Del libro LA VIDA CONTADA POR UN SAPIENS A UN NEANDERTAL (J.J.Millás/J.L.Arsuaga)
Capítulo siete: Refundando Bettonia
(..... )
- ¿Tú sabes de dónde viene el granito? - me pregunta.
- Ahora mismo no caigo - digo
- Es una roca ígnea, piensa en eso. Roca ígnea. Procede del enfriamiento del magma.
La verdad es que, si lo piensas, te estremeces. Todas estas formas escultóricas que al oscurecer deben parecer gigantes fueron en otro tiempo materia líquida y ardiente.
- ¿Te has fijado - continúa Arsuaga - en que, con mucha frecuencia, sobre la cima de una roca vertical aparece una horizontal?
- Es cierto - digo.
- Se las llama rocas caballeras; no necesito, creo, explicarte por qué.
Seguimos ascendiendo en medio del paisaje de granito solidificado sin perder de vista el castro, aunque cada vez cuesta distinguirlo un poco más. La sensación de soledad es tal, que si me dijeran que hemos ido a caer en un planeta extraño me lo creería. De súbito, al girar en un recodo del camino, la muralla desaparece.
- Ya no se ve el castro - digo como advirtiendo de un peligro.
El paleontólogo se detiene con la respiración entrecortada y me invita a caminar unos metros más, hasta el siguiente recodo, donde vuelve a detenerse. Dice:
- Nos hemos internado en el territorio por una vía ganadera que tiene siglos de existencia. Hemos dejado atrás el castro, el poblado, la seguridad. Si atravesáramos la sierra que tenemos delante, llegaríamos a Talavera de la Reina.
Se queda observándome, como a la espera de que diga algo, pero no tengo ningún interés en llegar a Talavera de la Reina, si es eso de lo que habla, de modo que alzo las cejas interrogativamente.
- ¿No ves nada que te llame la atención? - pregunta.
Miro en derredor mientras él continúa hablando:
- Ten en cuenta que los fenómenos más portentosos suelen ser de apariencia muy humilde.
En esto descubro a un lado de la vía, justo en la curva que acabamos de dar, una roca vertical, de unos dos metros y medio de altura, terminada en forma de meseta. Sobre la meseta hay depositadas multitud de piedras pequeñas.
- ¿Eso? - digo.
- Eso - dice él -. Eso es celta. Se llama el Canto de los Responsos porque cada vez que alguien echa una piedra ahí arriba, sale un alma del purgatorio.
- Pero la idea del purgatorio es posterior a la Prehistoria.
- Claro, porque más tarde se cristianizó. Pero en sus orígenes célticos era una roca protectora. (.......)