"Yo no quiero domingos por la tarde,
yo no quiero columpio en el jardín,
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí."
- Joaquín Sabina -
Abrir la puerta me pregunto y es una pregunta inmoral si servirá de algo abrir esa puerta que da al patio a la tierra al viento del mundo a los pasos de la gente me pregunto si servirá de algo escribir a estas horas de la noche en el silencio de mi habitación con la puerta cerrada sería tan sencillo me digo abrir por fin la puerta y asomarme y mirar dejando que me lleven los pasos y las sombras del camino me pregunto si servirá de algo explicar por qué no explico cuando tanta palabra y confidencia intentaron traducirme y ponerme al descubierto si servirá de algo abrir la puerta me pregunto y andar por el patio por el mundo entre la gente abrir de par en par la puerta para que todo pueda cumplirse como la hoja de un cuchillo al extremo de un puente como la red y el roble que salvan la alegría al final del espectáculo como el canto de las aguas y el susurro de la siesta como la playa en sombras y el lecho infinito de los amantes reencontrados para que todo pueda cumplirse la luz la noche la inocencia el nombre que pasa entre las ramas la puerta se abrirá enteramente se abrirá por fin la puerta por si alguno quiere volver a entrar o salir o curiosear entre mis cosas o esperarme mientras vuelvo y si tardo y no regreso salir al viento y olvidarme |
"A veces la felicidad
se da en un simple y corto momento
consiste por ejemplo,
mojarse los pies en el mar,
mientras el viento te acaricia suavemente
y el sonido del mar te envuelve en un abrazo perfecto".
Los hay que mueren de silencio
de tragarse demasiadas palabras y del cólico fenomenal que sigue
y los hay que mueren por hablar demasiado
pues las paredes —al contrario que las tapias, que están sordas— oyen.
Los hay que mueren de cansancio
de todo lo que hay que cambiar para que nada cambie
y hay quien muere de aburrimiento
en esta feria universal donde continuamente ocurren cosas
y nunca pasa nada.
Hay quienes mueren de miedo
ante la mera sospecha de que podrían darse de bruces
con la verdad de sus actos
y hay a quienes les da tanto coraje
que alguien pudiera sospechar que hay una verdad tras sus actos
que sencillamente se mueren.
Los hay que no mueren nunca
porque ya están muertos.
Jorge Riechmann
Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...