LOS AMIS (Reflexión)

Y las personas que todo lo personalizan, o sea que todo lo que se diga y cualquier tema que se toque, a ellos les ha pasado y si no es a ellos, es a un amigo, o a un vecino o simplemente lo han leído. El caso es seguir dando la nota y tener la voz cantante. El otro día me tocó un plasta de estos, el tío no paró de repetir lo que los demás decíamos, pero cambiando los protagonistas y añadiendo alguna nota discordante, claramente improvisada. Menudo plasta de tío y era para mi desgracia un compañero de mi trabajo, pero por suerte nunca coincidimos, pues estamos en distintos turnos. Si me llega a tocar con él, yo juro que éste tío ya estaba empalado, yo, sí yo, me encargaría de ello.

                        Estos elementos no pierden comba y si ven que la conversación no gira hacia donde ellos quieren, interrumpen a todos y meten su historia, con calzador, o sin él o simplemente por la cara. Su fin es claro, es volver a ser el centro. A éstas personas tan manipuladoras no les importa mentir o falsearlo todo, con tal de que ellos o sus amigos salgan como héroes. O eso piensan ellos, que salen como héroes, lo que salen son los demás, que salen como si tuvieran un petardo en el culo. Hombre, siempre hay un alma caritativa, que le aguanta su egocéntrico discurso y hasta el final. Siempre hay y habrá tontos en el mundo.

                      Es un tipo de personas, por llamarle de alguna manera, que si les dás la mano te pillan el brazo y cuando te das cuenta, ya los tienes metidos en tú cama. Si le das tú número de teléfono, cuidado, porque si están aburridos, te fríen a llamadas y peor si se enteran que tienes wasá, menudo bombardeo a base de mensajes. Ellos no entienden, que llegado a tres o cuatro mensajes tú dejes de contestarle, digamos por saturación mensajera, además porque no se te cae el culo por ellos, pero pasa eso, que se consideran personas muy interesantes y entonces, no lo entienden. Es como el que cuenta cuentos y cuentos y llega un momento en que se los cree, pues estos elementos son así, de tanto inventarse y reinventarse, llega un momento es que se consideran imprescindibles. Y os juro que es lo contrario, que son los sujetos más prescindibles, incluso echo más de menos a mi querido perro, que a un sujeto engreído. A los engreídos, que les den por el culo.

                       Los engreídos son fantasmillas y su creatividad la malgastan reiventándose historias. Ellos saben, entienden, conocen, y siempre estuvieron allí antes que tú y además también estuvieron de safari por África, Sudamérica les resulta pequeña, Nueva York, buff!! Nueva York, la conocen como la palma de su mano y en la Patagonia estuvieron antes de que se montar el circuito turístico y así, y así, y así.

                      A mí, a mí, a mí, ellos son así, son los AMIS. A mi pasó lo mismo, a mí me duele más que a tí, a mi, a mi y a mi. Sueñan y viven para el AMI y no pueden disfrutar de nada sin él, sin su AMI. Lo mejor de todo, es cuando se encuentran dos AMIS, entonces es una lucha de titanes. Bueno sí, a tí te pasaría eso, pero a mí me pasó mucho más que eso y el otro contraataca, sacando otro tema más fantasma. Y lo más cojonudo de todo, es que los AMIS  después duermen a pierna suelta, son seres sin conciencia, ni tienen remordimientos, son felices viviendo en su globo terráqueo. ¡ Hay que joderse!.

COÑAZOS (Reflexión)

No está el horno pa bollos, como tampoco lo está para paños calientes. Como se ve a mi encantan los refranes, más que refranes, me gusta jugar con lo símiles. Esta´el horno que arde o no está pa bollos, dos juegos de palabras y como centro el mismo horno, que vienen a decir lo mismo, que te vayas con tú rollo a otro lado, que aquí ya estamos saturados. Lo malo del tema es que solemos estar saturados casi siempre, a veces ficticiamente y en otras realmente. Yo me saturo, supongo que como los demás, y hoy en día con mucha más facilidad que antes, antes tenía como más fuelle o más fondo o más resistencia y chupaba rollos con resignación cristiana. Hasta que comprendí que eso no me llevaba a nada, bueno sí, a soportar el coñazo correspondiente y al final a cogerle manía al tío o tía que me los soltaba.

                       Al final, se enviciaba tanto la situación, que ya no me atrevía a mandarlo al carajo y acababa usando la táctica del avestruz. Me escondía del tío e intentaba hacer que no lo había visto, que perdón que no te había visto, es que iba pensando en otras cosas, lo siento y ¿que tal?. Y ese que tal, era la gran cagada universal, era abrirle las puertas del cielo y ya se lanzaba sin paracaídas contando sus agobios y bla, bla, blá...

                       No sé pero la gente coñazo no entiende las indirectas, no les vale si les dices que tienes prisa, que has quedado a tal hora y vas a llegar tarde, que ya llego tarde a currar, les dá igual, ellos sólo quieren soltarte lo que les corroe por dentro. El resultado final, es que tú llevas un doble palo o sea llegas tarde al trabajo y te has comido todo el rollo a toda hostia o sea en plan rollo condensado. En definitiva tú que quedas con el agobiazo, el otro, el coñazo, una vez que lo suelta todo, se queda libre y liviano para el resto del día. Si te vuelve a encontrar más de lo mismo, ellos son incansables e infatigables y te hartas de decirle que esto ya me lo has contado, que sí, que ya me lo has contado el otro día,.... Así que ya te lo he contado, pues el tío sigue con el mismo rollo, como si por dentro pensara, pues ahora te voy a joder más y te lo vuelvo a contar.

                      Al final llega el momento de la ruptura y un día porque sí o porque ya no aguantas más, pues coges la inciativa y decides cortarle el rollo y si el tío sigue con su perolata, lo dejas hablando sólo, así de simple, que le hable al aire, que es más comprensible que yo. Y eso es lo que más daño le hace, que les desplantes, pues a pesar que tú te hayas despedido mil veces: es que me tengo que ir o sea que adiós, ellos nunca lo oyen, pues sólo se oyen a si mismos y son especialistas en eso, en pasarte su agobio. Aunque si tienes un poco de tiempo, también vale usar su misma táctica y ponerte a contarle como un loco tús problemas y da igual que sean verdaderos, como ficticios, el caso es darle por el culo, para que aprendan. Y no van a aprender, porque por mucho que intentes que se vean reflejados en el espejo, a ellos les dá igual, pues es su filosofía vital, digamos es una forma más de vivir, la cual se caracteriza en eso, en pasarte su mochila con todo su peso.

                        Lo mejor, es mandarlos a tomar por culo directamente, sin gritar ni chillar, no hace falta. pero si hace falta explicarle en cuatro palabras, que asi no hay dios que los aguante. Y si así, aún no se enteran, pues simplemente los dejas hablando sólos y así buscarán a otro pardillo que les aguante su discurso jartible, que siempre versa sobre su propio ombligo. Y su ombligo, puede ser su propio marido a su mujer, o su curre o sus amistades o lo que sea, con tal de que ellos estén en el centro del meollo.

EQUILIBRIO IMPERFECTO (Pensamiento)

Cada uno tiene su momento y yo estoy viviendo el mío desde hace como trece meses. Trece que bonito número, más bonito que doce, el año debía tener trece meses como el calendario Celta y todo debía ser múltiple de trece, como los chinos con el ocho, que piensan que les trae suerte y casi todo tiene que terminar en ocho. Antes de que se me escape el mes trece y entre de lleno en el catorce, tengo que decir varias cosas. Primero que en cambio de trece meses parece que han sido trece días, trece días-meses de gloria y sufrimiento. El tiempo, salvo por sus prisas, ha sido bondadoso conmigo, me ha regalado momentos inolvidables, otros de recuperar sensaciones perdidas, otros de vivir nuevas experiencias, otras de descubrimientos. pero no todo ha sido felicidad, que va, hubo momentos de sufrimientos y miedos, hubo dudas, hubo arrepentimientos, hubo penas y lloros, hubo un poquito de todo. Y ahí está la grandeza de éstos trece meses, que hubo de todo un poco y eso es vida elevado al cubo.

                    Yo no difruto viviendo eternamente en un jardín lleno de flores, me gusta, sí, pero no de contínuo. Pues a mi me gusta también, el campo con malas hierbas, me gustan los desiertos y los descampados, igual que me gusta el mar y el bosque y el agua de río. Me gustan los contrastes y no sólo verlos también vivirlos. Hay personas que buscan sólo el equilibrio perfecto, y se fijan esa meta para andar por la vida, la meta de la perfección del equilibrio. Yo eso lo respeto, pero no lo comparto, pues yo busco siempre el equilibrio, pero a base de andar de un lado al otro. Hombre, sin escorarte demasiado hacia un lado, si no después ni equilibrio ni hostias. las personas que se escoran demasiado, se quedan encasquilladas o en la depresión o en la euforia constante.

                     Yo viví escorado durante mucho tiempo hacia el lado de la depresión y la verdad que no saco grandes conclusiones, quizá que se sufre demasiado gratuitamente, quizá que sólo te ves tú ombligo, quizá que te encierras tanto en tí, que al final no sabes como salir. Pero no muchas más y eso que fueron bastantes años, y sinceramente el quizá que yo más siento, es que he perdido todo ese valioso tiempo, que la he echado por la borda, ese el quizá que más me duele.

                    Ahora, ¿qué sería de mí, sin ese tiempo perdido?, ¿podría estar como estoy ahora?, si no hubiera pasado por ese período. Puede, pero eso no me reconforta, me sigue doliendo el tiempo perdido. Por eso mi obsesión no es tener el equilibrio imperfecto, que también, mi obsesión, es recuperar el tiempo perdido y por eso no me doy licencia para entretenerme, ni casi para pasear, ni para darse una vuelta. lo mío es obsesivo y no entro en si es lo correcto, que estoy seguro que no, que no lo es, por eso hablo de mi equilibrio imperfecto. Hay que tener en cuenta, que no existen fórmulas magistrales y universales del equilibrio de una persona, hay líneas maestras y como tales son imperfectas y se hacen aún más imperfectas cuando cada persona se las aplica, pues parto que cada persona es un mundo distinto. Por tanto cada uno debe buscar su equilibrio, su equilibrio imperfecto. Yo mientras tanto, sigo ganando el pulso al tiempo o mejor dicho, pensando que se lo gano y haciendo lo que puedo con mi equilibrio imperfecto.

PUERTAS ABIERTAS (Observación)

Si un día me roban ya sé que no me puedo quejar, pues yo vivo constantemente con las puertas abiertas. No uso las llaves para nada, salvo para encender el coche y porque no me queda otro remedio. Son manías que aumentan conforme te vas haciendo más viejo y es que además, viviendo así como hasta ahora, no me ha pasado nada. También hay que decir que vivo en un sitio sumamente tranquilo y aquí los palos son excepcionales. El otro día me volví loco para encontrar las llaves de mi casa, hacía meses que no sabía de ellas y por eso de que voy a alquilar la casa en verano, las estuve buscando. y al final busqué y rebusqué y no las encontré. Meses después las encontré pos casualidad, buscando otra cosa me dí de bruces con ellas. Aquí las casas tiene un pestillo menorquín, que lo aprietas y se abre la puerta y tanto me acomodé al sistema que no cierro ni cuando me voy de casa, y aunque sea un mes entero, ni cuando me voy a dormir y al final un día, me despestaré durmiendo a mi lado al ladrón que entró por la noche.

                Pero hablo de Menorca y por tanto de sitio tranquilo. El caso es que en Corcubión ya hacía lo mismo y hasta en Chiclana, en teoría con mayor índice de palos. Y no sólo la casa, el coche también me vale. Aún me acuerdo del único palo que tuve en el coche y fué en Cádiz al principio de vivir allí y claro como precedía la fama de sitio palero, se me dió por cerrar el coche y ete aquí, que me reventaron la cerradura de la puerta y la de la guantera. Conclusión, no la volví a cerrar más y ya no hubo más palos.

                Ahora estoy presumiendo de vivir sin cerraduras y baste que pavonee, para que me den el mayor palo de mi vida. De todas formas siempre pienso, ¿que se van a llevar de mi casa?. La mesa de billar que no la mueven ni 10 tíos. El tocata, que es grande y ostentoso y muy bueno, pero demasiado aparatoso, como todos los tocatas antiguos. La televisión, que es demasiado pequeña, pero que tampoco sería para mí una gran pérdida. Mi pequeño ordenador, ahí si que me darían fuerte, me dejarían echo polvo. Creo que ya no tengo más de valor, ni para mi, ni para el chorizo, por tanto que puedo perder, pues seguramente que no me fuercen la cerradura. Y en el coche más de lo mismo, no tengo nada de valor y por no tener ni tengo CDs y la radio es una puta mierda pinchada a un palo.

                Por tanto yo a seguir con lo mío, que las personas entren en mi casa como si fuera la suya, que no llamen, por favor, al timbre, que entren y salgan y sobre todo que al salir no den portazos, que eso sí que me molesta, las portazos a mi pobre puerta y el sobresalto que me produce su golpeo. A veces pienso que en el fondo lo que a mi me gusta es siempre vivir al filo, que necesito ese estímulo de adrenalina y busco que las situaciones rocen la frontera entre lo  lógico y lo ilógico, entre lo legal y lo ilegal, entre la cara A y la cara B y disfruto como un loco, deslizándome por esa fina línea que las separa. Es mi línea de andar por la vida.

ALMA NEGRA (Poema)

Tengo un trocito de alma negra,
y no sé si es producto de mi imaginación,
o que es debido a tanto humo de cigarrillo,
o que ya era negra cuando yo nací,
 o es que en mi infancia me gustaba ser el malo,
 el indio, el chorizo o el ladrón de caballos,
 y no se cual era de ellos, yo prefiero,
pero creo que el trocito de alma negra,
a veces me engaña y me domina,
y lo que es sencillo se complica ,
y lo que es fácil se hace difícil,
y lo que es claro se vuelve oscuro,
 entonces ese trocito de nube negra,
 invade mi alma y mi cerebro,
y todo lo que pienso bajo su influjo,
se hace más negro con el paso de los días.

Tengo un trocito de alma negra,
un trocito muy pequeño,
aunque a veces me domina,
y entonces sale con inusitada fuerza,
sale la maldad infinita,
la maldad más profunda,
y brotan mis malos pensamientos,
y mis miedos y mis paranoias,
y mis temores y mis pérdidas,
y eso hace que me retuerza como un muñeco,
que diga lo que no quiero decir,
y lo último que se me ocurriría,
y es como el rayo y el trueno,
y yo soy el trueno y la maldad el rayo,
y al llegar la noche,
los arrepentimientos me abrazan,
y duermo con ellos y con mis sueños,
y siempre me despierto,
en medio de una noche de tormenta,
con el atroz ruido de los truenos.

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...