MORIR DIGNAMENTE

Realmente lo pienso y me digo: tío sería la hora de la retirada, sería la hora de jubilarse. Y cada vez que hablo de esto, siempre me viene a la cabeza mi Padre y porque llevaba años soñando con la jubilación y consiguió adelantarse dos años a costa de una rebaja de pensión, pero ese no fue el problema, el problema fue que desde que se jubiló empezó su decadencia. No sé, querría simplemente dejarse llevar por la vida, lo que pasa que a determinadas edades el dejarse llevar te pasa la factura y el pobre murió a los 5 años de jubilarse y después de pasarlas canutas.

Y no sé porqué, pero inconscientemente siempre me comparo con mi Padre. Por ello me siento obligado a conocer mi estado, es decir, si tengo motivos para jubilarme y porque causa, si estando jubilado tendría cosas y proyectos, no sé si en definitiva, tengo trazado un plan. Porque sin plan uno se va dejando, sin plan uno entra en el ostracismo, sin plan te acomodas a ésta mierda de vida y a estas alturas, eso supone tu condena. Yo no quiero morir arrastrado por el miedo y por la angustia de que no voy a vivir más, yo quiero espicharla sereno y tranquilo y con la cabeza bien alta o sea, orgulloso de mi existencia.

En definitiva, yo quiero morir dignamente. Quiero espetar al resto de la humanidad, que aquí yace un tío que amó la vida y tanto la amó, que ahora no tuvo miedo. No dejo grandes cosas en ésta vida, dejó pequeños detalles sueltos: dejo escritos, palabras sueltas, pensamientos confusos y algún poema que otro y teniendo en cuenta que hasta hace tres años no tenía nada, pues hay que reconocer que la cosa tiene su mérito. Claro que el futuro de mis tres hijos me preocupa y me preocupa un huevo y sobre todo me preocupa el futuro de mi hijo pequeño, el que es Síndrome de Down. Yo creo que una vez que los viera encauzados y listos para el combate, ya daría un paso de tres cojones y por eso y entre otras múltiples cosas, hay que seguir en la pomada, pero siempre con el objetivo de cuando llegue el día, MORIR DIGNAMENTE.

HACIA ATRÁS Y SIN FRENOS

Pues de nuevo me estrené currando y bueno fue el primer día después de 3 semanas y eso indica y además es infalible, que estuve como un pez fuera del agua. Primer día de adaptación y donde uno ruega que no le toque un marrón. O sea y para decirlo sin tapujos, primer día de curre acojonado y que por mucho que se diga, eso de que con los años vas haciendo callo, no se lo cree ni el que desarrolló o hizo esa teoría tan peregrina. Yo creo que es más bien al revés, pues cuando no tienes puta idea te adaptas a lo que hay y piensas: estoy haciendo lo que puedo. Pero a éstas alturas, ya no te engañas y porque simplemente sabes, que siempre puedes hacer más y más.

Es decir hoy en día tienes más claras tus limitaciones y por tanto, tienes más claro el como enfrentarte a ellas. Ahora ya no te vale el dulce sueño del conformismo, ahora los problemas o tus deficiencias te caen de punta y te hacen mucho daño. Ahora sabes que tienes que saber, que tienes la obligación de conocer tus puntos más flojos. Por suerte o por desgracia, ahora tienes que ser más fuerte que nunca. Ahora no valen las disculpas displicentes, el perdonarse la vida, el hoy tuve un mal día. Ahora, o eres fuerte o te hundes.

Ya véis lo que es la vida, cuando tu cuerpo ya entra en decadencia (por lo menos, el mío), es cuando estás más obligado a responder. Sí, porque yo estoy en esa fase de ir asumiendo un nuevo paso en mi decadencia física, claro que me refiero a un paso hacia atrás. Si hace un año tenía el renglón a tal altura, ahora tengo que bajar el listón y simplemente adaptarme a lo que hay. Todo parece muy sencillo, pero cuando toca asumir tus propias limitaciones, es doloroso. Es como un parto en la vejez, pero sin criatura. Y por otro lado, no te puedes abandonar o sea tienes que seguir haciendo actividad física pero adaptada a tu nuevo cuerpo. Luchar contra la vejez tiene su aquél, pues es tener que reconocer que ya no eres el de antes, el de hace dos o tres años o mismo, el de hace un año, es como dicen algunos, aceptar que evolucionas como las cangrejos, hacia atrás y sin frenos.

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...