A PARTIR DE AHORA
LAS COSAS POR SU NOMBRE (David González)
En primer lugar
y ya desde el principio
y por espacio de años y años
y venga años
procedieron a llenar
mi cabeza
de pájaros
que razonan encerrados
en jaulas
aprendiendo a hablar
pájaros, sí
cientos y miles y cientos
de miles
de pájaros
de todas las especies
habidas y por haber
(algunas
ya extintas)
y después
más adelante
cuando ya ni siquiera tenía
migas de pan que echarles
me pusieron en las manos
una cartuchera
y una escopeta de caza
a esto
la sociedad lo tachará
de suicidio
yo prefiero
darle otro nombre,
su verdadero nombre:
asesinato
DECÍA...
Decía no sé quién
que lo más importante en ésta vida
es saber compensarse
y eso conlleva:
cuidarse, mimarse,
quererse, a veces odiarse
y sobre todo, analizarse
y darse duro, muy duro
pero nunca flagelarse.
Y hoy tocaba pasarme la mano por mi hombro
y decirme a mí mismo...
hasta ahora
eres lo mejor que he conocido.
VIDA DE LAGARTIJA (Ana Merino)
Yo quise ser animal casero
con vistas a la playa
pero soy lagartija y habito entre las grietas
de una roca volcánica en medio del desierto.
A veces alguien corta el final de mi cola
y allí quedan mis sueños moviéndose nerviosos
creyendo que están vivos.
Yo soy como las horas que pierden los domingos
acaricio el descanso metido entre las sábanas
y espero a que amanezcan los días de diario.
La vida es un enigma del que sólo descifro
un trozo de esperanza
lo miro de reojo y nunca me detengo
porque temo al acecho de los tirachinas
o la sombra de un gato.
EL HOMBRE DE MI VIDA (Legna Rodríguez Iglesias)
Todas somos mujeres en la casa
La casa también es una mujer
Las puertas y las ventanas
La gata y la perra
La luna de allá afuera
La droga de los vecinos
Que vuela bajo la luna
Y entra por la ventana
Y me da náusea
La náusea también es una mujer.
Todas somos mujeres en la casa
Todas nos orinamos
Si aguantamos mucho las ganas
La novia entra en la casa
La gata sala a la yerba
La perra sale a la tierra
Desde la casa hasta la tierra
Todo es una mujer
La gana también es una mujer.
Alguna vez deseé
Cierto elemento que fuera
Diferente.
El pensamiento no es una mujer
Y el deseo tampoco.
Es obvio que se formará esto
En mis entrañas
Y que creciera tanto
Y que el verlo pesar apenas medio kilo
Me hiciera olvidar la casa
La tierra
Y la náusea-
LAS COSAS NO HABLAN
Las cosas no hablan
los búhos tampoco,
los búhos ululan,
las lenguas murmuran
y cuchichean palabras a oídos ajenos.
Las cosas en cambio, no hablan,
ni dicen nada,
salvo que las rompas
y entonces, lo dicen todo.
Yo me parezco mucho a las cosas,
soy parco de palabras y corto de gestos,
me gustaría haber sido lo contrario,
pero ahora ya es tarde para volver atrás...
ME TEMO QUE VA A SER IMPOSIBLE
A mí me gustaría contar cosas bonitas, amables y sencillas
y describir a esta mierda de mundo en donde vivimos,
como un trozo desprendido de una estrella del cielo
pero me temo que va a ser imposible,
yo miento y tengo esa capacidad guardada en el cerebro,
pero mi mentira no llega tan lejos,
ni ganas tengo de mentir tanto,
ni poseo la magia suficiente
para poder cambiar la cara de esta cloaca.
CASTAÑAS (Pedro Ojeda Escudero)
Un puñado de castañas asadas mataba el hambre de muchos antes de irse a dormir en los tiempos duros de la postguerra. Un puñado de castañas calentaba las manos que agarraban el cucurucho comprado en un puesto callejero. A castañas asadas huele desde unas calles antes y uno ya sabe que está en otoño y que comienza el frío y que conviene recogerse pronto porque la noche se agranda y los días enchiquecidos no calientan lo suficiente.
Ayer recogí castañas. Algunas tuve que sacarlas de los erizosabiertos que ofrecían su fruto. Reconozco que algo me dolieron los riñones, pero qué poco esfuerzo para lo que prometen cuando las coma. Procedían de dos árboles a pocos metros uno de otros. Las castañas de uno eran pequeñas y no merecían la pena, las del otro grandes y apetitosas. Como en la vida.
Ayer recogí castañas. Comerlas es un acto de unión. No se debería comer castañas en soledad nunca si puede evitarse. Las castañas han nacido para ser compartidas. Un puñado de castañas asadas saca la sonrisa del rostro y los ojos se alegran, ya infantiles. Por estas tierras de Béjar, a las castañas asadas se les llama calbotes y noviembre es un tiempo de comunidad junto a la hoguera. La hoguera calienta el cuerpo por fuera, la castaña por dentro, como comulgar otoño y ser feliz, que hace falta. Que hace tanta falta.
Yo, si viviera en otra tribu
Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...
