Y DE FONDO NO SUENA NADA


Y de fondo no suena nada,

ella se llevó la música y la orquesta.

Ni siquiera con el recuerdo de su rostro

escucho canciones...

veo su rostro

y después aparece el sonido del silencio.

Y no llueve

y no hace viento

y como si estuviera metido dentro de una burbuja dorada

camino y no siento el sonido de mis pasos

y no sé si estoy dando vueltas sobre mi propio eje,

porque pierdo la orientación y la vergüenza de mi existencia

pero sé que al final de mi puto sueño,

siempre aparezco como estaba al principio

desnudo, desorientado y sin oír ningún sonido.

EL INFINITO NO ES MÁS QUE UN OCHO TUMBADO (Ernesto Pérez Vallejo)

                Los lunes que te debo



Verano del noventa y ocho.
El sol golpeaba como un boxeador borracho,
tenía dieciocho años y un porro en la mano.
La amistad era eterna y el amor
un libro de crucigramas
sin las soluciones al dorso.


Recuerdo a Daniela sin forzar la memoria,
con su vestido blanco agitado por el viento
como una bandera en territorio enemigo.
Sus piernas blancas como un alijo de coca
y sus bragas (casi siempre rosas)
jugando al no me pillas con el morbo.


Al otro lado del mirador la arena,
quemaba como mil infiernos.
El mar agitado como un niño
al que han castigado sin consola.
Dos extranjeras (presumiblemente alemanas)
jugaban a las paletas en la orilla
y cada vez que la pelota coqueteaba con el vértigo,
los mirones almacenaban un recuerdo
para su siguiente paja.


Daniela venía para irse,
con la excusa insalvable de un padre
y su nuevo trabajo en Irlanda.
Allí donde la cerveza es negra
y el sol una puta leyenda.
Diciendo -Volveré-  con una mueca insípida,
cómo quién firma un papel
sin leer la letra pequeña.


Más allá del muelle,
Valeria lucía su nuevo bikini
con ese orgullo desmedido,
que da la talla cien cuando crece de repente.
Los chicos de gimnasio andaban
de una punta a la otra de la playa,
buscando en el halago de una mirada
el esfuerzo de un invierno de gimnasio.
Señoras maduras con el agua por los muslos,
calentaban a los peces con una lluvia dorada
que disimulaban torpemente con alguna charla
sobre la nostalgia de un pasado que a menudo
se les incrustaba en los ojos.


Y frente a mí Daniela,
con el pelo rubio recogido en una trenza,
con ese rostro inocente de haber roto
más corazones que platos.
Con esos pechos que abrían mas caminos que el alba.
Con ese culo respondiendo preguntas
que ni siquiera habías tenido los huevos de hacerte.


Con su - Te quiero infinito.
Con su - Lo nuestro durará infinito.
Con su  - Te echaré de menos infinito.
Crujiéndome cada palabra en el pecho
como si alguien estuviera pisando hojas secas
por dentro de mi piel.


De fondo el camión de los helados
y aquella maldita melodía
que convertía a los niños en una fila de zombis.
Con los ojos repletos de sabores inventados
para acabar conformándose
con el mismo cucurucho de vainilla de siempre.


Agosto tenía la caricia
de un erizo boca abajo.
Cabrón como la infancia de un psicópata
y triste como la nostalgia de una viuda.


Fue en su abrazo cuando una nube interrumpió el verano.
Un beso en la mejilla y un hasta pronto,
que se balanceo torpemente como un columpio movido por el aire.
Desde su boca a mi oído.
Desde su amor a mi odio.


Una última calada mientras Daniela se perdía
engullida por un paisaje de casas,
que se lamían unas otras,
como si se echarán de menos constantemente.


El verano siguió su curso,
los hombres optimistas metiendo barriga,
Valeria pidiendo crema protectora,
la lucha de sombrillas en primera línea de playa,
la risa dulce de los niños antes de que una ola
devorara los castillos presagiando un futuro
que les esperaba con las manos abiertas.

También la vida continuó sin Daniela,
sin su lengua de lamedora profesional de atardeceres,
sin su mirada confusa como la letra de un médico,
sin aquellas pecas de sus hombros apiladas como estrellas
en una noche cualquiera
de una habitación a mi nombre.
Sin su trenza y sin sus pechos y sin su culo,
sin aquel precioso vestido blanco agitado por el viento
como una bandera en territorio enemigo.


No diría que después de casi veinte años aún la espero.
Pero te juro que cada vez que la pienso,
una nube del tamaño de mi fracaso tapa el sol
como si pudiera abrigar los recuerdos
y de fondo,
suena la canción del camión de los helados
en el último rincón de mi esperanza.

¡ALTO!


¡Alto!

me digo a veces,

me lo digo cuando voy de sobrado

o de cid campeador,

o cuando me da por pensar

que bueno soy en todo...

y claro y de repente me acuerdo 

de que soy animal perecedero con vértebras y miedo

y un poco de modestia es un traje que sienta muy bien,

salir a la calle desnudo integral

y despertarte en medio de un bosque mágico,

andar para atrás como los cangrejos cuando huyen de alguien,

y de lado como hacen los que están atrapados entre dos sitios,

y elevarte sobre nubes negras y borracosas

y desde allí arriba

dibujar luces color miel o crema o cereza.


LA MÚSICA...

La música puede con todo...

J.J.Millás/J.L. Arsuaga (ROCA CABALLERESCA)


Del libro LA VIDA CONTADA POR UN SAPIENS A UN NEANDERTAL (J.J.Millás/J.L.Arsuaga)
Capítulo siete: Refundando Bettonia
(..... )
- ¿Tú sabes de dónde viene el granito? - me pregunta.
- Ahora mismo no caigo - digo
- Es una roca ígnea, piensa en eso. Roca ígnea. Procede del enfriamiento del magma.
La verdad es que, si lo piensas, te estremeces. Todas estas formas escultóricas que al oscurecer deben parecer gigantes fueron en otro tiempo materia líquida y ardiente.
- ¿Te has fijado - continúa Arsuaga - en que, con mucha frecuencia, sobre la cima de una roca vertical aparece una horizontal?
- Es cierto - digo.
- Se las llama rocas caballeras; no necesito, creo, explicarte por qué.
Seguimos ascendiendo en medio del paisaje de granito solidificado sin perder de vista el castro, aunque cada vez cuesta distinguirlo un poco más. La sensación de soledad es tal, que si me dijeran que hemos ido a caer en un planeta extraño me lo creería. De súbito, al girar en un recodo del camino, la muralla desaparece.
- Ya no se ve el castro - digo como advirtiendo de un peligro.
El paleontólogo se detiene con la respiración entrecortada y me invita a caminar unos metros más, hasta el siguiente recodo, donde vuelve a detenerse. Dice:
- Nos hemos internado en el territorio por una vía ganadera que tiene siglos de existencia. Hemos dejado atrás el castro, el poblado, la seguridad. Si atravesáramos la sierra que tenemos delante, llegaríamos a Talavera de la Reina.
Se queda observándome, como a la espera de que diga algo, pero no tengo ningún interés en llegar a Talavera de la Reina, si es eso de lo que habla, de modo que alzo las cejas interrogativamente.
- ¿No ves nada que te llame la atención? - pregunta.
Miro en derredor mientras él continúa hablando:
- Ten en cuenta que los fenómenos más portentosos suelen ser de apariencia muy humilde.
En esto descubro a un lado de la vía, justo en la curva que acabamos de dar, una roca vertical, de unos dos metros y medio de altura, terminada en forma de meseta. Sobre la meseta hay depositadas multitud de piedras pequeñas.
- ¿Eso? - digo.
- Eso - dice él -. Eso es celta. Se llama el Canto de los Responsos porque cada vez que alguien echa una piedra ahí arriba, sale un alma del purgatorio.
- Pero la idea del purgatorio es posterior a la Prehistoria.
- Claro, porque más tarde se cristianizó. Pero en sus orígenes célticos era una roca protectora. (.......)

EL OTOÑO DEL PATRIARCA (Gabriel García Márquez)


“...que carajo, si al fin y al cabo cuando yo me muera volverán los políticos a repartirse esta vaina como en los tiempos de los godos, ya lo verán, decía, se volverán a repartir todo entre los cura, los gringos y los ricos, y nada para los pobres, por supuesto, porque ésos estarán siempre tan jodidos que el día en que la mierda tenga algún valor los pobres nacerán sin culo...”

NUNCA MÁIS

 



13 de novembro de 2002
Tal día coma hoxe, fai dezaoito anos, escoitamos por primeira vez un nome que NUNCA MÁIS imos olvidar: PRESTIGE.
Un barco que pasearon coma un caldeiro furado, deixando loito por donde pasaba. Un día escachou e soubemos que iso non ía ter fin.
Señores de traxe dicían no "parte" que non era unha marea negra. Ao abrir os ollos e as ventanas o desastre estaba alí, ao lado das nosas casas. Non se podía neghar.
Chegharon voluntarias sen que ninguén chamase por elas. Non había ferramentas porque aquelo non existía.
Aquel inverno non houbo augha que afoghase os nosos berros. Miles de paraguas cubriron o país baixo un lema e unha bandeira común. Puxeron en xogo o noso medio natural e a forma de vida de moitas familias.
Xente de terra adentro estaba defendendo o mar da Costa da Morte como se levasen toda a vida indo mariscar. Nunca volvín ver unha mostra de solidaridade ighual. O mar non era de ninguén porque era de todas.
A nosa responsabilidade é protexer o noso medio natural para que non volva acontecer. Temos que facelo polas voluntarias que coas súas mans axudaron a construír o que temos hoxe.
Xa van dezaoito anos daquel novembro, pero non esquecemos. Dentro de nós permanece unha rabia contida contra as inxustizas. Despois de todo, Prestige deixounos algho positivo, dignidade no corazón. Aquel novembro naceu a nosa conciencia.
NUNCA MÁIS.

VENGANZA


Estuvieron siempre allí,

nunca dejaron de estar allí,

algunos le llamaron decidir con las entrañas

y otros le llamaron...

 venganza y ganas de matar.

¿QUÉ SABEN ELLOS?

Que saben los seres normales de lo irreal,

que saben del cerezo en flor,

del agua de lluvia,

de mis lágrimas negras,

de la espesa densidad de la niebla,

del mar en calma y del mar enloquecido,

y ¿que saben ellos de la noche más oscura?.



TENGO VOCES...


Tengo voces que son ecos que se rebotan,

tengo otras que se originan dentro de mi boca,

nacen de mis cuerdas vocales

recorren mi úvula y mi paladar duro

se cuelan entre dientes y lengua

se mezclan con saliva y restos de comida

y para al fin, 

salir despedidas como ráfagas de balas...

algunas hieren, 

otras matan

y algunas otras ni hieren ni matan,

y sólo quieren y aman.

J.L. BORGES

 "Estoy solo y no hay nadie en el espejo"


Lo que me apasiona.


 Lo que me gusta es una cosa

la otra es... es lo que me apasiona.

Y me apasiona la lluvia

el rocío de la mañana

el viento desatado

el bosque encantado

las setas,

el otoño,

el blanco sedoso de la niebla 

el verde oliva de tus ojos

la marea baja y desnudada

el olor a tierra y a hongo y a helecho,

los domingos de 1 a 2

y la eterna cadencia de algunas tardes.

Me gusta figurarme...


 Me gusta figurarme grande,

desbordante,

pletórico,

lleno de vida y sobrado de entusiasmo

nunca falto

y menos...

ser excesivamente cauto.

Me gusta el riesgo

el andar sobre cristales descalzo

el decidirme en cualquier momento,

el no andarse por las ramas

y el ir directo y al centro

y sin cabida para el arrepentimiento.


Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...