Resulta que ya estamos en el mes de Mayo y pienso en Mayo y siempre me acuerdo de los curas que me instruían cuando era pequeñito y me meo hiendo en procesión hacia una fuente del Colegio y porque encima de ella, estaba una estatua de la Virgen María y todo acompañado de cánticos sobre el tema: Avé, avé, ave María...y hasta recuerdo el sol y las sombras de aquellos días primaverales y lo que significaba aquella fecha para mí: era el preludio del Verano y por tanto, quedaba muy poco para alcanzar esa parte de año maravillosa. Verano, sol y playa y uvas y parras, y sombras de parras y árboles frutales y bici y playa y mar y sobre todo, que en Verano mis padres (sobre todo mi Madre) me dejaban en paz, pues mi Madre solía estar más entretenida y menos aburrida. Mi vida de aquellas se dividía en dos: Invierno y Verano y eran dos caras totalmente diferentes de la misma moneda y una, la chunga y la otra, la buena.
Así que desde pequeño me crié en esa ambivalencia esquizofrénica y el arte y el verdadero arte consistía en adaptarse a las dos, pero está claro, que la que más me costaba más era la parte invernal (más cerrada, más familiar y más represiva) y por eso para mi significaba tanto la llegada del mes de Mayo...porque el Verano empezaba en el siguiente mes de Junio y además, durante unos meses me olvidaba de aquellos curas asquerosos, resentidos y violentos. Rezumaban odio y miedo y por eso a la primera de cambio la emprendían a hostias y sin olvidarse, de todo el rosario que tenían de lindas humillaciones.
No sé, a veces pienso ¿que como más o menos sigo siendo cuerdo?, ¿qué como lo he hecho?. Pero bueno, eso le ha pasado a mucha más gente que a mí y algunos siguen vivos y cuerdos y otros, no tanto...pero coño y ¿usted porque quemó la Iglesia?...pues que le voy a contar, yo por mi la quemaría estando llena de curas y de obispos y de Papas, pero me tengo que conformar con quemar su estructura y es que de alguna manera me tengo que vengar y por eso clamo: ¡VENGANZA!