Es la 1 de la tarde del Domingo 4 de Septiembre y bueno, el ambiente que se respira es de día tranquilo. Es de paz y armonía, es de aquí no pasa nada y de que a mi que me importa, es un día en que no caben los resquemores, porque en un día de otoño nublado sólo caben mares de dudas y porque los días así, son de darle al coco, son reflexivos y son introspectivos. Y creo que la gente entiende el sentido de un día así, porque la gente pulula por las lánguidas calles en plan silencioso y respetuoso.
El ambiente es ese, es suave y quizá demasiado suave y porque también escama: escama tanta tranquilidad, escama tanto silencio, escama tanta mirada detrás de las cortinas. De repente se han acabado los guiris y ahora los objetivos cambian de sitio y de preferencia y ahora tú y yo somos la diana y ya no es aquél guiri borracho que daba eses. Bueno, guiris quedan y porque en éste pueblo en el que vivo los guiris representan el 10% de su población o sea que quedan 800 guiris contantes y sonantes. Es decir, hay los guiris perpétuos (que viven aquí durante todo el año), hay los guiris de guirilandia o huéspedes de hotel y que vienen en temporada y hay los guiris que sólo duran unos meses y porque vienen convencidos de que vivir aquí es un chollo y en cierto medida si lo es, pues para ellos el Gin y el Wiski está a precio de saldo, pero no tienen en cuenta, que hay que pasar los largos y aburridos inviernos.
Con el paso del primer Invierno ya se sabe quién aguantará más años y es que es ahí donde se basa la selección natural: el duro y aburrido Invierno. Y a pesar del pensamiento de los nativos, que siempre van a decir que como aquí no se vive en ningún sitio y porque no les queda otro remedio, yo pienso que es muy difícil vivir en ésta Isla perdida, pues todo se hace tan pequeño que si echas un pedo se escucha en el otro lado de la Isla. Los sitios pequeños tienen la ventaja de que todo queda a mano, pero tienen el inconveniente de que todo dios quiere saber de tu vida.
El ambiente es ese, es suave y quizá demasiado suave y porque también escama: escama tanta tranquilidad, escama tanto silencio, escama tanta mirada detrás de las cortinas. De repente se han acabado los guiris y ahora los objetivos cambian de sitio y de preferencia y ahora tú y yo somos la diana y ya no es aquél guiri borracho que daba eses. Bueno, guiris quedan y porque en éste pueblo en el que vivo los guiris representan el 10% de su población o sea que quedan 800 guiris contantes y sonantes. Es decir, hay los guiris perpétuos (que viven aquí durante todo el año), hay los guiris de guirilandia o huéspedes de hotel y que vienen en temporada y hay los guiris que sólo duran unos meses y porque vienen convencidos de que vivir aquí es un chollo y en cierto medida si lo es, pues para ellos el Gin y el Wiski está a precio de saldo, pero no tienen en cuenta, que hay que pasar los largos y aburridos inviernos.
Con el paso del primer Invierno ya se sabe quién aguantará más años y es que es ahí donde se basa la selección natural: el duro y aburrido Invierno. Y a pesar del pensamiento de los nativos, que siempre van a decir que como aquí no se vive en ningún sitio y porque no les queda otro remedio, yo pienso que es muy difícil vivir en ésta Isla perdida, pues todo se hace tan pequeño que si echas un pedo se escucha en el otro lado de la Isla. Los sitios pequeños tienen la ventaja de que todo queda a mano, pero tienen el inconveniente de que todo dios quiere saber de tu vida.
