Maldito duende
que no me deja vivir en paz,
insiste con el bien y con el mal,
como si él supiera lo que es una cosa o la otra.
Yo en cambio, sé lo que es la maldad,
y de la bondad, sé bastante menos,
aunque me gusta jugar en la frontera de la vida,
y un día tiro una piedra
y otro día la tiro y escondo la mano,
me gusta ser y a la vez no ser,
me gustan la vitalidad de las flores en primavera
pero también e incluso más,
la caída de hojas caducas
en esa hermosa estación otoñal,
me gustan los paisajes lunáticos,
un desierto con un pequeño oasis
que no me deja vivir en paz,
insiste con el bien y con el mal,
como si él supiera lo que es una cosa o la otra.
Yo en cambio, sé lo que es la maldad,
y de la bondad, sé bastante menos,
aunque me gusta jugar en la frontera de la vida,
y un día tiro una piedra
y otro día la tiro y escondo la mano,
me gusta ser y a la vez no ser,
me gustan la vitalidad de las flores en primavera
pero también e incluso más,
la caída de hojas caducas
en esa hermosa estación otoñal,
me gustan los paisajes lunáticos,
un desierto con un pequeño oasis
con tres palmeras sueltas,
dos dromedarios comiendo cuatro hierbas secas,
y unos cuantos hombres que dicen conocer el desierto.
Creo que me entusiasman los contrastes
y a una isla solitaria me llevaría
un libro sin nombre ni apellidos,
una palmera para que me diera sombra y dátiles
dos dromedarios comiendo cuatro hierbas secas,
y unos cuantos hombres que dicen conocer el desierto.
Creo que me entusiasman los contrastes
y a una isla solitaria me llevaría
un libro sin nombre ni apellidos,
una palmera para que me diera sombra y dátiles
y un río
un río con un precioso puente de piedra,
yo me sitúo en la isla
y además, pongo las ganas,
es sencillo,
construyo una choza
y pienso que vivo en un castillo.
yo me sitúo en la isla
y además, pongo las ganas,
es sencillo,
construyo una choza
y pienso que vivo en un castillo.