Unos nacen con la idea de dios y el demonio (bueno ¿nacen?, quiero decir, que se hacen más que nacen). Otros, dividen su vida entre depender de alguien o pender de un árbol. Hay algunos que les gusta decir que van para ricos y a costa de lo que sea (que normalmente, es a costa de los pobres). Hay otros que se autoproclaman escritores y escriben libros como se hacen ombligos y claro, entras en un mundo alucinante. Un mundo todo lleno de novelas baratas, de cuentos de amor poseído, enfurecido, pero siempre, con final romántico pastelero. Con historias de amor en guerras y porque eso vende. Saturado de machos alfa que se enamoran de una princesa (que siempre será tonta y más lo será, cuando ella se enamore de él). Novelas de hembras eróticas y despampanantes con un rollo erótico penoso...y bueno yo puedo asegurar una cosa: quién se lea un solo libro de estos tiene a su vez asegurado un electroencefalogramo plano para el resto de su vida. Y la prueba del algodón no engaña y pasas un libro de estos por tu cerebro y se congelan in situ todas las sinapsis neuronales y en esas condiciones el cerebro no conduce estímulos y se queda prieto como el culo de un niño chico. Se queda agarrapiñado y apretujado.
Pues como muchos sabemos hay muchos mundos dentro de nuestro mundo y uno de ellos, es toda ésta literatura barata y mala y peor, que se maneja por estos mundos sumergidos en las cloacas de la literatura. Yo no esperaba que hubiera tanta gente que escribiera, lo cual no quiere decir ni de coña, que toda esa gente que escribe, pues que viva del escribir. Porque del escribir viven cuatro gatos, que la mayoría se lo han currado muy bien y alguno me supongo, que le sonaría la flauta y la suerte le sonrió (como en todo y es que siempre hay algunos con suerte. Pero eso sí, siempre son algunos o muy pocos).
Lo de escribir hay que currárselo y sudarlo hasta que casi sudes sangre (metafóricamente hablando, claro). Y dicen que sarna con gusto no pica y es verdad, si amas lo que haces esa panzada de horas que te echas escribiendo te parecerán minutos y hay días incluso que no dormirías por querer expresar mejor lo que estás pensando. Yo lo tengo muy claro, yo vendería mi alma al diablo por escribir bien y mejor. Total, para lo que me queda en el convento...me cago dentro. Y además, a mi el diablo me encanta, pero me encanta por malo, por sus cuernos de toro enfurecido, por su piel roja casi fluorescente, por sus bufidos de búfalo encabronado y porque simplemente es el malo de la película. Y a mi me encantan los malos y peores...
Pues como muchos sabemos hay muchos mundos dentro de nuestro mundo y uno de ellos, es toda ésta literatura barata y mala y peor, que se maneja por estos mundos sumergidos en las cloacas de la literatura. Yo no esperaba que hubiera tanta gente que escribiera, lo cual no quiere decir ni de coña, que toda esa gente que escribe, pues que viva del escribir. Porque del escribir viven cuatro gatos, que la mayoría se lo han currado muy bien y alguno me supongo, que le sonaría la flauta y la suerte le sonrió (como en todo y es que siempre hay algunos con suerte. Pero eso sí, siempre son algunos o muy pocos).
Lo de escribir hay que currárselo y sudarlo hasta que casi sudes sangre (metafóricamente hablando, claro). Y dicen que sarna con gusto no pica y es verdad, si amas lo que haces esa panzada de horas que te echas escribiendo te parecerán minutos y hay días incluso que no dormirías por querer expresar mejor lo que estás pensando. Yo lo tengo muy claro, yo vendería mi alma al diablo por escribir bien y mejor. Total, para lo que me queda en el convento...me cago dentro. Y además, a mi el diablo me encanta, pero me encanta por malo, por sus cuernos de toro enfurecido, por su piel roja casi fluorescente, por sus bufidos de búfalo encabronado y porque simplemente es el malo de la película. Y a mi me encantan los malos y peores...