Lo que más me llama la atención de la gente, son varias cosas. Una y visto desde la lejanía, son sus gestos, que pueden ser más secos y más cortantes o más espléndidos y voluptuosos y hasta algunos ejercen de director de orquesta y sólo les faltaría que la música les acompañara. Hay otros que carecen de movimiento y aunque estén cabreados o felices del la vida, no alteran sus gestos, siguen impertérritos y como si nada les alterara. Lo segundo y lo que tiene más peso, es la mirada, que puede ser directa y que te atraviesa o que puede ser directa y punzante, pero que enseguida se aparta. También los hay que ni te miran a la cara y menos a los ojos, pero esa es una tribu aparte.
Lo tercero es su forma de hablar, que puede ser pretenciosa, ambiciosa y osada o que puede ser al revés, decaída e insegura. En plan neutro como que no, nadie es neutro en nada y menos hablando, porque el que intenta ser neutro se le nota que va forzado y normalmente está ocultando algo. lo cuarto es un poco de todo, se mezclan las palabras con los gestos y los movimientos del resto del cuerpo. Hay gente que acompaña sus palabras con grandes gestos y movimientos y en cambio hay otra que parece una orquesta desafinada.
Yo ya no sé a que escuela pertenezco, pues tengo un mezcla de todo, digo lo que pienso y escribo lo que digo y mis gestos a veces acompañan a mis palabras y otras veces se quedan cortos. Soy muy expresivo y por eso se nota lo que quiero o no quiero decir y en ese momento mis gestos son como los hilos de un muñeco, se nota un huevo que alguien los maneja y ¡qué causalidad!, que soy yo mismo el que mueve los hilos. Mi voz es grave y como diciendo, aquí hay un hombre de pelo en pecho, aunque en realidad es una pose.

Yo ya no sé a que escuela pertenezco, pues tengo un mezcla de todo, digo lo que pienso y escribo lo que digo y mis gestos a veces acompañan a mis palabras y otras veces se quedan cortos. Soy muy expresivo y por eso se nota lo que quiero o no quiero decir y en ese momento mis gestos son como los hilos de un muñeco, se nota un huevo que alguien los maneja y ¡qué causalidad!, que soy yo mismo el que mueve los hilos. Mi voz es grave y como diciendo, aquí hay un hombre de pelo en pecho, aunque en realidad es una pose.