Y porque no hablo de un tema que nunca toco y me refiero a hablar de
sexo. No sé si no lo hablo porque me da reparo o es que estoy saturado
con él. Lo primero que debo aclarar es que si hablo de esto me pierdo,
me enciego y me pongo salido como un burro. Aclarado esto, puedo
proseguir la disertación, que por cierto no sé a donde se dirige, pero
aqui y ahora así está planteada. La sexualidad duele, por lo menos a mi
me duele, ya que por mucho que digamos, su proceso nunca fué un proceso
natural, siempre fué un estado forzado, aunque posteriormente se
disfrazara como proceso natural. Me explico, nosotros recibimos una
educación sexual castrada, una educación reprimida y eso no se supera de
buenas a primeras. Los traumas que nos produjo están clavados como
astillas en nuestro cerebro y el proceso de sacarlas es largo, muy
largo, además de sufrido. Haber si pensamos que con echar el primer
polvo se acabaron los traumas, el polvo lo habremos echado, pero las
traumas sólo los hemos aplazado.
Es tema delicado y en el
que existen demasiadas losas, losas en forma de prejuicios y losas en
forma de desconocimientos. Yo al fin y al cabo, no pretendo con éstas
letras hacer un manual práctico de sexología, empezando porque yo
reconozco que no tengo ni puta idea del tema y siguiendo que yo sólo me
baso en mi experiencia propia, la cual tuvo unos tiempos de abundancia y
quizá demasiada, pero como se dice que me quiten lo bailado, pues yo
pienso que más vale pasarse de largo que quedarse corto. De esas buenas
épocas recuerdo que me costó entrar en el sexo, en el sexo en sí, en el
sexo por sexo, pero una vez que entré me costó encontrar la puerta de
salida. Tiempos de promiscuidad, tiempos de follar por follar, de follar
sin aditivos, sin florituras, sin palabras de amor y sin compromisos
presentes ni futuros.
La pena de todo éste tema es que
en mi caso siempre o casi siempre estuviera mezclado con la priva o por
lo menos a partir de los 25 años. En casi todas las situaciones de sexo
fueron en medio de noches pantagruélicas, noches de dispendio, noches de
alcohol a espuertas. Y como siempre al principio el alcohol juega su
papel desinhibidor, para más tarde pasarte la factura con recargo y con
intereses. Así al paso de los años, lo que era estimulante, se convierte
en adormidera, en anestésico del sexo y ahí, es cuando empiezas a no
entender nada. porque ahora es fácil decirlo, es demasiado fácil, pero
en el momento del problema, llegar a ésta conclusión es fuerte y
doloroso. Se tarda mucho tiempo en enterarse de que va la película y es
más, cuando ya sabes de que va, estás tan amoldado a vivir en un
ambiente tóxico o sea de priva, que lo más difícil es salir de él, de
ese ambiente. Además que el alcohol degrada y deprime y como deprime,
pues tú cuerpo poco a poco se va alterando y detrás le sigue tú cerebro,
y al final, si no sales, llegas a ser un despojo humano.
Además llegas a un punto en el que ya no te gustas, no te gustas
fisicamente, ni te gustas el como eres. Pues es verdad que vas perdiendo
el norte y cuanto más perdido te encuentras, más buscas ya no el sexo,
buscas un poco de comprensión, compasión y cariño, pero como vas como un
alma en pena, sólo recibes hostias. Normal si lo pienso ahora, si me
pongo a pensar que me entra una tía completamente borracha y ¿cual va a
ser mi reacción?, pues lo siento, pero va a ser la misma que me daban a
mi en aquellos tiempos, o sea el repudiar a esa persona. Y es que no hay
nada más duro en ésta vida de perros, que demandar compasión como un
animal herido y sólo recibir hostia tras hostia. Es curioso el
funcionamiento del cerebro y lo es porque ésta parte que estoy
recordando es una parte que tengo olvidada o más bien que siempre quiero
olvidar, y ya veis que no lo consigo, y en cambio lo que siempre
recuerdo fueron los brillantes años, que fueron bastantes, de disfrutar
del sexo.
Yo me acuerdo de la primera orgía que viví.
Sí, antes se hacían orgías, aunque no eran orgías propiamente dichas,
eran folleteos en grupo, pues cada uno se iba con su pareja de sexo o
como mucho se iba cambiando alguna vez de pareja. Pero el caso es que se
quedaba en grupo y sólo para follar. Pues la primera vez no me jalé
rosca, todos fueron como buitres a por su pareja de sexo y yo me quedé a
dos velas, además porque la orgía se hacía en micasa y estaba
acojonado. La siguiente vez, yo ya era el amo del mundo, estaba en la
primera fila y era el alumno más aventajado yh por supuesto en mi casa
nada de nada. En el sexo si no eres atrevido no te comes ni una rosca
(reflexión Aristotélica). Después hubo alguna que otra bacanal más,
alguna bacanal esporádica, como decía el otro, una vez al año no hace
daño. Pero con el paso del tiempo fueron a menos y ya el sexo lo hacía
siempre en pareja.
Y aquí entra otra reflexión, la
relación de sexo y de pareja. Yo en éstos terrenos me dejaba querer,
como no era un tío feo, ni era un malaje, pues las tías se me acercaban.
Y Yo me dejaba llevar a la cama y después a follar como un loco, vamos
como se folla cuando se es joven, tampoco hay que echarse faroles. Lo
malo del tema es que me dejaba llevar en la noche y yo ahí aún ponía un
punto de iniciativa, pero también me dejaba llevar posteriormente, o sea
si la tía quería volver a quedar yo no ponía ningún reparo y así una
vez tras otra, hasta sin darme cuenta estaba en el medio de una relación
estable o relación de pareja. Y aquí me entraba la pájara, me acojonaba
y tragaba saliva como un imbécil, pues yo lo último que quería, en
aquella época y ahora (esto es una cuña publicitaria), era una relación
estable. Claro que éstas situaciones forzadas llegaban a un punto en que
explotaban y ahí, por fin, se jodía el invento. Y la verdad que no
tengo argumentos que puedan sostener la postura que tomaba, es más no
los tengo y aún no los encuentro. Quizá fuera simplemente comodidad,
pues en el fondo a mi me resultaba demasiado fácil, sólo tenía que
esperar que después de una vendría la siguiente. Suena como suena, pero
es lo que pienso, comodidad malsana o por lo menso comodidad que traería
sus consecuencias.
Ahí en esos tiempos me hice
especialista en provocar situaciones. O sea como era un cobarde de
mierda, yo no era capaz de dejar las relaciones, entonces adaptaba la
táctica de provocarlas. Es como el que por cualquier causa se quiere ir
de casa, para irse al bar, por ejemplo, entonces provoca situaciones con
la parienta en se hagan de por sí insostenibles y en el que te vaeas
obligadio a irte de casda, o sea a irte dando un buen portazo. Y yo a
base de pasar sobre la relación, llegaba un momento en que la otra
persona se desquiciaba y entonces dejaba la relación y yo como buen
cabrón que era y que sigo siendo (eso no tiene curación) más contento
que un ocho. después sólo tocaba esperar a que viniera la siguiente. Así
me desenvolvía en medio de la selva y si me tuviera que identificar
cion un animal, no sería ni el León, ni el Tigre, ni una Pantera, sería
el Chacal de la selva.
Y ya para concluir éste primera
entrega, que versa sobre el sexo, yo sé que el sexo no es sólo folleteo,
lo aprendí por propia experiencia y más tarde me educaron en ello,( y
éste es otro tema a tratar), pero no me educaron tan bien o es que soy
un maleducado referente al sexo, pues en éstos momentos si pienso en el
sexo, sólo me viene a la cabeza el echar un buen polvo. Y esto lo digo
porque así lo siento. No hay más.
DÍAS MALDITOS (Poema)
Al poner un pie en la fría baldosa,
y al hacer el movimiento de levantarme,
yo ya sé si el día va a ser propicio
o si los astros me van a acompañar,
y si me darán suerte y dispendio,
y si al anochecer podré cerrar los ojos en paz.
Lo siento en mis gestos,
en mi salutaciones,
y en mi mirada ante el espejo.
Y es que en mis pasos, aún lo noto más,
el caminar se hace inseguro y trastabillado,
y los ojos se quedan fijos mirando el suelo,
y el cerebro se convierte
en una taza de chocolate espeso .
No pretendo sentar cátedra de nada,
ni pretendo dar leciones magistrales,
no es mi intención, ni de lejos,
sólo planteo que hay días en que la duda,
crece como crece una enredadera.
Son días de malos presagios,
o de malos augurios,
son días de cuervos negros,
de cuervos que vuelan dando vueltas,
alrededor de tú cabeza,
son días de nubes borrascosas,
de ambientes espesos, cargados,
ambientes cercanos al desespero,
y eso se nota,
y se nota tanto,
que enturbian, aún más, mi cerebro.
No existe antídoto, ni magia negra,
que rompa el hechizo,
ni vale el cambiar los muebles de sitio,
ni pintarte las uñas de color rojo,
ni lavarte la cara con ácido sulfúrico,
ni siquiera vale cambiarte de acera,
no hay solución para éste entuerto,
no la hay ahora, ni la habrá nunca.
En los días de densa niebla,
como son estos días,
hay que buscar los claroscuros de la vida,
los fogonazos de luz,
los instantes fugaces,
los momentos de clarividencia,
y borrar esos días del calendario,
borrar, tachar y emborronar,
no hay ningún secreto más,
dejar sólo, que simplemente pasen,
que pasen esos días malditos.
y al hacer el movimiento de levantarme,
yo ya sé si el día va a ser propicio
o si los astros me van a acompañar,
y si me darán suerte y dispendio,
y si al anochecer podré cerrar los ojos en paz.
Lo siento en mis gestos,
en mi salutaciones,
y en mi mirada ante el espejo.
Y es que en mis pasos, aún lo noto más,
el caminar se hace inseguro y trastabillado,
y los ojos se quedan fijos mirando el suelo,
y el cerebro se convierte
en una taza de chocolate espeso .
No pretendo sentar cátedra de nada,
ni pretendo dar leciones magistrales,
no es mi intención, ni de lejos,
sólo planteo que hay días en que la duda,
crece como crece una enredadera.
Son días de malos presagios,
o de malos augurios,
son días de cuervos negros,
de cuervos que vuelan dando vueltas,
alrededor de tú cabeza,
son días de nubes borrascosas,
de ambientes espesos, cargados,
ambientes cercanos al desespero,
y eso se nota,
y se nota tanto,
que enturbian, aún más, mi cerebro.
No existe antídoto, ni magia negra,
que rompa el hechizo,
ni vale el cambiar los muebles de sitio,
ni pintarte las uñas de color rojo,
ni lavarte la cara con ácido sulfúrico,
ni siquiera vale cambiarte de acera,
no hay solución para éste entuerto,
no la hay ahora, ni la habrá nunca.
En los días de densa niebla,
como son estos días,
hay que buscar los claroscuros de la vida,
los fogonazos de luz,
los instantes fugaces,
los momentos de clarividencia,
y borrar esos días del calendario,
borrar, tachar y emborronar,
no hay ningún secreto más,
dejar sólo, que simplemente pasen,
que pasen esos días malditos.
AIRE (Poema)
Cuantos intentos de escribir algo,
algo que me sirva de algo,
algo que no acabe en la papelera,
algo que me guste,
y algo que me encante.
Empiezo, pero me quedo en blanco,
y absorto pensando en lo que pudo ser,
pero aquí estoy yo,
y sigo atento a los acontecimientos,
esperando el momento de que se abra la veda,
a ese instante que marca el punto de salida.
Cuando no puedo, no puedo,
pues me atasco con una letra,
y me pierdo en el medio de una frase,
y de nuevo
me quedo en tierra de nadie,
yo entre los dos frentes,
y me rozan las balas,
me salpica la metralla,
y sin miedo piso las granadas,
yo soy consciente del peligro,
pero el peligro es mi estímulo,
es mi energía en la vida,
y es lo que me carga las baterías
No son quejas,
son hechos y realidades,
y son, por tanto, callejones sin salida,
o son crucigramas sin resolver,
o son deseos frustrados.
Aún así, me encanta escribir,
me llena y me emociona,
me traslada y me estimula,
porque yo disfruto escribiendo letras,
aunque a veces no tengan un sentido,
ni un orden, ni un objetivo,
pero al verlas ahí puestas,
y vestidas con sus mejores galas,
todas ellas guapas y coquetas,
por lo menos tengo la obligación,
y el deber, de tener que piropearlas.
Me cuesta subir la cuesta, me cuesta,
cuando cojo carrerlla,
ya pienso que voy por el buen camino,
y cuando me equivoco,
y cuando caigo de nuevo,
me quedo en estado perplejo,
y me quedo como una estatua.
El aire que respiro,
es aire usado y gastado,
es aire con burbujas, y es un aire muy viciado.
necesito aire oxigenado,
aire rico en moléculas de oxígeno,
aire de la montaña, aire fresco,
aire de manantial y aire de la sierra.
Necesito aire,
y ese aire sólo me lo dan las letras.
algo que me sirva de algo,
algo que no acabe en la papelera,
algo que me guste,
y algo que me encante.
Empiezo, pero me quedo en blanco,
y absorto pensando en lo que pudo ser,
pero aquí estoy yo,
y sigo atento a los acontecimientos,
esperando el momento de que se abra la veda,
a ese instante que marca el punto de salida.
Cuando no puedo, no puedo,
pues me atasco con una letra,
y me pierdo en el medio de una frase,
y de nuevo
me quedo en tierra de nadie,
yo entre los dos frentes,
y me rozan las balas,
me salpica la metralla,
y sin miedo piso las granadas,
yo soy consciente del peligro,
pero el peligro es mi estímulo,
es mi energía en la vida,
y es lo que me carga las baterías
No son quejas,
son hechos y realidades,
y son, por tanto, callejones sin salida,
o son crucigramas sin resolver,
o son deseos frustrados.
Aún así, me encanta escribir,
me llena y me emociona,
me traslada y me estimula,
porque yo disfruto escribiendo letras,
aunque a veces no tengan un sentido,
ni un orden, ni un objetivo,
pero al verlas ahí puestas,
y vestidas con sus mejores galas,
todas ellas guapas y coquetas,
por lo menos tengo la obligación,
y el deber, de tener que piropearlas.
Me cuesta subir la cuesta, me cuesta,
cuando cojo carrerlla,
ya pienso que voy por el buen camino,
y cuando me equivoco,
y cuando caigo de nuevo,
me quedo en estado perplejo,
y me quedo como una estatua.
El aire que respiro,
es aire usado y gastado,
es aire con burbujas, y es un aire muy viciado.
necesito aire oxigenado,
aire rico en moléculas de oxígeno,
aire de la montaña, aire fresco,
aire de manantial y aire de la sierra.
Necesito aire,
y ese aire sólo me lo dan las letras.
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