido
desde dentro.
Siempre es otoño
en la casa de los abuelos en Carrequemada.
Una pila de carbón en la cochera
y una cántara de vino.
en la casa de los abuelos en Carrequemada.
Una pila de carbón en la cochera
y una cántara de vino.
los nervios tensos de los tubos de aluminio
apilados contra la pared
esperan que caliente
para empezar a desplegarse entre los surcos
y soplar desde el aspersor
la caricia turbia del agua.
hace frío en la cocina,
sólo calienta junto a la llama;
abuela saca del saco de fertilizante una gallina
yo intento que cuadren las sumas,
de espaldas en el fregadero el ruido mojado de las alas.
entra el pequeño de mis tíos
ungido de barro reseco hasta las rodillas
tiene el pelo travieso como de tomillo seco;
mi abuela le ha guardado en un plato de aluminio
la primera sangre
y sin terminar de cuajar
bebe directo del cáliz.
Y a mí no me salen las cuentas
tengo mala letra.
PUEBLO
antes de sacar de la víscera
el ramo de sus riñones.
hay que dejar el cuero de las uñas
y sonreír al escarabajo de la patata
cuando no te miran
y escribir esto
sobre su lomo de cinco rayas amarillas.
Tengo que cargar con las banastas
y luego con los sacos
mientras Abuelo no saca el hocico del surco.
Son casi las seis de la tarde
he llorado dos veces:
una cuando Madre me sacó de la cama
la otra cuando entendí
que no iba a venir a salvarme.
CEMENTERIO VIEJO
Y hay que doblar
la espina frente a la tierraantes de sacar de la víscera
el ramo de sus riñones.
hay que dejar el cuero de las uñas
y sonreír al escarabajo de la patata
cuando no te miran
y escribir esto
sobre su lomo de cinco rayas amarillas.
Tengo que cargar con las banastas
y luego con los sacos
mientras Abuelo no saca el hocico del surco.
Son casi las seis de la tarde
he llorado dos veces:
una cuando Madre me sacó de la cama
la otra cuando entendí
que no iba a venir a salvarme.
CEMENTERIO VIEJO
voy a la escuela del Cementerio Viejo
la que tiene los cipreses exhaustos
en una siesta eterna contra el muro de piedra
y puedes jugar pelota o a los cinco exploradores
entre las tumbas abiertas de los niños.
el padre de mi abuela Laura anda por ahí
en un hueco con barandas de ladrillo encaladas
me llevó un par de veces a cambiar el agua de las flores
y dar una mano de blanco antes del día de difuntos.
la muerte era un juego
luego se murió la madre de mi amigo josefélix
y recuerdo que dolía
como el silencio contra el cristal de una ventana.
Cuando se murió mi abuela Laura
dolió como si dios hubiera dejado abierta la puerta.
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ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...
Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...

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Yo tenía cinco años. La maestra escribió en la pizarra: "Todos los hombres son mortales". Sentí un enorme alivio, un gran regocijo...