Una persona me dice por las redes, que lo de tener muchas pequeñas patrias es bueno y a la vez, es malo y porque no tienes las raíces arraigadas en un sitio, pero yo me he puesto en plan grandilocuente y voy a intentar responderle y sin más, ésta es mi contestación:
Pues tampoco es para eso, no tienes una gran patria que te cobije, pero puedes tener muchas pequeñas patrias y yo tengo una en cada puerto o sea, tengo una en cada sitio en que he vivido. Una de mis patrias es Vigo, pues allí nací y tengo en mis retinas su ria, sus maravillosas Islas Cíes, sus montes y sus cuestas, malditas cuestas. Otra es Corcubión, un hermoso y pequeño pueblo de 2.000 habitantes, sito en A Costa da Morte y a la vera del Faro de Finisterre y que te puedo contar de un sitio mágico, que te puedo decir sin usar la escoba para volar o las pócimas que hacía el druida del pueblo. Otra patria mía, es A Coruña de mis amores, su parte vieja es pura antología, su paseo al lado del mar es un prodigio de la naturaleza y no hay belleza más grande que el Océano Atlántico se abra a tus pies. Y no nos olvidemos de Santiago de Compostela, donde la lluvia es arte, pero más arte son sus piedras milenarias. Te podía hablar de su Catedral, de sus miles de Iglesias, de sus hermosas plazas, de sus soportales que te hacen el camino como si fueras en los túneles de los tiempos. Y bueno y ya cambiando de sitio, te podía hablar de Cádiz, sí, la vieja fenicia y en donde la luz no es luz, pues son haces brillantes. No hay otra luz como la luz de Cádiz y para rizar más el rizo, están sus largas playas blancas de arena fina y reluciente y que cuando baja la marea, luce tal cual, el esplendor del espejo. Y Chiclana y el Puerto de Santa María y Tarifa, la reina del viento y de las vistas, pues desde ella se divisa África y el viento para que contarte, el viento es tan fuerte que rompe las penas y destroza...
Y se me cortó el rollo... bueno son cosas de los ordenadores, que de vez en cuando se le funden los cables. Pues como te iba diciendo de Tarifa y de su fuerte viento, que ese viento rompe las penas y destroza las angustias. Bueno y Vejer, pueblo alto y poderoso. Y Sanlúcar y Conil y toda la ruta de los pueblos blancos de la Sierra de Cádiz...
Y otra puñetera interrupción a mi discurso. Pero ya no me cabreo, ahora sólo sigo y así acabo de una puñetera vez. Y desde Cádiz di el salto hacia ésta pequeña Isla, que se llama Menorca, de la cual no tengo nada que contar pues tú al vivir en ella,ya conoces sus secretos inconfesables. Por tanto y concluyo: es bueno tener muchas patrias pequeñas y si un día te cabreas con una, pues tienes otra y otra y vas saltando hasta encontrarte cómoda en una y si las raíces son de aire, ya ni te cuento. Patrias hay muchas y creo que aún estoy a tiempo de tener más o eso espero y es más deposito todas mis cualidades al servicio de esa causa..
Pues tampoco es para eso, no tienes una gran patria que te cobije, pero puedes tener muchas pequeñas patrias y yo tengo una en cada puerto o sea, tengo una en cada sitio en que he vivido. Una de mis patrias es Vigo, pues allí nací y tengo en mis retinas su ria, sus maravillosas Islas Cíes, sus montes y sus cuestas, malditas cuestas. Otra es Corcubión, un hermoso y pequeño pueblo de 2.000 habitantes, sito en A Costa da Morte y a la vera del Faro de Finisterre y que te puedo contar de un sitio mágico, que te puedo decir sin usar la escoba para volar o las pócimas que hacía el druida del pueblo. Otra patria mía, es A Coruña de mis amores, su parte vieja es pura antología, su paseo al lado del mar es un prodigio de la naturaleza y no hay belleza más grande que el Océano Atlántico se abra a tus pies. Y no nos olvidemos de Santiago de Compostela, donde la lluvia es arte, pero más arte son sus piedras milenarias. Te podía hablar de su Catedral, de sus miles de Iglesias, de sus hermosas plazas, de sus soportales que te hacen el camino como si fueras en los túneles de los tiempos. Y bueno y ya cambiando de sitio, te podía hablar de Cádiz, sí, la vieja fenicia y en donde la luz no es luz, pues son haces brillantes. No hay otra luz como la luz de Cádiz y para rizar más el rizo, están sus largas playas blancas de arena fina y reluciente y que cuando baja la marea, luce tal cual, el esplendor del espejo. Y Chiclana y el Puerto de Santa María y Tarifa, la reina del viento y de las vistas, pues desde ella se divisa África y el viento para que contarte, el viento es tan fuerte que rompe las penas y destroza...
Y se me cortó el rollo... bueno son cosas de los ordenadores, que de vez en cuando se le funden los cables. Pues como te iba diciendo de Tarifa y de su fuerte viento, que ese viento rompe las penas y destroza las angustias. Bueno y Vejer, pueblo alto y poderoso. Y Sanlúcar y Conil y toda la ruta de los pueblos blancos de la Sierra de Cádiz...
Y otra puñetera interrupción a mi discurso. Pero ya no me cabreo, ahora sólo sigo y así acabo de una puñetera vez. Y desde Cádiz di el salto hacia ésta pequeña Isla, que se llama Menorca, de la cual no tengo nada que contar pues tú al vivir en ella,ya conoces sus secretos inconfesables. Por tanto y concluyo: es bueno tener muchas patrias pequeñas y si un día te cabreas con una, pues tienes otra y otra y vas saltando hasta encontrarte cómoda en una y si las raíces son de aire, ya ni te cuento. Patrias hay muchas y creo que aún estoy a tiempo de tener más o eso espero y es más deposito todas mis cualidades al servicio de esa causa..