Si llama la muerte,
díle que se vaya,
díle que quizás mañana o pasado o dentro de un año,
díle que tengo deudas de juego por pagar,
que no acabé éste poema que ahora, escribo,
que tengo mucho más de que hablar,
que tengo hijos que mantener y sobre todo, por querer,
que aún me quedan resuellos por donde respirar,
díle que hoy estoy aquí
y puede que mañana esté en el fin del mundo,
que me quedan pasos por dar,
que mis lágrimas están secas de ansiedad,
pero están húmedas de soledad,
que si, que no,
y muerte por favor, espera,
que la vida no es eterna
y que todo tarde o temprano, llegará.