Hoy es miércoles por la tarde, un miércoles de principios del mes de Abril y son las 16,30. El día está tan nublado como lo está mi mente. O sea que estoy a juego con el día. Dentro de 1 hora tengo un partido de pádel y espero que el ejercicio espabile un poco mi cerebro. Y mientras no llueva todo irá muy bien. Jugando al pádel y como si yo fuera un puto jovencito, aunque hay que decirlo todo, me encuentro mucho mejor que hace 10 u 8 años cuando me puse obeso como un cerdo. Por el camino han caído 18 kilos y aunque mi dolor de huesos y músculos ha aumentado por el proceso de la vejez, al perder esa cantidad de peso parece que a veces puedo hasta volar. Volar, volar claro está, dentro de mis restriciones producto de mi edad añosa. Pero ligar no ligo un carajo y eso que hay algunos que dicen que con el paso de los años se puede ligar igual que antes. Pues os prometo y hasta os juro, que eso no es así y lo que realmente pasa es que nadie se fija en tí y por ser un viejo pellejo que no sirve ni para adornar la puerta de tu casa. Dicen tantas cosas de los viejos los que de momento aún no lo son, que yo desde aquí los reto a que cuando sean viejos de verdad, vuelvan a escribir sobre los viejos y entonces ya veremos como asumirán la vieja decadencia del imperio. Es duro asumir que en lo físico no das para más y si no te cuidas físicamente y no comes como se debe a éstas alturas de la película, la caída física será brutalmente trágica. Yo ahora, me cuido y me quiero y hasta a veces me admiro de mi mismo y por la fortaleza mental que poseo, pero vayamos a lo íbamos antes, ligar no ligo, ni vestido y menos ligo si voy desnudo.
Que tiempos aquellos donde practicaba nudismo en maravillosas playas de mi Galicia natal y uno se sentía como una avestruz enseñando su precioso plumaje. Ahora me consuelo diciéndome a mi mismo, la arruga es bella y la vejez no es para tanto y el alma se me ha enriquecido y demás pamplinas que se pueden decir para que te sirvan de puto consuelo. El único consuelo que se tiene de viejo es que te quedan los mejores recuerdos que has tenido y porque los malos los he olvidado (ojalá que esto fuera del todo cierto). Y bueno y también que cuando te levantas cada mañana te das cuenta que sigues otro día vivo. Pero a pesar de todo esto, yo no decaigo, ni me deprimo y entre otras muchas cosas, por eso sigo escribiendo. Me siento vivo escribiendo y además así me obligo a rebuscar en los viejos recuerdos y a pensar en todas las posibles alternativas que tiene tu plan de vida y eso me fortalece como persona humana.
La vejez es una putada, pero ante las putadas también es necesario saber reaccionar y no dejarse vencer por el decaimiento general que está sufriendo tu cuerpo. Los viejos exigimos respeto y que se nos escuche aunque sea un poquito. Los viejos no somos bultos de carne vieja con ojos, ni somos estorbos que solo molestan. Bueno, como diría el otro, depende de que viejos estoy hablando y porque los hay que es mejor darles de comer aparte y por egocéntricos y por estar todo el día encabronados. Pero yo os aseguro, que hacemos estadística comparativa entre viejos y jóvenes, la proporción de hijos de puta es más o menos la misma y el viejo es hijo de puta porque ya lo era de antes.