Amigos, amigos ya tengo pocos. Tenía, sí tenía pero el tiempo y su
condicionantes los han ido liquidando como lindas cucarachas. Bueno el
tiempo, las distancias y mis gilipolladas, bueno y supongo que también
las de ellos. Pero no es mi intención hacer juicios sumarísimos sobre
ellos, en tal caso me llega con hacérmelo a mi mismo, los demás ya son
mayorcitos para hacerse su propio examen de conciencia. Y el que no lo
ha hecho y en los tiempos que estamos, en los que rondamos entre 50 y
tirando ya hacia 60 años, como no se hayan puesto el mono de faena,
seguro que ya no les dá ni tiempo.
Si
antes no era fácil hacer amigos, amigos de verdad, no los amigos del
Facebook, que son más bien conocidos y si llegan a eso, pues ahora si
que es casi imposible hacer nuevos amigos. En éstas edades estamos más
que cerrados, llevamos como piel unos cparazones de tortuga y
precisamente cuando serían más necesarios, pues nada todo dios anda a su
rollo, si llega a tener algún rollo. Pues encima de viejos, reviejos y
pellejos y nos volvemos desconfiados y quisquillosos, nos ponemos de
mala hostia facilmente, nos molesta todo y nos hacemos intransigentes.
cada uno lleva su verdad y cree que la suya es única y las de los demás
una mierda pinchada a un palo. Nos hacemos rosmones y maniáticos, todo
tiene que estar en donde yo lo puse y no me toques eso y no sobes lo
otro y mira por donde pisas y porque no hablas más y va el otro y habla
más y entonces porque siempre estás hablando y quiero esto y no toques
lo otro. Vamos la cadencia que tienen o tenemos los viejos.
Y si juntas a varios o nos juntamos varios, las conversaciones empiezan
a girar sobre la muerte de fulanito y las esquelas del periódico local y
el otro que está fatal y que tengo esto y lo otro y me duele aquí y en
el otro lado. Pero lo más llamativo son las conversaciones en torna a
las cagadas y su entorno: si yo cago bien y yo no tanto y además me
hincho como un globo y tomo ésta medicación para el estreñimiento y no
cago en varios días, en cambio yo voy varias veces al water en el mismo
día y no veas que aliviado me quedo. Y si van de excursión en mogollón,
vamos en plan Imserso, entonces es el no va más, se tiran el pastillamen
por la ventanilla del bus y así se deja de mear y de cagar, que más dá,
total nos quedan dos días de vida. Y a bailar y a emborracharse hasta
caer de rodillas, vivos o muertos. Y las comidas del todo incluído, se
lo cepillan todo, arrasan con todo y hasta se pelean por si yo estaba
antes que tú y tú ponte a la cola, que hoy me voy a poner las botas
hasta que reviente por todas las costuras. Las tensiones, el azúcar y
todas las constantes médicas, a tomar por culo y sigue la fiesta y una
copa y otra y así hasta las tres de la mañana. Al día siguiente, resaca
al canto y a la cola del desayuno y aquí la mala hostia campa a sus
anchas, el dolor de cabeza, el sueño, la tensión por las nubes y ese
viejo hay que ver como bailaba. Menudo imbécil, se creía el amo de la
pista y el otro, menudo chulo engreído y la vieja de la esquina menudo
refajo llevaba y que creída, si es un esperpento y bla, bla, blá. bla,
bla, blá.
Al final, con el paso de las
horas, poco a poco volvían a hacerse amigos y ya llegando la noche donde
las dosis alcohólicas eran sobredosis, entonces venía la fase de la
exaltación de la amistad : que guapa estás, cuando por la mañana era un
crollo, que bien baila mi amigo, cuando por la mañana era un chul ay
como te aprecio y que simpático eres y la rueda volvía a empezar, claro
que empezaba justo por donde acababa, ni más ni menos.
OLA DE CALOR (Microrelato)
Día 28 de Mayo del 2013, aquí seguimos en mi nave espacial dándole un
poco a todo, a la farlopa, al caballo y al pastillamen, un variadito
que se llama, ahora sin gota de alcohol. Menuda primavera de mierda,
menudo fiasco, ni calor, ni sol, ni hostias benditas, a veces amenaza
con aparecer y asoma timidamente su cabeza, pero enseguida la agacha y
las temperaturas siguen siendo otoñales. Y no es que quiera calor, pero
si un poco de calorcito, de ese que temple el cuerpo como lo templa una
taza de un buen caldo. Aparte en ésta Isla, el mar es su principal
atractivo, es un mar bondadoso de aguas cristalinas y con una
temperatura idónea, salvo cuando aprieta demasiado el sol, entonces el
agua se recalienta y pierde su poder refrescante.
Me viene a la cabeza cuando aterricé en ésta Isla, fué en el verano de la famosa ola de calor, Bueno más que aterrizar yo llegué con mis hijos en barco desde Valencia y como aluciné cuando el barco empezó a entrar por la bocana del puerto de Mahón. Un día precioso de verano, en pleno mes de Julio, y las piedras y los barcos y el azul del mar y el sol brillante, pero también el calor, el calor húmedo y sofocante, el calor de los trópicos, el calor de caldera. Sudar y sudar y no dejar de sudar en todo el día. La noche aún resultaba peor, pues se juntaba el cansancio con las ganas de dormir y eso era completamente imposible. El primer piso alquilado, un cuchitril en un 5º piso, el último, para que el sol lo recalentara todo el puñetero día. Nos acostábamos muertos de cansancio y el hecho de hacerlo era otro suplicio, sudor a espuestas, sudor pegajoso y el aire denso e irrespirable. Y te duchabas de nuevo, pero aquella era agua caliente y más sudor y otra ducha, hasta que al final y sobre las 5 de la mañana, justo cuando los huevos me reventaban, yo me iba al coche y encendía el aire acondicionado y por lo menos sobaba un rato. En la Isla se acabaron los ventiladores y los aparatos de aire, también había escasez de hielo y las neveras no daban a vasto.
En mi vida he pasado tanto calor como cuando llegué a ésta Isla y esto fué hace 9 o 10 años, no me acuerdo muy bien. Menos mal que a partir de ahí no hubo otro verano igual, en tal caso alguno y como mucho durante un mes se aproximó un poquito a aquél bochornoso verano, el verano de la ola de calor. Ese fué mi recibimiento en la Isla donde yo vivo, vamos si me estuviera dicendo: "Véte por donde viniste", capullo.
Me viene a la cabeza cuando aterricé en ésta Isla, fué en el verano de la famosa ola de calor, Bueno más que aterrizar yo llegué con mis hijos en barco desde Valencia y como aluciné cuando el barco empezó a entrar por la bocana del puerto de Mahón. Un día precioso de verano, en pleno mes de Julio, y las piedras y los barcos y el azul del mar y el sol brillante, pero también el calor, el calor húmedo y sofocante, el calor de los trópicos, el calor de caldera. Sudar y sudar y no dejar de sudar en todo el día. La noche aún resultaba peor, pues se juntaba el cansancio con las ganas de dormir y eso era completamente imposible. El primer piso alquilado, un cuchitril en un 5º piso, el último, para que el sol lo recalentara todo el puñetero día. Nos acostábamos muertos de cansancio y el hecho de hacerlo era otro suplicio, sudor a espuestas, sudor pegajoso y el aire denso e irrespirable. Y te duchabas de nuevo, pero aquella era agua caliente y más sudor y otra ducha, hasta que al final y sobre las 5 de la mañana, justo cuando los huevos me reventaban, yo me iba al coche y encendía el aire acondicionado y por lo menos sobaba un rato. En la Isla se acabaron los ventiladores y los aparatos de aire, también había escasez de hielo y las neveras no daban a vasto.
En mi vida he pasado tanto calor como cuando llegué a ésta Isla y esto fué hace 9 o 10 años, no me acuerdo muy bien. Menos mal que a partir de ahí no hubo otro verano igual, en tal caso alguno y como mucho durante un mes se aproximó un poquito a aquél bochornoso verano, el verano de la ola de calor. Ese fué mi recibimiento en la Isla donde yo vivo, vamos si me estuviera dicendo: "Véte por donde viniste", capullo.
RESPIRA (Poema)
Párate un rato,
para y no sigas,
espera y respira,
y después dime ¿qué?
que es lo que quieres,
y yo te diré,
que no lo sé,
y es que, ni me lo imagino.
Pero párate, párate un poco,
y coge el aire a fondo,
y reténlo varios segundos,
y nota y siente,
como respiras,
el diafragma es tú fuelle,
y siente como se contrae y se distiende.
Y todo esto ¿para qué?,
pues para relajarte un poco,
pues si tú te relajas,
yo también lo hago,
es como los vasos comunicantes,
si tú te llenas, yo me vacío,
y también sirve lo contrario.
Ahora lo practico yo,
cojo aire a fondo,
lo retengo el tiempo que puedo,
y lo expulso con sumo cuidado,
hasta vaciarme entero,
y por lo menos he conseguido,
que uno de los dos se relaje,
pues yo me encuentro mucho mejor,
y tú ¿como te encuentras?.
para y no sigas,
espera y respira,
y después dime ¿qué?
que es lo que quieres,
y yo te diré,
que no lo sé,
y es que, ni me lo imagino.
Pero párate, párate un poco,
y coge el aire a fondo,
y reténlo varios segundos,
y nota y siente,
como respiras,
el diafragma es tú fuelle,
y siente como se contrae y se distiende.
Y todo esto ¿para qué?,
pues para relajarte un poco,
pues si tú te relajas,
yo también lo hago,
es como los vasos comunicantes,
si tú te llenas, yo me vacío,
y también sirve lo contrario.
Ahora lo practico yo,
cojo aire a fondo,
lo retengo el tiempo que puedo,
y lo expulso con sumo cuidado,
hasta vaciarme entero,
y por lo menos he conseguido,
que uno de los dos se relaje,
pues yo me encuentro mucho mejor,
y tú ¿como te encuentras?.
MIS IDEAS (Poema)

no sé, ya me he perdido,
y si tús ideas no me quedan claras,
pues simplemente, expondré las mías.
Mis ideas son raras,
son ideas rápidas, y sinceras,
tiernas, cariñosas y duras,
duras como el diamante,
frías como el hielo,
lúcidas como un destello,
claras y transparentes,
tan verdaderas como falsas,
pero no son ideas falsas,
en tal caso son falsas ideas.
Mis ideas no se ven, ni se tocan,
son invisibles a la vista,
son inodoras e insípidas,
son como el agua cristalina,
pero sin tener textura,
son inmateriales y son ideas abstratas.
Confucio nació confundido,
y yo nací fuera de sitio,
ahora, que a mis ideas nadie las tosa,
ni ose tocarlas y menos ponerlas en duda,
poder puede hacerlo, claro que puede,
pero yo aviso, de que lo espero,
detrás de un coche o en un portal,
o escondido en un matorral,
y cuando pase, cuidado,
cuidado porque le muerdo la yugular,
y asunto zanjado y arreglado.
LA NIEBLA (Relato)
La niebla, la añorada niebla, mi vieja conocida y tan vieja como mi
vieja existencia. Yo nací entre la niebla, es más fuí concebido en ella,
en esa noche de verano en medio de una nebulosa (la niebla) de alcohol.
Allí fuí concebido, por un mal polvo, por no sacar la polla a tiempo. Así
es de dura la vida, estar vivo por un mal polvo o por mal cálculo del
método ojino. Después viví dentro de la barriga de mi madre durante 9
meses, 9 largos meses, en los que viví placidamente flotando entre
líquido amniótico y sólo despertando por pequeñas sacudidas que mandaba
mi madre. Eran como pequeñas convulsiones, como intentos de que la
placenta se desprendiera del útero, con el fin que el embrión, que era
yo, se quedara vacío o simplemente fuera expulsado. Vamos la historia de
un embarazo no deseado, tampoco es tan raro no ser deseado, pero a lo
que voy, que siendo yo un huevo notaba el rechazo, las ondas negativas
me llegaban por la sangre materna.
Nueve meses después, nací yo, en un triste día, triste para los demás no para mí, el día 5 de Febrero de 1956. Un día frío y lluvioso de invierno y lo primero que ví al asomar mi cabeza fué el mar, pues lo tenía de frente. Más que verlo lo intuí, pues sobre el mar de la ría, la niebla extendía su guante blanco. De nueva la niebla, mi compañera y amiga. Mi infancia fué una lucha titánica entre los claroscuros: hubo días de luz brillante, así como hubo otros días oscuros y negros. A veces recuerdo éstas épocas, como cuando en verano uno estaba a la sombra de una parra de un viñedo y las hojas de la vid las movía el viento, eso creaba una lucha de claroscuros, el sol y la sombra, la sombra y el sol, haciendo un juego de luces alucinante. Mi infancia transcurrió entre los dos polos y en su conjunto, recuerdo mi infancia con niebla o sea no salía el sol pero tampoco era la oscuridad absoluta. Las sombras, las sombras vivían en la niebla y de vez en cuando me daban miedo, pues se transformaban en monstruos oscuros, como negras sombras cambiantes y amenazantes.
En mi pubertad y hasta los 25 años me sacudí la niebla, me la quité de encima y no por un proceso de un profundo pensamiento, que va, era sólo que fuera y a mi alrededor, había demasiados estímulos para ser vividos, por lo que me dediqué a revolucionarlo todo y a vivir a tope. Después de los 25 años y hasta hace un año, quitando algún año que otro en que disfruté como un loco, la niebla volvió conmigo. Fueron años de duras luchas internas, de agobios de trabajo, de oposiciones, de más trabajo y de engaños y desengaños. Ya digo que por el medio quedaron pequeños claros, que me sirvieron para cargarme las pilas, pero fuera de ésos períodos volvía la niebla, de nuevo la niebla y las sombras, las sombras que siempre me acompañaron, las que me mecieron dentro del seno materno, las que me amamantaron, las que me dieron la mano cuando fuí niño, las sombras de la dudas de mi pubertad, las sombras después de la Universidad, las sombras de los pacientes, las sombras que dejan los muertos, las sombras de rastros perdidos,las sombras de amores rotos, la sombra que dá un parto, la sombra del olor a sangre, de un hueso aplastado y roto y su dolor, la sombra de los espíritus, la sombra del viento.
Mis fantasmas a veces acuden de nuevo a mi y entonces me cuentan y me dicen los secretos olvidados. Ellos son los que me contaron mis vivencias en el útero materno, en mi infancia, y en el resto de mi recorrido y ahora a los fantasmas los veo en los cruces de las calles, en los semáforos, y hasta en los ojos de un niño y gritan y gritan como una sirena de Ambulancia y allí vamos hacia otra posble muerte y a resucitar a un Fantasma y masaje y reanimación, todo es pura adrenalina, la que se le pone al fantasma y la que nosotros segregamos y sangre y ojos abiertos y aspirar y hacerle respirar y cuidado no tires ese frasco y sigue dando el masaje y sudor y sudor hasta que el sudor te niebla la vista y de nuevo la niebla, la niebla de la adrenalina. Y el tío sale o no sale, pero tú ya te llevas a otro fantasma a casa y dias y noches en que se aparece en cada esquina, fantasmas en procesiones, fantasmas en manifestaciones, fantasmas en la cama y fantasmas que no te dejan dormir, insomnio, angustia, y pesadillas.La trilogía que no te deja dormir, la trilogía maldita.
Nueve meses después, nací yo, en un triste día, triste para los demás no para mí, el día 5 de Febrero de 1956. Un día frío y lluvioso de invierno y lo primero que ví al asomar mi cabeza fué el mar, pues lo tenía de frente. Más que verlo lo intuí, pues sobre el mar de la ría, la niebla extendía su guante blanco. De nueva la niebla, mi compañera y amiga. Mi infancia fué una lucha titánica entre los claroscuros: hubo días de luz brillante, así como hubo otros días oscuros y negros. A veces recuerdo éstas épocas, como cuando en verano uno estaba a la sombra de una parra de un viñedo y las hojas de la vid las movía el viento, eso creaba una lucha de claroscuros, el sol y la sombra, la sombra y el sol, haciendo un juego de luces alucinante. Mi infancia transcurrió entre los dos polos y en su conjunto, recuerdo mi infancia con niebla o sea no salía el sol pero tampoco era la oscuridad absoluta. Las sombras, las sombras vivían en la niebla y de vez en cuando me daban miedo, pues se transformaban en monstruos oscuros, como negras sombras cambiantes y amenazantes.
En mi pubertad y hasta los 25 años me sacudí la niebla, me la quité de encima y no por un proceso de un profundo pensamiento, que va, era sólo que fuera y a mi alrededor, había demasiados estímulos para ser vividos, por lo que me dediqué a revolucionarlo todo y a vivir a tope. Después de los 25 años y hasta hace un año, quitando algún año que otro en que disfruté como un loco, la niebla volvió conmigo. Fueron años de duras luchas internas, de agobios de trabajo, de oposiciones, de más trabajo y de engaños y desengaños. Ya digo que por el medio quedaron pequeños claros, que me sirvieron para cargarme las pilas, pero fuera de ésos períodos volvía la niebla, de nuevo la niebla y las sombras, las sombras que siempre me acompañaron, las que me mecieron dentro del seno materno, las que me amamantaron, las que me dieron la mano cuando fuí niño, las sombras de la dudas de mi pubertad, las sombras después de la Universidad, las sombras de los pacientes, las sombras que dejan los muertos, las sombras de rastros perdidos,las sombras de amores rotos, la sombra que dá un parto, la sombra del olor a sangre, de un hueso aplastado y roto y su dolor, la sombra de los espíritus, la sombra del viento.
Mis fantasmas a veces acuden de nuevo a mi y entonces me cuentan y me dicen los secretos olvidados. Ellos son los que me contaron mis vivencias en el útero materno, en mi infancia, y en el resto de mi recorrido y ahora a los fantasmas los veo en los cruces de las calles, en los semáforos, y hasta en los ojos de un niño y gritan y gritan como una sirena de Ambulancia y allí vamos hacia otra posble muerte y a resucitar a un Fantasma y masaje y reanimación, todo es pura adrenalina, la que se le pone al fantasma y la que nosotros segregamos y sangre y ojos abiertos y aspirar y hacerle respirar y cuidado no tires ese frasco y sigue dando el masaje y sudor y sudor hasta que el sudor te niebla la vista y de nuevo la niebla, la niebla de la adrenalina. Y el tío sale o no sale, pero tú ya te llevas a otro fantasma a casa y dias y noches en que se aparece en cada esquina, fantasmas en procesiones, fantasmas en manifestaciones, fantasmas en la cama y fantasmas que no te dejan dormir, insomnio, angustia, y pesadillas.La trilogía que no te deja dormir, la trilogía maldita.
TÚ HUELLA (Poema)

pero es el sabor que tengo,
o es la música o son los recuerdos que me produce,
o todo viene en el mismo kit envuelto,
y se enmarañan música y recuerdos,
haciendo una bola de fuego,
y esa es la culpable de mi piel de erizo.
Mi piel se eriza con tús caricias,
y con el susurro de tús delicadezas,
Mi piel se eriza cuando suena la música,
y cuando me estremezco por dentro.
Mi piel se eriza cuando tús labios me besan,
y cuando juegas a ser Princesa,
y yo soy tú Príncipe o tú Rey,
o el sapo que se convierte en Príncipe,
o la manzana que tentó a Adán,
pues yo soy tú tentación,
soy tú pecado original,
soy tú pasión, tú vida, tú quimera,
y por eso y sólo por eso,
se me eriza la piel,
y mi alma se derrite a tús pies,
y sirve de alfombra roja,
solo para que tús pies no sufran,
ni se ensucien, ni el polvo los contamine,
tús pies, tús pies de terciopelo,
tús benditos pies de mujer bruja,
ellos han dejado su huella,
sobre mi alma esparcida,
y por ello sé, que tú huella,
se ha quedado grabada dentro de mi alma,
y no habrá nada, ni nadie,
ni nunca, ni jamás,
que pueda arrebatarme tú huella. ¡Lo juro !.
DÍMELO (Poema)

adviérteme, que si no me pierdo,
y dímelo con palabras altisonantes,
dímelo sin misericordia, sin piedad, sin pena,
pues es la única forma de intentar entenderte.
Hace tiempo que no escucho el silbido del viento,
y echo tanto de menos las voces del más allá,
esas voces, que resonaban dentro de mi cabeza,
como tambores lejanos o ¿eran martillazos?,
la verdad es que ni me acuerdo,
hace tanto tiempo que me dejaron sólo,
en medio de éste páramo estepario,
acompañado sólo por los aullidos de los lobos,
y por mis propias paranoias y miserias,
que ya ni mi memoria se acuerda de mí.
Dímelo con fuerza, y dímelo sin tapujos,
pero dímelo de una puñetera vez,
yo no merezco tús sonrisas, ni tú voz melosa,
ni tús caricias de mujer pantera,
ni tú cariño, ni tú amor de adolescente,
ni tús sentimientos verdaderos,
yo sólo me merezco ,
que me tires como una colilla,
y que me maltrates, que me chilles,
que me pegues,
que me arranques la piel a tiras,
y que me deposites en el cementerio de la esquina,
ese mismo cementerio, donde enterraron a mi perro.
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