El Ébola. El Ébola al parecer es un virus que se contagia por contacto y no por vía aérea, pero como no se sabe muy bien su poder infectivo, se actúa igual que si fuera de transmisión aérea. Por tanto y dado el caso del cura infectado en África se procede a su traslado desde África a España y al infectado se le mete dentro de una cápsula de aislamiento. Hasta aquí todo claro, todo más o menos bien hecho.
Pero ahora hay que preparar la infraestructura sanitaria por si viene algún caso. Y claro a partir de aquí empiezan las improvisaciones y las chapuzas. Resulta que si hay un caso o un posible caso, se tiene que trasladar al paciente al Hospital de referencia. ¿Y como se le traslada?, pues en Ambulancia o en una UVI móvil y ahí si que entro yo, pues yo como médico de la UVI y dadas las condiciones que nos ponen para el aislamiento del enfermo, pues me queda claro que yo no realizaré ese traslado.
Aquí se ha llegado a plastificar la ambulancia por dentro, pero plastificado con rollos de film de plástico transparente y menuda chapuza y menuda vergüenza. Ni cápsula ni hostias benditas, un plástico fino y delicado para realizar un traslado de un tío que en principio es sumamente contagioso y con una batita de papel, que no aísla un huevo y una mascarilla medio patatera. Lo dicho, somos un país de pandereta y queremos vendernos como un país serio y responsable. Se juega siempre con lo mismo, con que no pase nada y que no haya un solo caso de Ébola, pero se intenta quedar bien haciendo protocolos que en la práctica son papel mojado.
Y lo mismo pasa en el Hospital de referencia. Se aísla una habitación y se reparten mascarillas y ahora ya empiezan a llegar trajes, pero ¿quién se los pone?. El médico que está de guardia y después de meterse en la habitación del susodicho infectado seguirá viendo al resto de los pacientes no contagiados y con el riesgo que supone de extender el Virus. Todo por no poner un equipo específico para estos casos, pues esto supone pasta y la pasta ya se sabe que en tiempos de recortes se la quedan los de siempre y como dice el otro, ya sabemos que en épocas de crisis los ricos se hacen más ricos y en cambio, los pobres ya pueden ir picando billete para irse de viaje al otro lado.

Aquí se ha llegado a plastificar la ambulancia por dentro, pero plastificado con rollos de film de plástico transparente y menuda chapuza y menuda vergüenza. Ni cápsula ni hostias benditas, un plástico fino y delicado para realizar un traslado de un tío que en principio es sumamente contagioso y con una batita de papel, que no aísla un huevo y una mascarilla medio patatera. Lo dicho, somos un país de pandereta y queremos vendernos como un país serio y responsable. Se juega siempre con lo mismo, con que no pase nada y que no haya un solo caso de Ébola, pero se intenta quedar bien haciendo protocolos que en la práctica son papel mojado.
Y lo mismo pasa en el Hospital de referencia. Se aísla una habitación y se reparten mascarillas y ahora ya empiezan a llegar trajes, pero ¿quién se los pone?. El médico que está de guardia y después de meterse en la habitación del susodicho infectado seguirá viendo al resto de los pacientes no contagiados y con el riesgo que supone de extender el Virus. Todo por no poner un equipo específico para estos casos, pues esto supone pasta y la pasta ya se sabe que en tiempos de recortes se la quedan los de siempre y como dice el otro, ya sabemos que en épocas de crisis los ricos se hacen más ricos y en cambio, los pobres ya pueden ir picando billete para irse de viaje al otro lado.