Yo a veces soy muy crédulo y comulgo con ruedas de molinos y todo porque esas veces se me coge desprevenido y con las defensas bajas. En algún momento hay que bajar de las murallas y dejarse llevar por las sensaciones. Después me doy cuenta de que me han colado una trola o mentira y lo que más me duele es que por un momento fui capaz de creérmelo y cuando era un farol de los buenos. Hay gente que no conoces mucho, pero que en principio te resulta familiar y amigable y eso te hace sentir cómodo y por tanto relajas hasta los esfínteres y ya después es sólo cuestión de poner el culo.
Claro, que ya digo que después lo piensas y te entran ganas de darte de botellazos. Y piensas que el tío gallito aún se debe estar riendo y porque le seguiste el rollo. Pero bueno, sirve de consuelo que todo lo malo refluye más adelante, es como si tiras a un muerto al río, primero se hunde y al final siempre sale (o eso es lo que dicen en las películas, que el muerto siempre sale a flote). Pero la sensación de haber hecho el ridículo, esa no te la quita nadie.
Está claro que no puedes quitarte la armadura del andar por la vida, siempre defensivo, siempre atento, siempre distante. La experiencia en éstas lides te obliga a ello, tienes que radiografiar a todo el que se te acerque. De todas maneras es un simple
desahogo lo que digo, porque en el fondo me da igual el quedar como un pardillo. Yo sé que no lo soy y con eso me llega y además la máscara que lleva el tío, se le va a caer en dos días.

Está claro que no puedes quitarte la armadura del andar por la vida, siempre defensivo, siempre atento, siempre distante. La experiencia en éstas lides te obliga a ello, tienes que radiografiar a todo el que se te acerque. De todas maneras es un simple
desahogo lo que digo, porque en el fondo me da igual el quedar como un pardillo. Yo sé que no lo soy y con eso me llega y además la máscara que lleva el tío, se le va a caer en dos días.