REJAS (Batania)



REJAS



Ni el amor

ni la familia

ni la escuela

ni la iglesia

ni el estado

me dieron

ninguna libertad.


Y sin embargo,

puestos a elegir rejas,

prefiero

las

tuyas.



Batania

HOJA CAÍDA (Andrés Neuman). Blog "Rua das pretas"





Hoja caída

sobre el cristal del coche.

Envejecer.



Andrés Neuman

LLAMARTE (Mónica Alicia Spesso). Blog de "Emma Gunst"

 





LLAMARTE

Tuve ganas de abrir la ventana
y  llamarte amor.
Pero tuve miedo
de que no fuera cierto.

DIÁLOGO (Mónica Alicia Spesso). Blog de "Emma Gunst"

 


DIÁLOGO


Nos contamos 
que la noche está fría,
que vimos un colibrí 
en las plantas del patio.
Que los grillos están despiertos,
que la luna está completa,
que proyecta sombras.
Es que la noche,
los pájaros, 
las plantas, 
la luna,
los grillos, 
las sombras,
son nuestro cuento.

OPINIÓN (Juan Gelman). Blog "Rua das pretas".

 



OPINIÓN


Los poemas escritos en
estado de frialdad tienen
una ventaja: están escritos
en estado de frialdad. El odio
del vecino no entra ahí, ni el vecino
atado a su odio y
se puede alabar las bellezas del paisaje.
Alabar es una palabra rara, lleva
del ala al bar donde
el estaño está mudo.
Los poemas sin sangre
tienen una ventaja:
no tienen sangre, ni
sacudones mortales o inmortales, ni
la imperfección, la suciedad
de todos. Eso cae y nada
perturba a la tierra.
A los poetas que practican esa visión y
sin duda escriben hermosos poemas,
habría que levantarles una estatua
ciega que no se vea.
Es bello su no estar.
Todo está bien afuera
de todo lo que está mal, intocado y
lejos de la escritura, lejos,
en un canto bajito.

Juan Gelman

LA DELICADEZA (Irene X)

 


Te darás cuenta de que no era de piedra

el día que tropieces con una,

no sepas cortar una hemorragia

y busques desesperadamente mi número

para hacerte un torniquete

con mi delicadeza.


CANDELA (Irene X)

 


Hoy me abro esta herida

donde la sangre arde

para que te calientes las manos.

LA CHICA ENCONTRÓ EL AMOR (Irene X)

 


Mi primer amor

fue como encontrar una aguja en un pajar

y clavármela entre los dedos.

¡YO NO PUEDO CON TODO!



Yo pensaba que hoy o mañana iba a tener un encuentro en la tercera fase y así podría curar éste sarpullido que me invade la dermis y que me invade por mis adentros y hasta noto que se enquista dentro de mi sustancia ósea. Pues tío, me parece que no, parece que te vas a quedar con las ganas y tendrás que rascarte contra las esquinas y dar besos a las farolas encendidas o apagadas. Porque no, porque no habrá carne para comer y entonces o te haces vegano o te compras un loro y charlas a solas con él. Bueno, son las cosas del querer, del querer y no poder o del querer y te tienes que joder. Dicen que la paciencia es la madre de la ciencia, pero yo esto no me lo creo mucho y porque yo de paciencia ando como un pez en tierra.

Yo no tengo esa paciencia infinita y porque no fui creado de esa manera de ser y de estar. Yo más bien fui creado como un ser muy especial y delicado y si cambia el viento, yo cambio de rumbo y si sale el sol, yo me pongo en pelota picada y me caigo de culo y me abro de patas y hasta que me recoja el camión de la basura y me haga por fin, picadillo. Es que mis sensibilidades están a flor de piel y me salen sarpullidos bestiales y sino me toca ese alguien tan imaginado (y tan imaginado, que no es real) y tan especial (que aún le hace más irreal) que espero que pronto y ya, me pueda acariciar con toda su delicadeza. Sino me voy a me poner del revés y así bote de flor en flor y hasta caer depositado en cualquier orilla de ésta isla.

Sí, yo parezco un tío desafiante y fuerte, pero esa es mi fachada, porque debajo de mi piel, están mis receptores más sensibles y son tan sensibles que puedo percibir el movimiento interno de cualquier sentimiento. Y es que soy cazador de sentimientos y veo uno y lo cazo y veo otro y a lo mejor lo dejo y porque yo siento y quiero mucho, pero señoras y señores, ¡yo no puedo con todo!. Ya me gustaría a mí poder querer a todo el mundo. Pero bueno, imaginariamente ¡os quiero a todos!....pero claro, con matices y muchas sombras.

DEDOS (Juan José Millás)

 


Ayer vi por la tele una película que a los 10 minutos de empezar no había comenzado. En tales circunstancias, corto y escojo otra. Pero a veces sigo adelante para ver hasta dónde es capaz de llegar su perpetrador. La de ayer, finalmente, terminó sin haber empezado.
Cuando comienzo un relato, llevo mucho cuidado con esto, con empezarlo. De hecho, me preocupa más comenzarlo que terminarlo, pues la experiencia dice que si logro un principio conseguiré un final. De todos modos, la tentación de llenar páginas y páginas sin comenzarlo es grande. Se lo comento a mi psicoanalista: “Ayer vi en la tele una película que terminó sin empezar”. “¿Y eso qué le sugiere?”, me pregunta. “No sé qué me sugiere”, digo yo, “me irrita, pero al mismo tiempo me da envidia porque muchas de estas películas son las más valoradas por la crítica. Con frecuencia, siento ganas de llamar al crítico y gritarle: ¿Pero no te das cuenta de que sólo has visto un ejercicio de dedos?”.
La terapeuta permanece en silencio unos segundos. Luego dice que los ejercicios de dedos también son interesantes. Por mi parte, opino que los ejercicios de dedos se deben quedar en la trastienda. Entonces, ella me pregunta que desde cuándo acudo a su consulta. “Desde hace varios años”, respondo. “¿Y cree”, insiste, “que ha comenzado de verdad su análisis o que sigue haciendo ejercicios de dedos, como en los primeros días?”.
He ahí un golpe bajo. El mes pasado le propuse que lo termináramos y, tras discutirlo durante dos o tres sesiones, llegué a la conclusión de que ni siquiera lo había comenzado. Aunque, para decirlo todo, los ejercicios de dedos no van nada mal. De modo que, cuando llego a casa, busco la película de ayer para volver a verla. A ver qué pasa.

SÁBADO

Sábado, primer sábado después de mi cumpleaños que fue el día 5 de febrero y ese día el mundo tuvo la mala suerte de saber que en una esquin...