SABOR AMARGO

Hay días en que uno se despierta con sabor amrgo,
y no sabe muy bien si es por comer almendras
o es por el sabor que deja la derrota,
en el fondo me da igual,
estoy acostumbrado a desenvolverme entre nubes borrascosas,
y salir herido, pero siempre vivo.
       Me encanta ver a las personas desde el otro lado,
desde su cara oculta,
desde dentro de sus sentimientos.
       Hoy si me desperté con la amargura en mi mano
y yo no la había invitado,
pero sé que ella durmió a mi lado
y que se deslizó hacia el fondo de mi alma.
      Sí hoy, me visitó el demonio
y me tentó con palabras mordaces,
me pidió que le dijera secretos,
secretos que yo sólo sé,
y que de ellos penden muchas vidas,
le pregunté a cambio de qué,
y me dijo que a cambio de vivir para siempre,
me sentí tentado y por un momento dudé,
y no dudé por los demás,
dudé por mí y es más sólo por mi, decidí.
     No creía que mereciera la pena vivir eternamente,
vivir sin que existiera la muerte,
pues la vida se cuelga de un hilo,
y se cuelga de un hilo
piorque debajo de la vida, siempre está,
siempre está, la muerte.

LOS PIJOS

  Hoy es día 27 de febrero y aún no escribi la crónica marciana, bueno escrbí sobre los cielos y como determinan el carácter colectivo, !que profundo me encontraba!. Pero eso sí, me dí un viaje bestial, me recorri tres puntos cardinales: el norte o noroeste, el sur y el este de éste pais o como se le llame. A mi me da igual el nombre que le pongan, me da igual si es España o el estado español o el gobierno de España o gobierno patatero, aunque éste último es el que más me gusta: Gobierno patatero, por no decr otra cosa más fuerte.
     Está la cosa que arde, pues el Gobierno, el estado y la Monarquía tienen abiertos varios frentes. Por un lado tenemos al Urdangarín dando el cante y salvando in extremis a una monarquía que nadie sabe que pinta, pero ahí está, agarrada como una ladilla a un pelo púbico del Rajoy. Aunque el Rajoy tampoco está para tener ladillas en su pelo púbico, pues ya las tiene en el sobaco y si no que se lo pregunten al Bárcenas, menudo ladillón. Ahora el tipo sabe, mejor dicho se las sabe todas, y demanda al PP por despido improcedente, me encanta la cosa. Y el cabrón, como va de sobrado, como todos los del PP, va y se apunta al paro. Más cojones que el caballo del Espartero. Cojones tendrá, pero eso no quita, que es lo que es, y es cabronazo más del PP.
    Así que estos señores son los que llevan las riendas de éste pais tan maltratado y mísero, y son los que dan ejemplo, ejemplo de austeridad. Si por algo a mi éste asunto no me cuadraba, que estos pijos engominados con zapatos castellanos, que la mayoría no dió palo al agua en su puta vida, nos predicaran con el ejemplo. Los pijos que yo conozco de toda la vida, son pijos redomados, pijos auténticos, como los peperos, y desde luego nunca se preocuparon de los demás, ni del paro, ni de los despidos, ni de los derechos sociales, en tal caso sólo se preocupaban si a ellos les afectaba directamente. Pero como buenos pijos con pedigrí, siempre les salvaba un viejo padrino amigo del partido o el presidente del aeroclub o del club de campo o el presidente de la Ceoe.
  Pasaron años y muchos y esos pijos no han cambiado: la misma asquerosa gomina, el mismo lacoste, los mismos zapatos y la misma presunción. Pa chulos estamos nosotros te espetan a la cara, cada vez quue pasas delante de ellos. Y se me olvidaba dentro del look, el jersey sobre los hombros y jersey de hilo fino y cuello de pico, eso sí, de colores muy vivos, o verde o naranja, o sea un color muy chillón y llaamtivo y algún desfasado que aún lleva el jerseycito atado en su linda cinturita, con ese nudo descuidado, muy marinero por cierto, delante de sus huevines tan delicados.
   Y sus modas deportivas. A ellos lo que más les gusta son los deportes minoritarios y clasistas, por tanto un deporte que sólo ellos y unos cuantos más pueden practicar. El tenis, el padel, aunque éste último me duele,y me duele directamente, pues también lo practico yo. Me cago en el día que nació el Aznar, pues aparte de joder repetidamente a todo el pais, va el tío capullo y se le dá por presumir que juega al padel. Casi me dá el pasmo, el muy cabrón podía dedicarse a jugar a la casa de las muñecas con Esperancita Aguirre y con el travestido de Gallardón, que al final mira como salió del armario y se mostró como lo que es, un cabrón de mierda. Cuantos comentarios durante un tiempo tuve que soportar, así que juegas al padel como el Aznar, si es un deporte de pijos, como es que juegas tú,...y más, y más, y... me cago en la madre que parió al Aznar. Despues tuve que rearmarme  con unas cuantas estupideces: que si, que el padel es caro, pero como se paga entre cuatro no sale tan caro y un montón de gilipolleces más. En cambio de decir, yo juego al padel y que passsssa o quieres que te arree una hostia que te voy a poner del revés. Este si que es argumento de peso y no el otro.

   Yo tenía un primo y lo tengo, pero no sé nada de él desde hace muchos años, que era el más pijo entre todos los pijos o sea un pijo redomado. Ya era un trepa desde pequeñito y un acomplejado. La medre, que era mi tía, ya le enseño desde que estaba dentro de su barriguita el manual de buenas costumbres, el como saber disimular y aparentar que se tiene pasta y como debía pisar a los de clase social más baja, vamos todo un compendio de como ser un hijo de puta. Y él fué un niño aplicado y no se saltó ni una sóla regla. Así que el niño era de armas tomar, pero lo era conmigo, que era su primo, además más pequeño que él. Los padres tenían su ostentosa choza en una calle céntrica de Vigo, aparte de otra en la orilla de enfrente de la ría de Vigo, la casa de sus preciosos veraneos. Estos dos requisitos, casa en el centro y otra de veraneo, eran imprescindibles para intentar pertenecer al clan selecto de los pijos. Asi que él se codeaba con familiaridad con el resto del ganado y se fué ganando una silla en la cafetería donde paraban estos niños ricos, sólo que a él lo trataban de diferente forma, pues se daban cuenta, que era un pijo pero que le faltaba algo y ese algo eran las pelas y la falta de credenciales. Pelas tenía pero no tantas y credenciales era su principal handicap, al ser el nuevo en el gremio, le faltaban los antecedentes familiares o sea que fuera pijo proveniente de generaciones anteriores o sea pijo redomado con antecedentes. Pero a él le cedieron una silla, sólo que la peor silla y durante mucho tiempo le tocó ser el chicuco de los recados: traeme tabaco y chicles y de paso unos caramelos,... así que poco a poco y con suma paciencia fue progresando entre la élite, al tiempo que por el trato que recibía se vengaba con más fuerza de los más débiles. Y en esas épocas yo era más débil que él, al ser más pequeño y tener menos abolengo y también menos estupidez encima. Aún recuerdo el mes de vacaciones que me tocaba pasar, por real decreto, en su puta casa de veraneo. Que mes, que tortura, que ganas de quemarles la casa, cuantas veces pensé en quemarla o que un tsunami la arrasara. Lindas vacaciones aquellas, pero que muy lindas, entre el imbécil de mi primo pijo y la parienta de su madre, por no decir otra cosa más fuerte, aquello era una tortura china. Se mofaban de mi y de mi familia, que si éramos unos pobres desgraciados, que no teníamos la pasta que tenían ellos, que no teníamos los buenos principios ni la misma educación, que no sabía comer, que si Francisquito quieres repetir, no pases hambre y a mi que me dieran por el culo, etc, etc,...Ese mes, que solía ser Agosto, el tiempo se paraba y los minutos no corrían. Ya sabeis como es el tiempo, cuanto más desees que pase, el muy cabrón lo que hace es paralizarse. Eran tantas y tantas las humillaciones, que no es que salieras deprimido, es que salías arrastrado y aún tardabas largo tiempo en recuperarte.
  Pero gajes del destino, el mundo da muchas vueltas y las cosas cambian. Os cuento ,lo primero es que mi tío murió y poco despues fue detrás mi tía la bruja. sinceramente yo no lloré mucho, tuve que reprimir no ponerme a saltar y a gritar de alegría, cuando me enteré de su muerte. A lo que iba, mi primo pijo quedó huérfano ya con veintitantos años y con un presente y un futuro pero que muy negro. Hacía unos años se había quedado sin el piso piloto, el del centro de Vigo, el piso estrategicamente situado para tener cerca a su grupo de pijos. Así que el nené, Francisquito, se vió de repente solito en el mundo, sin estudios como corresponde a un buen pijo y con su gran casa de veraneo como herencia. Pero no tenía pelas ni para pagar los impuestos de su palacete, asi que empezó a trabajar en varios frentes.
  Primero toqueteó al grupo de pijos, a ver si alguno se mojaba y le prestaba un padrino, pero aquí se demostró una vez más, que el era pijo de segunda división y ninguno mostró interés por su caso. Asi que en el pueblo donde tenía instalado su palacete, empezó a crearse un nuevo círculo de pijos, éstos eran más de pueblo, pero tenían más pasta. Y alli se echó una novieta que era hija de farmaceúticos con farmacia activa y ella que había estudiado farmacia iba a heredar de la diosa fortuna. Aqui mi primo pijo, vió la luz del día, vió la luz al final del túnel.
   Aunque el final ya os lo suponeis, antes os quiero contar otra cosa. En medio de sus escarceos con la farmacéutica, pasaron unas navidades y el muy capullo como no tenía donde caerse muerto, pues tuvo que venir a la casa de mis padres a cenar. Amor de familia, que se llama y no de conveniencia. En la noche de nochebuena al final de la cena, cuando se conversda de cosas banales y bajo los efectos de los efluvios alcohólicos, el pringao de mi primo empieza a contar. Dijo que había estado pensando, yo no me lo creo, pero que dadas las circunstancias monetarias él se planteaba montar una empresa y le costó decirlo, pero esa empresa era montarse una granja de cerdos. A mi casi me sale el champán por las orejas con sólo pensar en ver a mi primo pijo en medio de una piara de cerdos, no sé si sabía que los cerdos también cagan y como cagan y él con sus zapatitos  abrillantados, con su lacoste, y con su jerseycito de pico, en medio de una marabunta de cerdos. Pero ahí estaba él, todo digno y ufano, hablando de dinero, haciendo números y convencido de que era una buena inversión, buena lo era, sólo que en éste caso fallaba el patrón, un tío que no había dado palo al agua en su vida y de repente en una granja y pisando mierda de cerdo, eso no se lo creía ni el hombre araña.
   Más adelante, al cabode unos 8 meses la granja de cerdos aún seguía en el plano y en éstas llegó la invitación de boda, se casaba por fin con las farmaceútica, menuda inversión, ésta si que era una inversión y no la asquerosa granja. Yo por supuesto que no fuí, porque si llego a ir me lo trinco por el cuello y por mis cojones que lo mato allí mismo, delante de su altar de casamiento. Pasado un año, se que ya estaba de mancebo, pero no sé quien me dijo que ya parecía Rokefeler, con su farmacia, bueno de ella, farmacia moderna y de última moda, con su buga de seis cilindros y con su uniforme de pijo: su gomina, su lacoste, su jerseycito de pico y sus zapatos castellanos.
  

LOS RINCONES DEL ALMA

La verdad es que yo sólo me divierto, me divierto con todo, con lo que veo, con lo que noto , con lo que siento, con lo que oigo, con lo que intuyo y sobre todo, con lo que escribo. Menos mal que éste siroco que me entró, el de ponerse a escribir, me ha venido de perlas, pues me apareció en plena época de vacas flacas, si llego a seguir el ritmo de antes de tirar el dinero a espuertas, ahora estaría junto a Bárcenas o junto a Urdangarín, o con los dos, juzgado por malversar fondos públicos o privados o por atracar gasolineras. En estos momentos voy a encender el último cigarrillo que tengo, el último y no me atrevo a encenderlo, le tengo miedo al mono. Lo de las pelas es puro realismo soviético, uno puede estar flotando como floto yo, pero ya se encargan las pelas de ponerme en el sitio y el sitio es más bien decadente, parece un balneario viejo, oxidado y desvencijado. Pero en ésta mierda de isla en la que yo vivo (aclaro que yo llamo mierda a lo que le tengo cariño, otras veces uso, mamón, capullo, mamonazo, cabrón, ...según quien sea o como sea o depende de las circunstancias o simplemente porque me sale de los cojones) se estila, referente a las pelas, aires tirando a catalanes y no sólo respeto a las pelas, también se refleja en otras cosas.
  Por ejemplo me llamó mucha atención a mi llegada a ésta isla de mierda, el aire catalán de las señoras. Y me refiero a las mujeres que tienen mi edad para arriba o sea a partir de los 15, en serio a partir de los 50 años o más, claro. Primero que hay muchas que llevan el pelo corto, muy corto y se adornan de gafas de pasta de variados coloridos. Les dá un look a feminista de pelo corto o a mujer madura enterada, con ese deje a intelectual en horas bajas, pero su fondo es culto, mejor dicho su corte de pelo y sus gafas le dan ese aire a mujer inteligente, pero con cierto aire decadente. Mujer moderna y puesta, aunque los colores sólo le acompañan en las monturas de sus gafas, pues el resto de su indumentaria es ramplona, digamos de tono medio o sea ni fu ni fa, ná de ná. Claro que después te llevas el chasco, pues ésta isla de mierda no va a ser diferente del resto del mundo, y si arañas un poco la fina capa superficial, pues aparece simplemente de todo, aparece una fauna muy variada: las hay descerebradas, las hay intelectuales, las hay medio hipies y las hay listilllas, las hay tontas, las hay gilipollas, las hay cachondas, en definitiva las hay de todas clases y colores, pero lo que les une relativamente, es el pelo muy corto y sus monturas de colores vivos
   Un día en que yo me encontraba especialmente espeso, me fuía pasear por mi cala favorita de Mernorca, cala Sant Esteve, esa cala que sufrió estoicamente mis malos momentos, que por desgracia fueron muchos, pero tambien y hay que decirlo todo, se divirtió  con risas y carcajadas en mis buenos momentos, pequeños pero intensos y por supuesto con mis reflexiones y ocurrencias. Me senté sobre una roca más bien lisa, porque si no es lisa las rocas de aquí te rompen el culo, y me puse a reflexionar precisamenrte sobre lo espeso y le daba vueltas de contínuo al chocolate espeso y buscaba sin parar más sinónimos, que si niebla espesa, que si la espesura de la selva, bueno en fin, pajas mentales espesas, muy espesas. Despues sin enterarme, di un salto hacia otro pensamiento, sobre como eran las gentes de aquí, como eran los lugareños o isleños. Me detuve durante un instante y logré conectar los dos pensamientos, espeso y lugareño y ete aquí que dentro de mi torpe espesura, se me encendió la luz de un faro: El lugareño de ésta isla de mierda es espeso y me reproché el ser tan mal pensado. Pero al minuto volvía el pensamiento y tanto vino que se enrocó sobre si mismo. La verdad que ser espeso no tenía porque tomarse como un insulto, pues se puede ser más lento o más tranquilo y no por eso ser un descerebrado, se me entiende, no?. claro que tambien intenté hacer comparativas, si en los sitios en los que viví no pasaba precisamente lo mismo y repasé sitios, lugares, pueblos y ciudades, donde yo caí con mis lindas posaderas. La conclusión que yo saqué, fué ver que sólo lo podía comparar con un pueblo y un pueble pequeño, por ejemplo Corcubión (Costa da Morte, Galicia), pueblo de 2.000 habitantes. De inicio me pareció una buena base, un buen principio, un pueblo pequeño, aislado, con fuertes vientos, etc, claro que salvando las diferencias  y éstas eran, que esto es una isla de mierda y aquello era un pueblo con muy mala comunicación, de ahí su aislamiento y por supuesto la diferencia de climas, ésta si que es una gran diferencia.                                                                                                                   Pero a lo que iba, yo en Corcubión observé cosas interesantes y que jamás se me olvidaran. Por ejemplo era curioso que entre ellos, entre los lugareños, se llevaran fatal, aunque había excepciones, y así te lo manifestaban: que si fulanito es un cabrón por esto y por lo otro, tú pensabas que no sería para tanto, pero al siguiente día, más de lo mismo, que si que es un cabrón y además un hijo de puta y bla, bla, bla...A base de insistencia tú llegabas a desconfiar del malo de la película, pues tal como lo habían puesto era para desconfiar y para meterlo en la cárcel o llevarlo directamente al paredón. Al final al acusado y vilipendiado, sin darte cuenta, le ibas cogiendo ojeriza e ibas intentando esquivarlo o eras muy seco si no te quedaba otro remedio que tener que hablar con él. Hasta que un día o noche, más bien noche, pues de aquellas éramos un tanto zombies y noctámbulos, el tío que ponía a parir al otro, se ponía hablar con su enemigo virtual y real, como el que no quiere la cosa, es más se les veía bien, con risas y carcajadas y hasta de vez en cuando se fundían en un abrazo y yo alucinando por colores. Cuando más tarde se lo recordabas al lugareño, él no contestaba, el silencio era su respuesta. Y ese comportamiento a base de repeticiones, me enteré de que iba. el asunto. Los lugareños del pueblo, se llevan a matar entre ellos, no todos, pero sólo se llevan mal de boquilla, es decir se ponen a parir por detrás, pero delante se tienen mucho, pero que mucho cariño. Es una filosofía vitalista y muy oportunista, al fin y al cabo, ellos saben que tendrán que convivir toda su vida en el mismo pueblo, pragmatismo puro y duro. Además era curioso que si tú intentabas recordarle algo de lo que te había dicho de su presunto enenmigo, el silencio siempre fué su respuesta. O si  no, se cerraban los dos en banda y hacían frente común contra tí, como  demostrando, una vez más, que tú no eras del pueblo y a tí quien te había dado vela en ese entierro. Mecanismos de defensa ante el extraño o ante el que suponían que estaba de paso y la verda, que la mayoría de las veces acretaban, pues fué verdad que casi todos sí estuvimos de paso. Aquí no eran espesos, más bien eran personas lúcidas y espabiladas, aunque con el fondo gris. Dicen que el cielo es el espejo del alma y es cierto, el cielo da Costa da Morte, era gris tirando a negro y así eran los lugareños por dentro. En los momentos más brillantes conseguían alcanzar el tono gris del cielo, eso como mucho.En definitiva era un problema del alma, de tener el alma gris-negra, es decir eran almas en pena.
   En Cádiz donde viví largos años, el cielo es azul brillante, tan brillante que hace daño, pero detrás de esa brillantez vuelve a ganar el opaco. Y las personas se reflejan en su cielo: en principio son explosivas y están llenas de destellos, al poco tiempo, las empiezas a mirar por su espalda y aquí se apaga la luz brillante y aparece la oscuridad ténue. Aquí llama más la atención el contraste, pues se pasa de una fase a otra sin transición, se pasa bruscamente, de la claridad cegadora a ver la sombra y éste es el problema de la gente de Cádiz, su sombra. Repito, para los susceptibles, que estás son generalidades, por tanto siempre hay excepciones y que además son sensaciones y no dogmas de fé lo que yo describo, por tanto soy el primero en reconocer que son percepciones subjetivas, pero de eso es lo que se trata, de soltar lo que uno siente, aunque sea a fuerza de equivocarse.
Cuanto hay que matizar, !menuda mierda!.
   Y que pasa por estos lares, por ésta isla de mierda. Pues pasan muchas cosas, aunque nunca las suficientes. Aquí, el cielo es límpido y azul y tiene una claridad más que aceptable, pero no comparable con la luz de Cádiz, que como dice el tópico es la ciudad de la luz, pero aquí hay una luz clara y brillante, que se acompaña de cúmulos transitorios de nubes negras algodonosas y de unas tormentas con grandes truenos y aparataje eléctrico. Y así, más o menos es la gente de aquí, en apariencia tranquila, clara y más o menos brillante, sólo que de vez en cuando el alma se les pone negra y negra con mucha mala hostia, con mucho estruendo de truenos y rayos de relámpagos. Pero tal como le viene el siroco también se les pasa y despues de la breve, pero intensa tormenta, viene la calma, la calma chicha. Y es verdad que después no hay resentimientos.
   Pero comparada con Corcubión hay muchos aspectos parecidos y digo parecidos que no iguales. Porque ésta isla de mierda, es un cuerpo extraño en medio del Meditérraneo y es chiquitita como una piedrita, sólo que muy bonita y no sigo con los ita, que me pongo de los nervios. A lo que voy, ésta pequeña isla es como un pueblo grande, con sus 70.000 mil habitantes en invierno, desparrados por la isla. Después, los núcleos "urbanos", son pequeños pueblos y aldeas, en definitiva el ambiente es de pueblo y más agudizado por ser precisamente, una isla. Es ambiente de pueblo, sólo que al cuadrado. Y eso tiene para mi, sus ventajas y sus inconvenientes. Y entre sus ventajas, tiene el ser un ambiente tranquilo, un ambiente sin prisas, donde todo el mundo te saluda y tú los saludas y éste aspecto trae muchas consecuencias fundamentalmente positivas: hay poco tráfico, es fantástica de pasear y andarla en bicicleta, se llega pronto a todos los sitios,... Y como inconvenientes, tiene que de ser tan chiquita, todo dios se conoce y se conoce demasiado, bajo mi punto de vista. Este ambiente tan cerrado se agudiza cuando llega el otoño, pues la isla queda cerrada y casi sin actividades. Es bueno reconocer que a los que le gustan como a mi, los ambientes tranquilos y disfrutar de la naturaleza, esta isla perdida es la ideal. Pero al cerrarse la isla en el otoño, la población desciende y se condensa y como además todo dios se conoce, repito, pues hay que hacerle el traje al vecino y se lo hacen de lujo y justo a su medida. Claro que esto que digo, lo saco por algún comentario que se le escapó, sin darse cuenta, a algún isleño. Pues conectamos de nuevo con Corcubión que tenía 2.000 habitantes, un pequeño núcleo perdido frente al océano Atlántico y a través de radio Macuto me dicen, que si, que ellos eran un pueblo cerrado y defensivo. Y aqui, en mi isla de mierda, pasa exactamente lo mismo, pues yo noto como yo ya tengo un traje, un bonito traje estilo menorquín, pero me lo hicieron los isleños y está tejido con sus bocas. Yo no sé nada, pero no soy tonto y me lo supongo, otra cosa es que me importe. El caso es que los isleños tejen y como tejen, más o menos como en todos los pueblos, y más con la llegada del invierno donde no queda otra, que meterse en la casa. Y lo más importante, que si a mi me hacen un traje en un extremo de la isla, ¿como llega al otro lado?, unos pueden suponer que llega por gente que trabaja o vive en el otro extremo, puede, pero no es razón suficiente. Mi versión de éstos hechos, es que ésta isla está hecha sobre un trozo de roca y hay cavados miles de túneles y dicen que todos son de tramos cortos, pues yo digo lo contrario, hay miles de túneles pero de cortos nada, pues llegan de un extremo a otro de ésta puñetera isla y no sólo a lo largo también a lo ancho. Y por esa red de túneles clandestinos, es por donde circulan los menorquines llevando sus secretos de un sitio a otro. Esta es la única manera de entender como llegan los trajes regionales con tanta rapidez de una costa a otra costa. Nosotros, los foráneos estamos encasillados dentro de un gran panel y cada panel tiene un nombre y debajo del nombre, van actualizando nuestras más recientes actividades, nos van poniendo nuevos complementos, así el traje nunca se queda desfasado. Es o no es, así. Yo estoy convencido, de que sí.
   Pero volviendo a lo espeso, !joder como me pierdo!. Empecé la disertación hablando de la espesura y ya no sé que tenía que ver. Supongo que tendría relación con los isleños y que los calificaba como espesos. Lo primero que tengo que aclarar es que espeso no es sinónimo de torpe o de corto o de tener pocas luces, no tiene nada que ver, por lo menos para mi. Yo me refiero con lo de ser espeso, a ser demasiado tranquilo o que se le caen los huevos o a que tardan mucho en tomar una decisión y se toman toda la calma del mundo, a eso me refiero yo. A mi esta aparente tranquilidad y suavidad, me desquicia bastante, pero lo que me gusta es que despues de ésta placidez y cuando menos te lo esperas, !zas!, salta la liebre y les viene el siroco y se desquician como auténticos locos. Aqui me encuentro a gusto y en mi salsa y si puedo, enseguida me sumo a su cabreo y si no puedo sumarme, me encanta hacer el ladilla y calentarlos un poquito más, si cabe o sea me gusta meter sólo la puntita, el resto es sólo para empujar.
  En ésta isla, los lugareños son cerrados y desconfiados, pero eso lo determina el ser simplemente una isla y en consecuencia su aislamiento, junto que es un pueblo, pero eso es común a todos los pueblos del mundo, da igual que sea en Galicia, Andalucía o Menorca, un pueblo es un pueblo y eso es lo que realmente marca.

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...