Que me acabo de afeitar y lo hice, porque me tengo que afeitar y porque no soporto la barba y todo es debido a que mi piel es muy delicada. Culpable: la delicadeza de mi piel y de mis pensamientos, porque si yo de Cabeza (por tanto, de pensamientos) fuera más bruto ya veríamos que pasaría con mi delicada Piel de terciopelo y me supongo, que no existiría y que mi cara sería un puto callo engrandado y endurecido, vamos que mi cara sería un puto Sabañón hipertrofiado. Por eso ante esa imagen de cara de Sabañón encallecido e hipertrofiado, prefiero prevenir y ser amable y prudente con mi cara. Conclusión: me afeito porque me tengo que afeitar y no se hable más. Es como comer o como mear o como tener que cagar, por tanto y debido a mi delicadeza, afeitarse es para mí y para mi Piel una necesidad fisiológica tan importante como dormir o beber o si ya nos echamos el moco, tan importante como escribir. Y ahí, si que hemos dado en el clavo...tan importante como escribir...
En mis tiempos jóvenes y ahora me acabo de acordar, tuve complejo de cara redonda o de cara de Luna llena o de pelota toda hinchada y redonda, bueno, un cierto complejo y lo digo porque me miraba al espejo y tampoco me entraban ganas de suicidarme o de hacerme un trasplante de cara, creo que simplemente no me gustaba mucho mi cara y además ahora que lo pienso, esa especie de complejo coincidía con la edad de pavo (adolescencia) y ya sabemos que pasa en la puta adolescencia, que de alguna manera te llegas a odiar y si no es por la cara, es por el pelo o por los zapatos que llevas o por lo que no llevas.
Además, mi adolescencia fue de las rebeldes y casi no me gustaba nada de lo que tenía a mi alrededor y poco a poco se empezó a asomar mi gen destructor y demoledor y al final, me radicalicé políticamente y personalmente. Bueno, rompí muchas cosas físicas y mentales y eso me hizo radicalizarme aún más y claro, la cosa acabó como tenía que acabar y acabó en la puta clandestinidad y hasta que dí con mis huesos en la Cárcel...pero aquí quiero que quede clara una cosa y es que cuando volví a salir de la Cárcel, volví a la lucha clandestina y hasta que me harté de tanto radicalizarme y pasé a una fase de "tranquilidad" entre comillas. Pues ya veis lo que es la vida, ahora en la vejez mis venas vuelven a latir de radicalidad...







