Me dijeron que para poder querer

 


Me dijeron que para poder querer

había que desnudarse, primero.


Segundo, había que abrirse en canal

y mostrar las agallas y las tripas

en caliente y en crudo.


Tercero,

que la sinceridad

tendría que ser tu escudo de armas.


Cuarto,

que no jures nada

y que prometas, menos,

sólo vive el presente

porque mañana

quién sabe lo que va a pasar

y el ayer a veces...

es una losa demasiado pesada

que no te dejará andar.


Quinto,

yo no me suelto el pelo

porque casi no tengo...

pero eso es lo que hay que hacer,

desmelenarse, desinhibirse,

gritar, chillar, 

cantar y decir

¡te quiero!

cuando tengas ganas de decirlo.

UN GRAN SUEÑO

 


No me voy a declarar autodidacta,

porque nadie lo es.

Sé es en parte

y además, 

habría que demostrarlo.


Pero yo carezco de pruebas

de mi auténtica autosuficiencia.

Puedo poner como testigos

a la palabra y al verso

y a mis ganas, 

que han sido olas gigantes

y a mis tardes 

que fueron la antesala de mi paraíso.


Yo si tuviera un gran sueño

tendría que ser en una tarde

y a poder ser:

que lloviera un poco o un mucho,

que el viento silbara

y que las hojas volaran como aviones plateados

por encima de los tejados.

UNA PAUSA


NI PENA,

NI MIEDO,

NI LÁGRIMAS,

NI ABRAZOS DE CONSUELO

SÓLO NECESITO..., 

¡FUERZA Y ÁNIMO!

Y UNA PAUSA...PARA COGER AIRE.
 

MI CARA



Tú cara podía ser la mía,
pero no señor,
tú cara es diferente...
La tuya tiene brillo,
y la mía en cambio
es cérea como una vela.

Mi cara es triste, a veces,
y en otras,
galopa sobre caballos con lenguas de fuego.
A veces es dura como un diamante en bruto
y es opaca cuando la vida, se nubla.
Y se convierte en risueña cuando las hadas
le hacen cosquillas.
Mi cara es tierna en los atardeceres,
y es grotesca cuando desaparece la luna.
Mi cara es liviana cuando el viento la acompaña,
y es húmeda cuando todo se la suda.
Es mi cara,
es mi cara y no la tuya,
mi cara verdadera,
sin máscaras, ni adictivos,
sin ornamentos, ni purpurina.

Mi cara está llena de surcos y arañazos,
mi cara está envejecida
y a veces, parece un pergamino
todo descamado y todo agrietado.

Pero mi cara es mía,
y yo la reivindico,
con todas las consecuencias...
repito...¡la reivindico!,
La quiero con sus heridas de balas,
y con sus bolsas de ojeras amarillentas,
y con sus cicatrices de mil batallas perdidas
aunque todo hay que decirlo
también hubo grandes victorias.

Y es que al fin y al cabo
mi cara lo dice todo.

PASE LO QUE PASE

 

Pase lo que pase

y dígase lo que se diga

pocas cosas tienen arreglo.


En vida pude resolver el aire de mis pulmones

pero no así

el tabaco acumulado en mis piernas

y es que cada vez que ando un rato

tengo dolor de infarto en caderas

o en los gemelos o en todas partes...

simplemente me quedo como estatua de sal,

pegado al suelo como si me hubiera fundido a él,

mientras una lágrima con cara de pena corre por mis mejillas

y entonces,

no alcanzo a comprender

porque me han atizado en mi línea de flotación.


El movimiento era mi razón de ser

y era mi manera de pensar en activo

y ser activo y pasional,

y andar caminos marcados por dedos invisibles

y en cada paso un pensamiento nuevo

y en cinco más...asunto resuelto.


Y lo peor de todo

es que aunque ande como los cangrejos

el dolor agudo y paralizante

se produce igualmente.


Ya sé que hay cosas peores,

pero no por ello

voy a dejar de levantar mis protestas.

Y es que todos tenemos derecho

a manifestarnos contra nuestra impotencia y dolor.

LOS INCOMPRENDIDOS


Yo lo veo todo tan claro, que no sé como explicar las cosas. La evidencia es tan clara, que es como si tocara o palpara las cosas por dentro, por fuera y por todos sus lados. Si hablamos de paciencia, no, la falta de paciencia es uno de mis déficits más destacados. A mi por dentro me corren ríos de argumentos y mares de posibles soluciones y lo siento, lo siento por mi infinita impaciencia...pero si con mi claridad hago daño, aclaro que es un efecto secundario...Claro que ya sé, que todo esto es como predicar en el desierto...pues me falta el seni o el sentidiño y para que los demás me escuchen o mejor dicho, para que me puedan entender un poco más, si cabe. Pero bueno poquito a poco y con buena letra y mejores alimentos, me iré soltando más y así hasta que reviente...o hasta que alguien me entienda y entonces, ya seremos dos los incomprendidos.


LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...