Romper con algo, romper con todo o romper con casi todo y por último, no romper con nada. Hay gente que rompe a la primera y rompe porque le sale de dentro y sea lo que sea, actúa igualmente y da igual que esté jodido que contento. Hay otra gente que no, que se lo piensa dos veces y toma su tiempo y su descanso y ya veremos dentro de una semana. Pues yo soy de los que pienso que quién se lo piensa dos veces, se lo piensa tres o cuatro veces y porque se permite ese lujo. Y el verdadero problema es, es que no sé como salir de ésta y cual es la mejor de las soluciones y porque en el fondo todo depende del momento, del instante y por supuesto, de las circunstancias y al final, no tengo puta idea de que es lo mejor.
Los filósofos y ideólogos de la vida nos aconsejan que las cosas se deben pensar por lo menos dos veces y por eso de ser prudente, humilde y buen cristiano. Y en cambio yo odio los dogmas y las fórmulas universales, pues hay situaciones que requieren una respuesta inmediata y en cambio en otras y que debidas a su complejidad, requieren planteamientos sesudos y por tanto, éstas hay que repensarlas. En realidad no existe un método que abra todas las puertas, pues cada puerta tiene su tema particular, pero si existen las herramientas necesarias para abrir cada puerta y depende de cada uno y de su maña, el que la abra o no la abra.
Pero bueno, ésta sociedad tiene o se coge el deber de darnos soluciones globales y aquí corto, aquí copio y aquí pego y por eso hay tantas personas que se meten grandes hostias por la vida, porque piensan que en sus manos tienen la fórmula mágica que resuelve todas las incógnitas y la realidad es mucho más compleja y la realidad es más puta que el hambre y la realidad sabe camuflarse mejor que un camaleón y por tanto, aquí no hay dogmas, ni teorías que todo lo resuelvan y si te toca comerte un marrón te lo comerás uno, dos o tres veces y da gracias, si ahí se para.
Los filósofos y ideólogos de la vida nos aconsejan que las cosas se deben pensar por lo menos dos veces y por eso de ser prudente, humilde y buen cristiano. Y en cambio yo odio los dogmas y las fórmulas universales, pues hay situaciones que requieren una respuesta inmediata y en cambio en otras y que debidas a su complejidad, requieren planteamientos sesudos y por tanto, éstas hay que repensarlas. En realidad no existe un método que abra todas las puertas, pues cada puerta tiene su tema particular, pero si existen las herramientas necesarias para abrir cada puerta y depende de cada uno y de su maña, el que la abra o no la abra.
Pero bueno, ésta sociedad tiene o se coge el deber de darnos soluciones globales y aquí corto, aquí copio y aquí pego y por eso hay tantas personas que se meten grandes hostias por la vida, porque piensan que en sus manos tienen la fórmula mágica que resuelve todas las incógnitas y la realidad es mucho más compleja y la realidad es más puta que el hambre y la realidad sabe camuflarse mejor que un camaleón y por tanto, aquí no hay dogmas, ni teorías que todo lo resuelvan y si te toca comerte un marrón te lo comerás uno, dos o tres veces y da gracias, si ahí se para.