Y para qué ducharse y asearse tanto, si al fin y al cabo, acabo de hacerlo y ya estoy envuelto en una capa de sudor húmedo. La única diferencia es que ésta capa es nueva y reluciente y las anteriores iban superpuestas en capas de cebolla, pues eso, que me las he quitado. Pero no lo tengo muy claro, porque antes el sudor se deslizaba por encima del sudor antiguo y ahora se desliza directamente sobre mi piel y en el fondo, ¿que más me da? y es que además el sudor reseco protege a la piel, por ejemplo del sol y no sé de que más cosas. Bueno, pues quitada esa capa de mierda que llevaba encima, ahora me encuentro como más desnudo y más desprotegido.
Es como se decía antes y no sé si se dice ahora, que si te lavabas el pelo varias veces el al día, se pudrían sus raíces y al final se te caía. Para mí es igual éste tema, pues a mi se me cayó igual y no encuentro ninguna relación con lavarme el pelo excesivamente. El pelo se me cayó, porque tenía que caerse y además porque soy muy hombre y tengo exceso de testosterona, que dicen que es una de sus causas. O sea que tengo los huevos como el caballo del Espartero, grandes como melones o como sandías o grandes como dos soles, pues también irradian calor y sudores. Y no sé, si esto es bueno o es malo, porque andar con unos atributos tan grandes resulta incómodo para realizar las tareas cotidianas y por otro lado, son tan grandes que marcan el paquete y lo hacen inmenso.
Si por cojones que no quede la cosa y además mientras los lleve adornados y de los pelos les cuelguen lindas ladillitas, todo es más bonito y divertido. Siempre llevo un continuo cosquilleo en mi entrepierna y siento como mis huevos están llenos de vida, aunque sea vida parásita. No sé, son las 8 de la tarde y para mi debe ser la hora guarra del día, pues siempre a ésta hora se me ocurren todas las guarradas habidas y por haber y entonces y a lo mejor, es mi hora bruja o mi hora divina, según como cada uno lo vea y como cada uno lo mire. Y ahora sí que es la hora de coger el petate y de irme descopetado hacia el trabajo.
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Esto son mariquitas o maruxiñas en galego, pero es lo más parecido que encontré a las lindas ladillitas. |
Si por cojones que no quede la cosa y además mientras los lleve adornados y de los pelos les cuelguen lindas ladillitas, todo es más bonito y divertido. Siempre llevo un continuo cosquilleo en mi entrepierna y siento como mis huevos están llenos de vida, aunque sea vida parásita. No sé, son las 8 de la tarde y para mi debe ser la hora guarra del día, pues siempre a ésta hora se me ocurren todas las guarradas habidas y por haber y entonces y a lo mejor, es mi hora bruja o mi hora divina, según como cada uno lo vea y como cada uno lo mire. Y ahora sí que es la hora de coger el petate y de irme descopetado hacia el trabajo.
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