
Pero para eso estamos, ¡para mejorar y aprender!, bueno y también, para dar por el culo. Siempre dije que me encantan las moscas cojoneras, de esas que llevan las vacas pegadas a sus tetas o los bueyes a sus cojones. Hay muchos nombres para definir éste estado, además de mosca cojonera: tocapelotas, rompepelotas o tocahuevos. Lo mío es chinchar y picotear y cuando llega el momento, aguijonear como un toro de Miura y ahí está la diferencia con una mosca cojonera, que me gusta clavar la última estocada y hasta el fondo.
Una buena estocada y el tío al carajo y bueno, que pase el siguiente. Porque ahora estaba pensando, que resulta que hay más enemigos que amigos o bueno, eso es lo que a mi me pasa. Que los enemigos son incontables y en cambio, los amigos me caben en los dedos de una mano y creo, que sobran. ¿Será por algo?. Pues supongo, supongo que yo lo habré hecho fatal en mi vida y que dadas las alturas en las que estamos, eso ya no tiene remedio. Y cada uno debe achuchar con su mierda y sus consecuencias.