¡QUÉ HAY AMOR (Poema)

Quién puede traducir mis sentimientos,

quién puede decir te quiero por mi,

quién puede diagnosticar mi mal,

quién puede decirme que padezco de amor,

y tal como si fuera un mal de alturas,

y yo me mareo cuando la veo,

y que levito si pienso en ella,

pues no señor,

yo no levito, ni me mareo,

yo sólo siento..
.
¡qué  hay amor!,

y eso, no tiene traducción.

SOY PASIÓN

Yo no quiero crearme enemigos, pero creo que los enemigos me huelen en la distancia. Mis enemigos no son los de siempre, pues los de siempre ya ni los considero, están ahí como figuras decorativas, están como putos adornos, están para que de vez en cuando les lance escupitajos. En fin que los considero como un desahogo en el que poder cagarme de vez en cuando y cuando me siento solo, me cago mejor en ellos. Pero yo hablo de tus falsos amigos, los que un día fueron algo para ti y ahora son como serpientes que se enroscan sobre si mismos.

Hablo de los que anteriormente fueron amigos míos y esos sí que son mis verdaderos enemigos, pues con ellos yo si que me como el coco. Yo comprendo en general la historia de la Humanidad, pero no llego a comprender la historia de algunas personas. Claro que me puedo hacer el longuis y decir que aquí no ha pasado nada, que sería por el mal tiempo, que sería por un maremoto de la moto y que por eso hasta dejamos de comunicarnos.

Puede, porque en ésta vida todo puede ocurrir. Pero como ya no soy gilipollas, me cuesta comulgar con ruedas de molinos, ahora sólo comulgo con hostias traídas en yate desde el mismísimo Vaticano. Ahora ya no voy de pardillo y de bonachón bendito, ahora voy de pedir explicaciones y sino las hay, pues que le vamos hacer, hay muchas personas por la vida. Hay mucho sentimiento suelto, hay mucho cariño, hay muchas personas que se merecen el título de personas. Perdonadme, pero a veces ardo por dentro y sólo me sale lava incandescente. Yo ya lo dije, soy pasional y no me arrepiento de ello.

QUÉ YA ESTOY EN LAS ÚLTIMAS (Pensamiento)

Qué ya estoy en las últimas de Filipinas,

que ya no me quedan balas, ni cañones

y además estoy agotando mis balas de fogueo,

soy un superviviente del día a día,

soy un hechicero sin tribu,

mi tribu desapareció en el último seísmo,

y ahora quedo yo hablando con el viento,

y viento, dime cosas,

y viento, dame tu aliento

y viento, cuéntame tu historia,

 que yo a cambio, te contaré la mía

y la mía es como hablar del infinito

es tan larga que ni siquiera tú la comprenderías.

EL GEN DEL SUFRIMIENTO

Y claro que la vida es muy perra y quién piense lo contrario, es que no se entera. La vida me ha dado unas ostias que para que contaros, a veces hasta me ha puesto la cabeza del revés. Cada ostia fue sangre derramada, cada ostia fueron mares de lágrimas y no me voy a poner ñoño, porque lo odio. Lo que yo he sufrido se queda para mi cuerpo y para los cables de mi cerebro, pero aclaro una cosa, yo he sufrido, pero creo que como muchos otros.

Vamos que no me siento especial en éste tema del sufrimiento. Porque si uno no es tonto, habrá observado a lo largo de su vida, que hay mucho sufrimiento alrededor y a veces, un tipo de personas que ante el sufrimiento te dejan perplejo, pues esa persona nunca sabrás como ha superado esa situación tan dolorosa. Te deja perplejo alguna gente por su fortaleza, por su entereza, por saber salir de sus cenizas y de nuevo coger el hilo de la vida.

Hay algo dentro de nuestro interior que nos marca nuestra capacidad de sufrimiento. Hay algo que es congénito y debe estar marcado en un gen aún sin identificar. El gen del sufrimiento, le llamo yo. Yo nací con ese gen a medias, a medio gas, es decir que no sé sufrir con la frente en alto o por lo menos hasta ahora así se ha manifestado, pero como estoy en pleno estado de evolución, no sé como acabará la cosa. A lo mejor resulta que en la última etapa de mi vida me manifiesto como el Rey de los sufrientes y le cojo gusto a la cosa. A lo mejor me llega a gustar tanto, que me convierto en masoquista. Y ya se sabe, a comprar el Látigo, el collar de perros y la porra y las esposas del policía.

NACÍ ENTRE DOS AGUAS

Yo no nací en un suburbio de Londres o de California, nací en un suburbio de Vigo, mi ciudad natal y porque no le quedó otro remedio. Bueno suburbio, suburbio tampoco era, era un punto intermedio y a mi izquierda y como no podía ser de otra manera, mi casa lindaba con los suburbios verdaderos y por el lado derecho, estaban las clases pudientes, con sus chalets todos puestos. O sea que nací entre dos aguas, entre la mierda que circulaba por la calle (no había alcantarillas)  y entre coches con chófer y gorra y por supuesto, con alcantarillas de alto postín. Las dos caras las vi pronto, era sencillo, era ver para un lado y para otro y ya sabías de que iba a ir la vida.

Mis amigos sólo eran de la clase pobre, eran unos don nadie, como yo, solo que yo y tal como decía mi madre, tenía que ser un don nadie con pretensiones. Mi misión era trepar por los escalafones sociales y así llegar a ser alguien. Los niños de la clase pudiente, andaban aparte, estaban muy ocupados con ir al Aero Club y a jugar al tenis o a andar en caballo, no perdían su precioso tiempo andando con niños desarrapados que se dedicaban a dar pedradas a los gatos, ellos solo andaban con los niños de su clase social y además para eso estaba el chófer, para llevarlos a los sitios más selectos.

Y entonces pronto comprendí que la vida era muy sucia y que nunca iba a cumplir el objetivo que me había impuesto mi madre. Vamos que nunca llegaría a ninguna cima de nada, que nunca dejaría de ser un don nadie. Y aquí estoy, cumpliendo a rajatabla mi papel de don nadie. Bueno, por el camino me hice Médico y creo que ese fue mi mejor logro social y en consecuencia, algunos ahora me llaman Doctor. Y yo a algunos les dejo que me llamen lo que quieran, porque pasa que a veces abres tus puertas de par en par y se instalan tranquilamente en tu casa.

Que me llamen Doctor o Monseñor, que me llamen lo que quieran con tal de mantener las distancias. A otros no, a otros les digo que me llamen Bruno o Javier y según sea el caso. Yo doy facilidades al que me venga de cara, pero el que me venga con el gesto retorcido y huraño, pongo kilómetros por el medio. Así que me conozco a ambas clases sociales, a los ricos de verlos salir con sus bugas todos relucientes y a los pobres, de que estuvimos juntos en la misma guerrilla, claro que yo tenía que llegar a casa, impoluto, sin una gota de mierda y sin una mota de polvo, tenía que llegar como un puto dandi con pretensiones y si así no llegaba, pues ya sabía lo que me tocaba, una buena somanta de ostias y además, te quedabas sin cenar.

MIS GANAS DE VIVIR (Poema)

Si hay algo que esté más cerca de mi,

¡es mi entusiasmo!,

mis ganas de vivir se agolpan

y con suma paciencia, esperan su turno,

y cuando yo les de permiso,

¡que salten, que bailen

y que se emborrachen!,

yo ese día me vestiré de gala,

con traje, corbata y zapatos de ante,

bailaremos hasta la madrugada,

saltaremos las hogueras,

nadaremos en los charcos,

y cuando salga el sol.

yo me iré con mis ganas y con mi entusiasmo

a otro sitio lejano y distinto,

subiremos las escaleras del cielo,

y así nos perderemos en la raya del horizonte.

HACE 30 AÑOS

¡Hombre!. Yo aquí sentado y enfrente de la pantalla, parezco un controlador aéreo y todo lo que se menea por los aires, está bajo mi control y mi poder. Por lo menos todo lo que vuela sin materia, todo lo que son sentimientos, recuerdos y pensamientos. De vez en cuando le doy al botón de la máquina del tiempo y aterrizo hace 30 años, pero claro, ya no es lo mismo, pues ahora no haría muchas cosas que hice en aquellas épocas. Eso es jugar con ventaja, pues ahora es fácil decir que no haría esto u lo otro, porque ahora sé como acabaron aquellas historias.

Las menos acabaron bien y el resto o sea la mayoría, acabaron fatal. Hace 30 años era un pelele o un muñeco de trapo, si tenía algo claro, lo dilapidaba en una noche de sonada borrachera y al carajo la claridad. Parecía que a mi gustaba vivir en los suburbios de la realidad, yo buscaba cloacas para refugiarme, mis días eran todos o casi todos nublados y eso que no llevaba gafas de sol. Me entusiasmaba lo retorcido, lo que no tenía ningún sentido, lo que se salía por la tangente y que en realidad era flor de un día.

Hace 30 años pude ser el Rey, pero para ello me faltaba sedimentos y argumentos. Y ese amor a la noche, poco a poco me fue carcomiendo y me inundo de olores y de sabores de licores. Mi tema era salir a la noche en plan Atila y venga a arrasar con todo, con todo tipo de priva, con todo tipo de droga y cuanto más puesto, pues mejor. Y todo era porque la vida me dolía, me hacía daño el vivir y por eso cualquier asomo de idea, pensamiento o sentimiento lo ahogaba entre copas de alcohol. Me asustaba el vivir y el miedo era mi lema, miedo a que me hicieran daño, miedo a que me traicionaran, miedo a las relaciones humanas, miedo a todo lo que significaba vivir.

¡QUÉ PENA!

Después dicen que no nos preocupemos, que todo funciona como la seda y que nosotros y cuando nos lo digan, sólo tenemos que echar el voto en la urna. Y ya está ya hemos cumplido con nuestro cometido  democrático. A ellos, a los de arriba, les gusta contar historias o cuentos, les gusta hablar de democracia y que nosotros, el puto pueblo de mierda tenemos el poder, el poder de los votos. Bueno, pues yo disiento, tenemos una papeleta en la mano y para escoger entre los payasos que se presentan.

Y la pregunta del millón, ¿quienes tiene poder adquisitivo para presentarse a unas elecciones?, pues los ricos o sus representantes. Y ya sé que esto que digo, es de perogrullo, pero no está mal de vez en cuando ejercer de voz de la conciencia y recordar que al vino se le llama vino y al pan, pan y yo me llamo Bruno y además soy cojonudo. De vez en cuando los ricos y poderosos, dejan asomar la cabeza a alguien que quiere desmontar todo el tinglado y lo dejan ladrar un tiempo y hasta que se quede afónico o hasta que ya haya rebajado sus planteamientos originales a un nivel de casi pedir perdón y por atreverse a levantar su voz.

Vamos que poco a poco lo van sedando y lo van haciendo blandito y donde dije Diego no era Diego, era Pepito y donde ponía que la Deuda la pague su puta madre, ahora pone que sí, que la pagaremos igual, pero más poquito a poco o sea que para que no duela tanto el asunto, pondremos a cargo de la seguridad social toneles y más toneles de vaselina. Pues que pena, que pena de mi culo, pues va a quedar como la bandera japonesa...

LAS ETAPAS EVOLUTIVAS

Claro que hay mucha gente que no le gusta pensar que la vida está tan llena de excepciones, que casi no quedan verdades. Y es que no estamos acostumbrados a dudar, de alguna manera necesitamos verdades de fe, tales como el nacer, vivir y el morir. Nacer y morir si son estados definitivos y el vivir también, sólo que de diferente manera, porque hay millones de formas de vivir y todas son distintas y tienen muy poco en común y además es lo que nos toca de cerca, es lo que de alguna manera está en nuestras manos y depende de nuestras decisiones.

Hay quién aún así demanda que la vida tenga sus fases, como ese viejo esquema que habla de que en la adolescencia tienes que ser rebelde y por temas hormonales, y de joven, más rebelde y porque así toca y de adulto, te tienes que casar y tener hijos y claro, currar como un condenado y poco a poco, hacerte más moderado. Y de viejo doblegarte como un capullo. De viejo te toca cuidar de los nietos, jugar al mus o al dominó y sobre todo, no dar la lata.

Pues bendita la evolución de las especies y de quienes pregonan que esas serán las etapas de nuestra vida. Y digo bendita por no cagarme directamente en ese pensamiento tan de arrastrado, tan de pringado. Y si uno se pone a dudar siempre, al final se divierte, porque en eso sí que consiste la vida, en darle vueltas a las cosas y cuantas más vueltas, pues mejor. Porque al final te pasarás esas etapas por el culo y harás lo que más te convenga en ese momento y puede ser viejo y más niño que un niño y puedes ser un viejo pellejo más rebelde que nunca. Las etapas evolutivas son para los niños y a modo de orientación, pero algunos las pusieron de guía para nuestras vidas y se han convertido en dogmas del Testamento.

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...