A mi me engañaron,
me habían contado que las ansiedades pasan,
que se quedan durante un tiempo
y que después, se van por donde han venido,
claro que el que se inventó la Ansiedad como denominación de origen
le dieron el Premio Pulitzer
el tío un día le puso ese nombre
o sea, diagnosticó a un ansioso en estado agudo:
sudaba fríamente,
tenía fuertes dolores de Cabeza
y temblores en el resto del Cuerpo,
respiraba con prisa, con ansia y con hambre de aire
y nunca se quedaba satisfecho,
los dolores nunca le pasaban del todo,
las respiraciones eran leves y superfluas,
la sudoración seguía siendo profusa, fría y grimosa
y el pulso iba a otro ritmo,
se aceleraba tanto y tanto,
que aquello eran como tambores tocados con todo el entusiasmo y con todas las ganas,
y a todo éste cuadro el tío lo bautizó como Ansiedad
y pasaron los años y los siglos
y se sigue llamando igual, Ansiedad
y es que el inventor de esa palabra no sabía hasta donde podía llegar el asunto
y porque la ansiedad se extendió como una mancha de aceite,
todo el mundo era ansioso o casi,
todo el mundo debía tomar tranquilizantes en pastillas o comprimidos,
y así empezó el declive del Imperio Romano
y cuando se quisieron dar cuenta todo el mundo estaba colgado de las pastillas
y empezaron los monos ansiosos,
que eran más radicales que los del simple ansioso problema,
más sudores, más dolores, más palpitaciones y más insomnios,
sobre todo más insomnios con caída de mocos incorporada,
le llamaron, moquillo del mono
y bueno, hubo que sacar al mercado otras nuevas pastillas,
que dicen o eso nos dicen, que son menos adictivas
pero bueno, en cuanto te enchufas la primera
después, nadie te puede parar....
pero dicen o nos dicen que los monos están superados
y que la adicción no es que no pares de tomar pastillas dormideras,
según ellos, lo preocupante es la Ansiedad es que dejes de respirar y te quedes catatónico
mientra tanto
hay que seguir tomando pastillas adormideras que te enlentezcan los sentidos
y como decirlo, que te hacen un poco más hombre de corcho,
que si te pellizcan que no llores como un niño,
que si te acarician que no te enteras de que va la misa,
que si te dicen que te quieren lo que oirás son voces apagadas y huecas,
como voces de ultratumba que se buscan la vida,
cuando en realidad están más que muertas
y podíamos decir: ¡lo hemos conseguido!
hemos conseguido ser dependientes de un nuevo arsenal de pastillas,
y cada noche y llegada la misma hora,
yo y vosotros os tendréis que tomar la pastilla,
como si todos comulgáramos al mismo tiempo
a éste asunto le llaman "borrachera seca"
y porque en esa borrachera no hay alcohol por el medio,
pero hay tal cantidad de pastillas en sangre
que se obstruirán nuestras Venas y Arterias
y al final, nuestro Corazón se encogerá como un Higo afligido...
pero bueno, lo que hay que pensar
es que has dejado de ser ansioso
y eso merece un Premio igual o mayor que el que inventó la Ansiedad de marras.
me habían contado que las ansiedades pasan,
que se quedan durante un tiempo
y que después, se van por donde han venido,
claro que el que se inventó la Ansiedad como denominación de origen
le dieron el Premio Pulitzer
el tío un día le puso ese nombre
o sea, diagnosticó a un ansioso en estado agudo:
sudaba fríamente,
tenía fuertes dolores de Cabeza
y temblores en el resto del Cuerpo,
respiraba con prisa, con ansia y con hambre de aire
y nunca se quedaba satisfecho,
los dolores nunca le pasaban del todo,
las respiraciones eran leves y superfluas,
la sudoración seguía siendo profusa, fría y grimosa
y el pulso iba a otro ritmo,
se aceleraba tanto y tanto,
que aquello eran como tambores tocados con todo el entusiasmo y con todas las ganas,
y a todo éste cuadro el tío lo bautizó como Ansiedad
y pasaron los años y los siglos
y se sigue llamando igual, Ansiedad
y es que el inventor de esa palabra no sabía hasta donde podía llegar el asunto
y porque la ansiedad se extendió como una mancha de aceite,
todo el mundo era ansioso o casi,
todo el mundo debía tomar tranquilizantes en pastillas o comprimidos,
y así empezó el declive del Imperio Romano
y cuando se quisieron dar cuenta todo el mundo estaba colgado de las pastillas
y empezaron los monos ansiosos,
que eran más radicales que los del simple ansioso problema,
más sudores, más dolores, más palpitaciones y más insomnios,
sobre todo más insomnios con caída de mocos incorporada,
le llamaron, moquillo del mono
y bueno, hubo que sacar al mercado otras nuevas pastillas,
que dicen o eso nos dicen, que son menos adictivas
pero bueno, en cuanto te enchufas la primera
después, nadie te puede parar....
pero dicen o nos dicen que los monos están superados
y que la adicción no es que no pares de tomar pastillas dormideras,
según ellos, lo preocupante es la Ansiedad es que dejes de respirar y te quedes catatónico
mientra tanto
hay que seguir tomando pastillas adormideras que te enlentezcan los sentidos
y como decirlo, que te hacen un poco más hombre de corcho,
que si te pellizcan que no llores como un niño,
que si te acarician que no te enteras de que va la misa,
que si te dicen que te quieren lo que oirás son voces apagadas y huecas,
como voces de ultratumba que se buscan la vida,
cuando en realidad están más que muertas
y podíamos decir: ¡lo hemos conseguido!
hemos conseguido ser dependientes de un nuevo arsenal de pastillas,
y cada noche y llegada la misma hora,
yo y vosotros os tendréis que tomar la pastilla,
como si todos comulgáramos al mismo tiempo
a éste asunto le llaman "borrachera seca"
y porque en esa borrachera no hay alcohol por el medio,
pero hay tal cantidad de pastillas en sangre
que se obstruirán nuestras Venas y Arterias
y al final, nuestro Corazón se encogerá como un Higo afligido...
pero bueno, lo que hay que pensar
es que has dejado de ser ansioso
y eso merece un Premio igual o mayor que el que inventó la Ansiedad de marras.