Son las 11 de la noche y aún tengo en la boca el amargo sabor de la derrota. hoy me dieron caña jugando al padel y es que uno de los contrarios era Argentino de condición y cepa y por tanto y como es relativamente joven, había mamado padel desde pequeñito. Y eso se nota, es como el que anduvo montado en bicicleta en su lejana infancia y la coge de nuevo 20 años después y te da un puto baño. Es que el tío cubría campo y sabía situarse y sus devoluciones eran casi mortales.
Por tanto hoy me dediqué a perseguir la puñetera pelotita y venga a correr de un lado a otro. O sea el tío dominó el partido y nosotros, los del otro bando, sólo nos dedicamos a defendernos y a fallar continuamente. Y al final del partido, se te queda tal cara de tonto que piensas que hubiese sido mejor el haber dedicado ese tiempo a vender pipas y chuches variadas. Y como dice el otro, hay que saber perder y eso es muy sencillo para algunos, pero ese no es mi caso, pues yo no sé perder ni a la gallinita ciega.
No sé si nací competitivo y a lo mejor, no y fui un producto más de la educación que me dieron los curas y mi madre, mi padre en éste aspecto era un cero a la izquierda. Mi madre era el sumun de la competividad y como ella no había podido ser competitiva, porque de aquellas a las mujeres no se les dejaba serlo y por machismo aguerrido, pues se dedicó con pasión furibunda a infundir ideología competitiva. Pero de todas maneras estoy seguro que en mi vio maneras y se dio cuenta que ya tenía parte del terreno abonado.
Por tanto hoy me dediqué a perseguir la puñetera pelotita y venga a correr de un lado a otro. O sea el tío dominó el partido y nosotros, los del otro bando, sólo nos dedicamos a defendernos y a fallar continuamente. Y al final del partido, se te queda tal cara de tonto que piensas que hubiese sido mejor el haber dedicado ese tiempo a vender pipas y chuches variadas. Y como dice el otro, hay que saber perder y eso es muy sencillo para algunos, pero ese no es mi caso, pues yo no sé perder ni a la gallinita ciega.
No sé si nací competitivo y a lo mejor, no y fui un producto más de la educación que me dieron los curas y mi madre, mi padre en éste aspecto era un cero a la izquierda. Mi madre era el sumun de la competividad y como ella no había podido ser competitiva, porque de aquellas a las mujeres no se les dejaba serlo y por machismo aguerrido, pues se dedicó con pasión furibunda a infundir ideología competitiva. Pero de todas maneras estoy seguro que en mi vio maneras y se dio cuenta que ya tenía parte del terreno abonado.