Mi peligro es inmenso, mi peligro es que tengo tanto que contar, que decir, que hablar, que soñar, que sentir, que tocar, que puedo aburrir a cualquiera. Y ese es mi gran problema, que soy un puto volcán en erupción constante y eso, puede llegar a saturar a cualquiera y además, ¡yo lo sé!. Y en pleno uso de mis facultades mentales yo declaro que: que no estoy loco pero que estoy en camino de serlo. Que veo los primeros síntomas y signos, que los noto, que los siento y que por tanto, debo aumentar las dosis farmacológicas de mis medicamentos. La verdad, lo que realmente me da pena es de las personas que caigan en mis garras y que se dejen envolver por mi verborrea diarreica.
Yo envuelvo a las personas en palabras, en dobles sentidos, en historias, en poemas, en giros prohibidos y al final, el que sale indemne soy yo o eso quisiera yo, salir indenme. Y salgo gracias a mi instinto de supervivencia y porque pase lo que pase, mis ganas de vivir son inmensas. Y una cosa previa: yo no hablo de engañar a nadie, sino de engatusar, de envolver, de dejarse querer y también, de querer e inmensamente y todo forma un embalaje demasiado atractivo y sugestivo. Parezco un tío fatal y malo y en realidad un poco lo soy, pero también aseguro una cosa: que a quién quiero, lo quiero ciegamente.
Querer es precioso y es lindo, querer, es un sentimiento que nos desborda y querer libremente está muy bien en teoría y porque muy pocas veces se quiere libremente. Y mi medida del querer es distinta, yo quiero y no lo quiero todo, pero sí quiero intensamente. Digamos, que soy de gran intensidad y de períodos cortos, aunque con el paso de los años, ya no sé muy bien lo que soy. Ahora, quiero intensamente y lo que no sé, es el tiempo que durará esa intensidad tan alucinante.
Yo envuelvo a las personas en palabras, en dobles sentidos, en historias, en poemas, en giros prohibidos y al final, el que sale indemne soy yo o eso quisiera yo, salir indenme. Y salgo gracias a mi instinto de supervivencia y porque pase lo que pase, mis ganas de vivir son inmensas. Y una cosa previa: yo no hablo de engañar a nadie, sino de engatusar, de envolver, de dejarse querer y también, de querer e inmensamente y todo forma un embalaje demasiado atractivo y sugestivo. Parezco un tío fatal y malo y en realidad un poco lo soy, pero también aseguro una cosa: que a quién quiero, lo quiero ciegamente.
Querer es precioso y es lindo, querer, es un sentimiento que nos desborda y querer libremente está muy bien en teoría y porque muy pocas veces se quiere libremente. Y mi medida del querer es distinta, yo quiero y no lo quiero todo, pero sí quiero intensamente. Digamos, que soy de gran intensidad y de períodos cortos, aunque con el paso de los años, ya no sé muy bien lo que soy. Ahora, quiero intensamente y lo que no sé, es el tiempo que durará esa intensidad tan alucinante.