
y si no pienso en ti, me muero,
y es que no encuentro el término medio,
el pensar y el no pensar en ti,
y justo así y en ese orden,
un momento para el dolor
y otro para morirme,
un momento de sufrimiento,
y por un instante me olvido,
alternar y turnarse con respeto,
relajarse y dejarse llevar,
pero por favor, que haya paz por el medio.
Un descanso en mi paranoia,
y un minuto de silencio,
un minuto dedicado a ti, a mi y a todos los muertos,
un silencio de película muda,
y de que nadie se mueva,
ni una hoja caduca, ni un papel arrugado,
ni el soplo de la brisa marina,
ose interrumpir, ese instante sagrado.
Si rezo por ti,
es porque la suerte te acompañe,
si rezo por mi,
es para saber si te necesito,
y si rezo por todos nosotros,
es porque no sé lo que quiero,
y si no rezo, será por algo,
será por la inutilidad de los rezos,
o será porque me faltan tus besos,
y sin darme cuenta,
me pongo de nuevo a pensar en ti,
y es que la espina se clava en mi alma,
y entonces,
ya no puedo dejar de pensar en ti.