Y ESPERANDO
EL DÍA Y LA NOCHE

ÚLTIMA NOTA DE VIRGINIA WOOLF A SU MARIDO
ÚLTIMA NOTA ESCRITA POR VIRGINIA WOOLF A SU MARIDO LEONARD ANTES DE SUICIDARSE
(La vida de la escritora inglesa estuvo plagada de trastornos mentales: padecía lo que hoy podría calificarse como trastorno bipolar, y desde muy joven sufrió diferentes episodios depresivos. El 28 de marzo de 1941, Virginia Woolf se llenó los bolsillos de su abrigo de piedras y se lanzó al río Ouse, donde se ahogó. Su cuerpo no fue hallado hasta casi un mes después y actualmente, sus restos reposan bajo un árbol en Rodmell. Tenía 59 años).
«Querido:
Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo».
Ilustración de Eliza Von Zerneck
LOS QUE SOMOS...SOMOS

los que estamos...estamos,
los que decimos ¡yo estoy aquí!...lo
los que recitamos versos...los recitamos,
los que pudimos cambiar de lugar y sitio...lo hicimos,
los que prometimos sangre, sudor y lágrimas...lo cumplimos,
y no sé hable más,
lo dicho dicho está,
los hechos tienen su hora y su fecha,
las palabras son estaciones de paso,
mis penas y alegrías se mueven al azar,
y todo a mi alrededor es caos y dispersión,
no hay un día que transcurra tranquilamente,
no hay un momento de paz interior,
no hay despertar que no me sepa a temporal,
en fin,
ABSURDO (J.J. Millás)
ABSURDO (Juan José Millás)
El director del primer colegio al que fui de pequeño se llamaba Vicente. En aquella época pasaban lista todos los días y los alumnos teníamos que gritar “presente” al ser nombrados. Yo siempre creí que mis compañeros decían “Vicente”, en homenaje al director del centro, de manera que cuando me llegaba el turno gritaba con marcial entusiasmo:
-¡Vicente!
Nunca nadie me lo reprobó. Es probable que me entendieran mal, como yo a ellos. De este modo transcurría una vida llena de malentendidos, que es lo normal.
La educación consiste en aceptar lo que no comprendemos.
A los pocos meses de mi entrada en el colegio, cambiaron al director y entró uno que se llamaba Antonio. Al día siguiente de su llegada, al pasar lista, todos mis compañeros continuaban gritando “Vicente” (“presente” en realidad), por pura rutina, pensé. De súbito, me entró una alegría enorme al darme cuenta de que yo iba a ser el único de todo el colegio que hiciera las cosas bien. Mientras los apellidos sobrevolaban al patio de recreo en el que permanecíamos en fila, rogaba a Dios que nadie se me adelantara. Fueron los minutos más angustiosos de mi vida, pues iba muy mal en los estudios y aquélla era una oportunidad de oro para demostrar que mi inteligencia estaba tan despierta como la de cualquier otro. Ya veía al prefecto de disciplina dirigiéndose a mí para felicitarme por aquel alarde de buenas maneras. Por fin, tras una eternidad, escuché mi apellido y grité más alto que nunca:
-¡Antonio!
El prefecto permaneció atónito unos segundos y después me preguntó que qué había dicho. “Antonio”, respondí yo comprendiendo que algo funcionaba mal. Como no fui capaz de dar una explicación razonable, me tuvieron bajo observación psicológica una temporada. Ahora, con la perspectiva que dan los años, creo que tan absurdo era decir “presente” como decir “Antonio”. Pero al común de las personas le parece más lógico gritar “presente”.
¿A qué negarlo? Siempre tuve dificultades de adaptación.
Ilustración de Nicoletta Costa
HABLEMOS DE TODO LO QUE NOS PERDIMOS
que no,
yo no te pido respuestas a cielo
abierto,
yo te las pido de tú a tú,
de cara a cara,
de frente y sin pestañeos,
y...y...y eso sí, caben las dudas,
las dudas siempre caben
y caben los versos sueltos,
los versos que hablan del viento y de las nubes,
los versos que atraviesan sueños y los hacen mejores,
los versos a la luz de la Luna
que hablen de nuestro pequeño gran amor,
que hablen de esa fruta prohibida
de esa cercanía tan lúcida estando tan lejos,
de esa melancolía que me entra al recordar tus huesos,
hablemos de eso,
hablemos de lo nuestro,
de como se aproximaban nuestros cuerpos,
de como temblaban,
de como morían y de como después, resucitaban,
sí, hablemos de lo que nunca pudimos hablar,
de lo nuestro y de todo lo que nos perdimos...
LA TERNURA
La ternura sólo tiene 7 letras,
podía tener 16,
pero no,
sólo tiene 7 tristes y pobres letras,
nadar en la abundancia no es su principal virtud,
quizás sea lo contrario
en su idiosincrasia,
en su rebeldía innata,
en que a cambio...no te pide nada
y sólo tiene 7 letras...
podía tener 16,
pero no,
tiene 7 letras escritas con tinta mágica.
PALPITO

HABITO (Isabel Rezmo)
Habito
26.
Quiéreme en el vacío.
No tengas prisa.
No tengas cuerpo.
No tengas miedo.
Cuenta los momentos
qué decir.
Doblegar el acento
en mi carne trémula.
27.
Mis labios
puntos en el vértice del placer,
condena entre la caricia
y el roce a milímetro de tus palabras.
29.
Colgar notas
con el corrector de grafismos
en la solapa.
Perdiste el tren y yo el lamento.
La sinrazón de procrear descuidos
en el resorte de las manos.
Dímelo. Me comí el sol.
CRÓNICA DE LOS DÍAS QUE PASAN (Nuria Viuda)
CRÓNICA DE LOS DÍAS QUE PASAN por NURIA VIUDA
Yo, si viviera en otra tribu
Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...
